La historia del canadiense Peter Polansky da para una película, especialmente ahora que tras su paso por el US Open quedó como el único jugador de la temporada que ha disputado tres Grand Slam viniendo de las clasificaciones.

Sucede que con 18 años, el nacido en Thornhill fue convocado por el equipo de Copa Davis de su país para el duelo ante México, como quinto jugador. Corría abril de 2006 y su juego iba en alza.

El día de su llegada, después de la primera práctica en tierras aztecas, el tenista cenó junto a sus compañeros y luego se fue a su habitación para ver televisión, hasta que se durmió. Minutos más tarde se desató la tragedia.

Fue en ese momento en que comenzó a tener una pesadilla que lo hizo creer que un intruso había entrado a su pieza con cuchillo en mano. Polansky sufre de sonambulismo y, en pleno sueño, se lanzó por una ventana.

Lo primero que recuerda el jugador es que estaba tendido en el suelo tras aterrizar sobre un arbusto que le salvó la vida. No se había roto ni un solo hueso, pero al romper la ventana un vidrio le cortó un músculo de su pantorrilla izquierda.

La historia cuenta que los médicos estuvieron discutiendo durante horas sobre qué hacer, incluso llegaron a plantearse la amputación. Al final, tras tres horas de intervención, salió del quirófano con 400 puntos de sutura.

Pasó dos meses en una silla de ruedas, pero se recuperó mucho más rápido de lo que se esperado. Tres meses después, tras un intenso trabajo de rehabilitación, volvió a la cancha, mientras que después retomó el alto rendimiento.

De eso ya han pasado tres años, y pese a que todavía no suma ningún título en su carrera y que no ha podido sobrepasar el puesto 200 del ranking ATP, Polansky se está dando el gusto de quedar en la historia del circuito aunque sea por esta temporada.

En el US Open se transformó en el único jugador de 2009 que ha jugado tres Grand Slam viniendo de las clasificaciones, aunque en todas se despidió en la primera ronda. En Flushing Meadows su verdugo fue el español Guillermo García López.