Don Francisco no escuchaba con precisión lo que un grupúsculo del Estadio Nacional murmuraba insistente en el tramo final de la Teletón de 1996. Se paseaba por pleno escenario sin entender y preguntaba cuál era ese cántico vociferado por un puñado del respetable. Hasta que Jorge Hevia, apelando a su recorrido en el periodismo deportivo, le comentó que se trataba de Vamos, vamos chilenos, el tema más cantado desde el tablón durante ese mismo año, en apoyo a la ruta de la selección chilena hacia el Mundial de Francia 98.

"Yo ya lo conocía y le dije que era un cántico de hinchada futbolera, por lo que podíamos acomodarlo a lo que estábamos viviendo en la Teletón", rememora Hevia, en la histórica maniobra que convirtió el coro combativo de "Vamos, vamos chilenos, que esta noche tenemos que ganar" por el más hermanable "Que esta noche, lo vamos a lograr". De paso, y casi como un gol fortuito que asesta la inmortalidad, esa jornada articuló una de las melodías más características de la cruzada, convertida en su himno no oficial y cantada durante cada una de sus ediciones, pese a los intentos por imponer nuevos hits despachados desde la galería.

La Teletón la hizo suya, pero su cuna es anterior. Incluso, ni siquiera está en Chile: aunque su origen sigue siendo materia de discusión para futboleros avezados, la convención generalizada es que salió de la barra del equipo peruano Universitario, uno de los más populares de ese país, a principios de los 90. Varias páginas de Facebook del club reafirman la tesis y recuerdan que la proclama era "Ooh Universitario, esta tarde tenemos que ganar".

Pero su mayor golpe de popularidad vino un par de años después. Tras escucharla en su par peruano -y en el clásico ejercicio de copy paste de las barras nacionales con arengas foráneas-, Los de Abajo, el grupo que sigue a Universidad de Chile, la hizo propia, cambiando la primera parte por "Vamos, vamos leones". Luego, los mismos barristas configuraron su versión más transversal y patriótica en el proceso clasificatorio liderado por Iván Zamorano y Marcelo Salas, cuando se usó para alentar al combinado nacional. Fue el himno de los encuentros jugados en el Nacional en 1996 y 1997. Desde ahí, saltó a la campaña televisiva.

"En la 'U' la empezamos a cantar en 1993, nos parecía un muy buen tema. Y gracias a nosotros, no a los peruanos, se popularizó, ya que desde esa época Los de Abajo éramos la barra más grande del Pacífico. Ahora la cantan en todas partes. Hasta en Japón", desmenuza "John Connor" -quien no quiso revelar su nombre real-, uno de los cabecillas de la fanaticada universitaria durante los 90. Rodrigo "El Choclo" La Rivera, uno de los fundadores de Los de Abajo y ex participante del reality 1810, difiere: "Empezamos a ocupar la canción en 1990, y probablemente el primer partido donde se cantó de manera masiva fue en Chile contra Brasil, en las eliminatorias de Italia 90".

Pese a su presencia abrumadora, el desarrollo posterior de la canción ha sido tan intrincado como su origen. Según los registros de la Sociedad Chilena del Derecho de Autor (SCD), recién fue inscrita en 2010 por Rodrigo Medel, líder de Tomo Como Rey y quien realizó una versión del cántico para el álbum Pasión de multitudes, editado ese mismo año y que compila clásicos del tablón. Eso sí, junto al crédito de Medel, la pieza aparece rotulada como "Canto popular", por lo que la agrupación no recibe regalías por su difusión. Medel al habla: "La inscribimos por efectos comerciales, para registrar el disco en la SCD. Es sólo una adaptación. Pero siempre me pareció muy extraño que nadie lo hiciera antes. Hasta una vez me llamaron para pedirme permiso por su uso".

Koko Stambuk no pidió permiso para utilizarla, pero aprovechó su suceso en el inconsciente colectivo para sumarla al actual himno de la cruzada: Con la fuerza del corazón parte con el Vamos, vamos chilenos. "Traté de solidificar un himno emblemático, bajo la idea de que se tratara de algo que pudieras vitorear. No queríamos hacer una cosa tecno o hip hop", comenta.

Más allá de su innegable gancho, algunos históricos de la Teletón mantienen cierta distancia. El trompetista Daniel Lencina es el músico con más presencia en los himnos institucionales del evento -desde la segunda a la sexta edición, ya que en la primera se ocupó El Himno de la Alegría– y lanza: "Lo que hacíamos nosotros era música más emotiva. Ahora es una cosa que no tiene nada que ver con el sentimiento de la Teletón y que se relaciona más con el fútbol. En algunas cosas están muy perdidos".

Pese al reclamo, el ascenso de Vamos… como soundtrack de la cruzada coincide con la escasa relevancia que fueron adquiriendo los himnos oficiales, antes con videos y encabezados por nombres como Luis Jara y Fernando Ubiego, pero hoy con nulo peso promocional. Lo único que se mantiene casi intacto es la melodía que musicaliza la cuenta 24.500-03, idea de Valentín Trujillo y tomada de un clásico de Glenn Miller. Ximena Casarejos, directora ejecutiva de la Fundación Teletón, cierra: "Me gusta lo que hizo Koko, pero me hubiese encantado que tuviera más repercusión".