El 4 de enero de 1964, el entonces Papa Pablo VI realizó un viaje histórico a Medio Oriente. Se trataba del primer Pontífice en visitar Tierra Santa  en varios siglos, el primero que viajaba en avión y que salía de Italia desde 1812 y el primero en reunirse formalmente con un patriarca cristiano ortodoxo desde 1439.

En aquel entonces, la Santa Sede no tenía relaciones diplomáticas con Israel, por lo que en las 11 horas que duró su visita a ese país, Pablo VI nunca llamó a Israel por su nombre y evitó por todos los medios usar la palabra judío. Incluso, provocó que el Presidente Zalman Shazar y el primer ministro Levi Eshkol viajaran hasta el pueblo de Meggido para saludarlo, en una ceremonia  que duró 20 minutos y nunca se dirigió al primero por el título de su investidura, sino como "su excelencia". Además, no visitó el museo en memoria al Holocausto.

Los diarios de la época alabaron la visita del Pontífice y la calificaron de "impresionante" y señalaron que Pablo VI, claramente, "deseaba ir más allá de un precedente histórico".

A su llegada a Jordania, al comienzo de su viaje, el Papa enfatizó que su visita era puramente "pastoral" y la describió como "un humilde peregrinaje hacia los lugares sagrados". Esas fueron sus primeras palabras pronunciadas en inglés en el aeropuerto de Amán, luego de ser recibido por el rey Hussein. Su primera parada la hizo en Jerusalén Oriental, que era controlada por Jordania,   para rememorar el Vía Crucis. Sin embargo, según recuerda el diario Chicago Tribune, unas 100 mil personas rodearon al Pontífice, rompieron sus lentes y pasaron a llevar a otros dignatarios, antes que las fuerzas de seguridad despejaran el lugar.

En conversación con Radio Vaticano, el padre Ignacio Mancini, un ex custodio franciscano de Tierra Santa que ayudó a organizar la visita, relató la importancia de ese momento. "Aún recuerdo ese evento, fue uno muy importante. Todos estaban muy felices y agradecidos de recibir al primer Papa después de San Pedro. Fue el primer Papa en Jerusalén, después de esa visita tuvimos otras, pero esa fue la más memorable", señaló.

La misa dentro de la Iglesia del Santo Sepulcro no estuvo exenta de percances, ya que fue interrumpida debido al incendio en el techo. Un trabajador trató de contener las llamas, pero se produjo un cortocircuito, lo que forzó al Pontífice a terminar la liturgia con velas.

De regreso a Roma, envió un telegrama de agradecimiento, dirigido a Tel Aviv en vez de Jerusalén, lugar de residencia del presidente. La prensa señala que, a pesar de que el Concilio Vaticano II estaba en curso al momento de concretarse esta visita papal, Pablo VI no empleó la ocasión de su presencia en Israel para renovar las relaciones religiosas con los judíos o los lazos políticos con los israelíes.

Sin embargo, su visita sentó precedentes porque en marzo de 2000, el Papa Juan Pablo II visitó la zona. A diferencia de Pablo VI, fue recibido en el aeropuerto Ben Gurion, por el Presidente  Ezer Weizman y el primer ministro Ehud Barak. Además, rindió un tributo en el Museo del Holocausto, participó de un encuentro interreligioso y rezó en el Muro de los Lamentos. Por su parte, Benedicto XVI también realizó una visita.

Así, cuando ya han pasado 50 años de la histórica visita de Pablo VI, en mayo del próximo año será el turno del Papa Francisco, quien estará en el lugar durante dos días.