La tarde del domingo 21 de julio, Jorge Desormeaux bajó de un radiotaxi para entrar a su casa, en Las Condes. El día anterior, justo antes de abordar un avión desde Nueva York rumbo a Santiago, su esposa, Evelyn Matthei, le comentó que la comisión política de la UDI la había proclamado candidata presidencial. "No me gusta. Pero es un desafío muy grande y es importante para ella", comentó al entrar a su residencia. En las siguientes tres semanas, el economista e integrante del consejo del Banco Central entre 1999 y 2009 adquiriría un rol de peso, aunque de bajo perfil, en la carrera electoral de la ex ministra del Trabajo.
Conocido por sus redes transversales, Desormeaux ha estado reclutando a quienes integrarán el equipo económico de Matthei, del que no formará parte. El criterio es incluir profesionales cuya trayectoria dé garantías a su sector -se gestiona la inclusión del ex ministro Juan Andrés Fontaine, quien era el jefe programático de Andrés Allamand-, pero también rostros nuevos, que calcen con el perfil atípico de la ex senadora en la centroderecha. En esta lógica, se incorporó como parte del equipo a Paul Fontaine, que en 2009 apoyó a Marco Enríquez-Ominami y cuyo perfil liberal permitiría, dicen en el comando, evitar una eventual fuga de votos hacia Franco Parisi.
Otros fichajes recientes al equipo de campaña son el de Andrés Hernando, ex jefe de la División de Estudios de Desarrollo Social de Mideplan (quien renunció para asumir en Horizontal, en medio de cuestionamientos a la encuesta Casen de 2011); el de Pablo Matamoros, ex encargado web de La Moneda, y de Roberto Izikson, hasta el miércoles jefe de estudios del gobierno, y quien se hará cargo de las encuestas y focus groups.
Matthei presentará la próxima semana buena parte de su equipo programático. También dará a conocer su eslogan, la gráfica de su campaña, se fijó una serie de fotografías con candidatos a parlamentarios y ya eligió a un equipo publicitario, cuya firma se mantiene en reserva, aunque desde el comando se precisa que no ha trabajado antes en campañas electorales, pero sí tiene experiencia en el extranjero.
El fuerte despliegue político y comunicacional de la campaña está visado hace días por Matthei y su generalísimo, Joaquín Lavín. Toda la puesta en marcha, sin embargo, se detuvo a la espera del desenlace del consejo general de RN de hoy, que decidirá si respalda -y con qué fuerza- su candidatura.
Desde que fue proclamada por la UDI, una de las prioridades de la ex ministra ha sido dar señales de confianza y trato equitativo al partido de Carlos Larraín, además de incluir a algunas de sus principales figuras a su comando. No sólo para allanar su apoyo. Larraín apostó por proclamar a Andrés Allamand cuando Pablo Longueira debió bajarse de la carrera y el ex abanderado de RN intentó bloquear la designación de Matthei, a la espera de que el consejo lo proclamara a él. El cuadro evolucionó luego de la presión de La Moneda, ya que el piñerismo y las divisiones en RN facilitaron que la UDI adelantara la nominación. Pero aún no están del todo despejados los fantasmas en el partido del Presidente: el propio Piñera se reunió este lunes con el timonel, quien al día siguiente llegó hasta la casa de Matthei para desayunar junto a ella y el jefe de la UDI, Patricio Melero.
Larraín dio señales favorables a Matthei, pero esta semana la candidata no estaba del todo convencida de que el apoyo del consejo general de RN fuera unánime, como pidieron el miércoles los ministros que militan en la colectividad, en una reunión de la comisión política. Su mejor escenario apuntaba a una rápida proclamación y a la generación de un "ambiente" que le permita, hacia el fin de la jornada de hoy, asistir al cónclave partidario para ser proclamada. En caso contrario, recibiría mañana a la plana mayor del partido en su casa. La incertidumbre de la candidata también pasaba por la puesta en escena de Allamand, sobre el que se especulan dos escenarios: 1) Que le otorgue un respaldo activo, lo que no es fácil para él, pese a las recomendaciones de algunos cercanos, y quedar como quien "visó" la proclamación en RN, y 2) Que se pliegue más bien por disciplina, sin entregar una señal potente de apoyo, pero evitando quedar como factor de desunión. En este sentido ya dio una señal, luego de que ayer pidiera al consejo metropolitano de RN revertir la decisión de no repostular a la diputada Karla Rubilar, debido a que ésta apoyó a Laurence Golborne como abanderado.
