Tres países. Quince días. 9.500 kilómetros. El rally-raid más exigente del mundo. Ese es el desafío que hace dos años se planteó Gerardo Cood, gerente general de Gasco. Copiapino y siempre ligado al mundo tuerca -ha corrido en cuadrimoto, buggie y, últimamente, autos. El paso lógico era participar en una de las principales carreras del circuito off road del mundo.

En 2010 estuvo en el Dakar como uno de los asistentes del equipo AutoGasco. De esa experiencia y de la dinámica que se da entre pilotos, mecánicos y asistentes, conviviendo en condiciones extremas, nació la inquietud. Para ello armó su propio equipo, Arex (Atacama Racing Experience), donde lo acompañarán dos mecánicos y su navegante -también ejecutivo de la firma-, José Miguel Melo, quien participó en una versión anterior del rally.

"La decisión partió hace dos años, cuando hice la ruta en una camioneta de asistencia. Ahí puedes darte cuenta de qué se trata. Después vino el tema de las condiciones en que lo quería hacer. Aquí hay equipos con cantidades de dinero importante, donde no tienes ninguna posibilidad de hacerlo de forma independiente. Yo no estoy haciendo un manejo competitivo, no estoy buscando una posición, sino que pretendo llegar a la meta. Es primera vez que voy a hacer el Dakar y me he preparado mucho para esto", dice.

Explica que la experiencia que ha adquirido como ejecutivo de una empresa es complementaria a la de ser piloto, principalmente respecto de la toma de decisiones. "Tenía la impresión de que lo que estaba haciendo en mi trabajo me servía mucho para el Dakar, pero llegué a la conclusión inversa: lo que estoy haciendo en el Dakar me sirve mucho para el trabajo que hago. Cuando se compite en una prueba como esta, que son 15 días, la preparación tiene que ver -más allá del auto y las habilidades- con que empiezas a competir contra el Dakar, no contra el resto", dice.

Y lo reafirma con estadísticas. El 50% de los pilotos no termina la carrera. Y de los que corren por primera vez, el 90% no llega a la meta.

"Cuando se acumula el  cansancio tienes que tomar decisiones sabiendo que hay un riesgo importante. Lo complemento con mi trabajo, donde estoy tomando todo el tiempo decisiones, pero el ambiente acá (en la oficina) es menos hostil que en la carrera", dice.

Cood también hace una comparación de lo que ha sido preparar el Dakar con su labor diaria en la gerencia de Gasco. "Cuando hay un proyecto importante, se lleva a un directorio, lo evalúa, te dan la luz verde y uno lo ejecuta. Lo que se busca es lograr un manejo del riesgo que haga de ese proyecto un éxito. Para eso hay una buena parte de preparación. Por eso para mí esta preparación del Dakar no ha sido tan emocional, sino que más racional. Esas capacidades permiten tomar un proyecto como este de manera más profesional. He invertido mucho y es como en el trabajo, cuando se tiene un objetivo hay que ser riguroso y perseverante", dice.

Los costos asociados


También está el costo económico. Poner el equipo en competencia le ha costado por lo bajo US$ 200 mil, de los cuales, Cood financió una parte importante. "Tengo dos auspiciadores, First Capital y Transporte T36. El apoyo que tengo ha significado mucho para mí, sin embargo, dista muchísimo de poder ayudar a financiar el Dakar. Hay un alto porcentaje de financiamiento propio. Esto tiene que ver con que es primera vez que lo hago, las probabilidades no están mucho a mi favor", reconoce.

Gerardo Cood explica que si bien Gasco tiene su propio equipo en el Dakar,  no pidió el apoyo de la empresa que gerencia, para evitar conflictos de interés y suspicacias. "Traté de hacer las cosas de manera muy independiente, para que no hubiera malos entendidos. Sería mal visto que Gasco apareciera auspiciándome si soy el gerente general. Además, la gente que compite por Gasco son pilotos profesionales. Esto es algo personal", puntualiza.