Como sea, tras abrochar a toda la Alianza detrás de su candidatura, Matthei planea darle el impulso definitivo a su campaña a partir del lunes 19, el plazo para inscribir ante el Servicio Electoral las candidaturas presidenciales y parlamentarias. Ese día comenzará la "carrera" por Chile, como se le bautizó en el comando, aludiendo a una frenética gira nacional que desplegará la candidata para recuperar terreno ante el mayor tiempo que Michelle Bachelet lleva trabajando.
En sus primeros actos como candidata, Matthei ya ha dado algunas señales sobre cuál será el rumbo estratégico que tomará su campaña, cuyo comité político seguirá intacto. Una de ellas pasa por anclar su propuesta programática en el concepto de "justicia", en contraposición al de "igualdad" defendido por Bachelet. Se trata de un esquema similar al desplegado por Longueira antes de abandonar la carrera presidencial.
"Ella habla de igualdad, yo hablo de justicia. Son temas bien distintos: cuando se habla, por ejemplo, de igualdad, se habla de darles gratuidad a todos en la educación universitaria. Yo, en cambio, hablo de justicia, hablo de dársela a quienes lo necesitan, pero no de regalarles la universidad a quienes sus padres pueden pagársela, es distinto", dijo Matthei el miércoles pasado.
La puesta en escena que la abanderada ha desplegado hasta ahora, y que continuará hasta las elecciones de noviembre, estará orientada en un mismo foco: robustecer el atributo de "cercanía". El domingo pasado bailó cueca en Lo Barnechea; el lunes jugó tenis en Puente Alto; el miércoles desayunó con mujeres en Estación Central, y el jueves visitó el Hogar de Cristo. Todo, en medio de entrevistas en matinales de TV.
La idea de invertir en actos que refuercen su "cercanía" con la gente está sustentada en análisis y focus groups encargados por el comando, donde parten de la base de que se trata de un déficit. Por el contrario, según las observaciones, la fortaleza de Matthei radica en su autoridad y carácter.
El equipo de la candidata de la UDI percibe que la situación es inversa en el caso de Bachelet: su fuerte está en la cercanía, pero su debilidad en el atributo de autoridad. De ahí que, intuyen, la ex jefa de ONU Mujeres está apostando por reforzar su imagen de liderazgo. No sólo al mostrarse como ex presidenta. El martes, tras presentar a su equipo económico, la abanderada se hizo cargo del perfil liberal de la mayoría de sus integrantes -los ex ministros René Cortázar, José De Gregorio y Eduardo Bitrán, entre otros- y del hecho de que podría surgir un debate respecto de sus propuestas más reformistas, como la tributaria. "La que va a tomar la decisión definitiva soy yo", señaló al final.
Apostando a que los atributos de liderazgo y carácter están de su lado, Matthei buscará contrastar en este terreno a Bachelet y mostrarse como una mujer que toma decisiones. Hace 10 días, apuntando al manejo de la ex mandataria tras el 27/F, la abanderada de la UDI señaló: "Yo no hubiera esperado 48 horas cuando estaban saqueando Concepción. Hubiese sacado los militares altiro. Yo soy de ir mucho más directo, de decir lo que pienso, de tomar decisiones, de escuchar mucho, naturalmente, pero de tomar decisiones y cortar el queque rápido. Ahí hay una diferencia".
El concepto de que la ex ministra es una "mujer de acción" y "ejecutiva" será una de las líneas transversales de su campaña, lo que estaría recogido en el eslogan de campaña que presentará en los próximos días. El de Bachelet, que apela a "Un Chile para todos", fue bien evaluado en la UDI.
Polarizar con Bachelet
El 19 de agosto, con los candidatos inscritos, Matthei retomará la presión que activó el sábado pasado para realizar debates con Bachelet. A esa altura ya había intentado instalar la idea de que compiten dos mujeres, pero con proyectos políticos distintos.
Contrastar perfiles, atributos y desafiar a debatir a Bachelet tiene por objetivo polarizar la campaña. No se trata de que Matthei endurezca el tono del debate, aspecto que no tiene por ahora contemplado. Lo que se busca es que la contienda se concentre en ambas candidatas, las instale en el mismo nivel -pese a la ventaja de la ex presidenta- e invisibilice a otros postulantes, como Marco Enríquez-Ominami y Franco Parisi.
La iniciativa fue discutida el lunes y jueves de la semana pasada al interior del comité estratégico de la campaña de Matthei, donde también se debatió la necesidad de ir en busca del voto femenino y de los votantes "huérfanos" de Claudio Orrego y Andrés Velasco.
La apuesta por "polarizar" la campaña se instaló con fuerza como tema de debate en la oposición. No sólo inquietó a los adherentes de Enríquez-Ominami, cuyo círculo ha transmitido a la UDI en los últimos días que concentrar la campaña en Bachelet y Matthei puede terminar acotando el espacio al líder del PRO, pero dando un triunfo a la ex mandataria en primera vuelta.
El tema también abrió un debate en la Concertación y en el propio equipo bacheletista. Según varios personeros que colaboran en la campaña, Bachelet aún no decide completamente cómo enfrentará a Matthei, y su estrategia final la definirá tras el consejo general de RN de hoy, dependiendo del entusiasmo con que ese partido apoye a su abanderada o las tensiones que se generen en el cónclave, lo que podría debilitar su despliegue.
Por ahora hay dos posturas que conviven en la Nueva Mayoría. Una es compartida por algunos presidentes de partido y parte del establishment opositor, donde apuestan a que la ex mandataria mantenga el modelo de campaña que desplegó antes de las primarias del 30 de junio, cuando evitó entrar en disputas directas con Longueira o Allamand y restringió sus vocerías sólo a aspectos programáticos. La idea es no dar ventajas a la candidata de la UDI y mantenerse por encima de la guerrilla diaria de campaña.
Por el contrario, otros asesores del comando plantean que Bachelet debería buscar, al menos en una primera etapa, concentrar la contienda con la candidata de la UDI. El objetivo es -entre otras cosas- invisibilizar a Enríquez-Ominami, que en 2010 obtuvo el 20% y apostó por desfondar a Eduardo Frei por el flanco izquierdo, pero con un resguardo: no terminar potenciando a la candidata UDI y cautelar periódicamente los resultados del diseño.
Esta semana, Bachelet dio señales que fueron leídas de manera distinta por ambos sectores. El lunes, en su primera actividad tras dos semanas de vacaciones en Nueva York, ella misma respondió al desafío de Matthei sobre agendar debates: afirmó que no tenía "susto", pues ella fue presidenta por cuatro años y debatió en "varios idiomas" como jefa de ONU Mujeres. Para algunos, se trataba de marcar la holgada distancia que marcó en las primarias y su supremacía en las encuestas. Para otros, era una señal de cómo enfrentaría la campaña.
Como sea, en el comando de Matthei festejaron la respuesta de la ex mandataria, en la medida que se ajustaba a su diseño.
Al día siguiente, sin embargo, Bachelet cambió el foco y puso como su contraparte al gobierno, criticando el "déficit fiscal" de la actual administración. Su afirmación fue celebrada por dirigentes de la Concertación en el Congreso, donde hacían ver que no era bueno seguir "inflando" ni dando espacios a la ex senadora UDI.
El miércoles, en entrevista con CHV, Bachelet volvió a contrastar trayectorias con Matthei. Aludiendo a la comparación de que ambas son hijas de ex generales Fach, la ex mandataria indicó: "Nuestras vidas han sido diferentes. Mi padre no apoyó nunca el golpe militar, cayó preso por eso, fue torturado y muerto en la cárcel. Con mi mamá salimos al exilio, hicimos lo posible por que volviera la democracia en esos años. Y cuando volví a Chile, siempre trabajé en el servicio público, en ONG o en el Estado. Así que, con todo, somos vidas diferentes".
Matthei no ha cejado en instalar el factor de género, sin entrar en hostilidades con Bachelet y marcando sus diferencias programáticas. En el entorno de la ex ministra del Trabajo sienten que tendrá más espacio a la hora de definir las ideas-fuerza de su campaña, aunque no estén cien por ciento alineadas con el ideario gremialista y calcen con su perfil más liberal. "La UDI fue a buscarla como candidata y, como partido pragmático, le dará libertad en varios aspectos del programa", dicen sus cercanos.
Se trata de algunas reformas que han marcado la agenda, como las relacionadas a los impuestos y la educacional, y en iniciativas enfocadas en la equidad. La propia candidata ya ha dado varias señales en ese sentido. "Estuve muy de acuerdo con la reforma (tributaria) que hizo el Presidente Piñera. Todo lo que signifique mayor posibilidad de una educación más equitativa y que dé oportunidades. No soy de los que ven que el sistema tributario es algo inamovible, que cualquier cosa que uno haga pone en peligro a la sociedad, al crecimiento, la inversión y el empleo", dijo el 27 de julio, donde también manifestó su apoyo a un cambio al sistema electoral binominal.