Soldado del Ejército Británico en Irlanda del Norte en 1977 y paracaidista en la Guerra de las Malvinas en 1982, el productor televisivo Mark Burnett siempre tuvo un pie en la acción y mantuvo el otro en una pronunciada devoción cristiana que sólo conocían sus amigos cercanos. Cuando llegó a California después del conflicto en el Atlántico sur, este hijo de escoceses pobres se ganó la vida como guardia, mozo y cuidador de niños en los hogares más ricos de Beverly Hills. También aprovechó de leer la Biblia más de lo habitual y de hacer las conexiones necesarias en los hogares de las celebridades de Hollywood. Veinte años después, Burnett se convertiría en un productor voraz, responsable de reality shows exitosísimos como Survivor y The apprentice, y de una serie llamada La Biblia, que en el año 2013 la más vista en el cable en Estados Unidos. Ahora, con la ambición evangelizadora a máximo volumen, produce la película Hijo de Dios, que la próxima semana se estrena en el país en 43 salas.
Distribuida internacionalmente por Twentieth Century Fox, Hijo de Dios es en realidad una versión extendida y mejorada del episodio de La Biblia dedicado a Jesucristo. Es, además, un caso particular de cinta religiosa: no tiene un correlato de género épico a lo Noé de Darren Aronofsky y, por el contrario, tiene una misión de atraer público cristiano y exhibirse en comunidades. Es, más bien, evangelizadora.
Con un presupuesto de 22 millones de dólares y protagonizada por el portugués Diogo Morgado en el rol de Jesús, Hijo de Dios describe la vida de Cristo en todo su arco histórico, desde el nacimiento a la pasión, crucifixión y resurrección. En Estados Unidos, donde hubo una pre-venta de cerca de medio millón de boletos en comunidades cristianas antes de su estreno, la cinta recuperó con creces su inversión en su primer fin de semana de estreno y hasta el momento lleva 58 millones de dólares en recaudación. Es decir, éxito redondo.
El entusiasmo, evidentemente, parte del propio Mark Burnett, un británico-americano acostumbrado al éxito en la pantalla chica, pero que poco sabía de multicines hasta el estreno de Hijo de Dios el 28 de febrero. "Es parte de la esencia de esta película el hecho de que sea exhibida y vista en comunidades, en grupos. Y yo pronostico que a la larga la cinta será vista por dos mil millones de personas. No hablo de la taquilla del fin de semana, ni de este año. Hablo del boca a boca y de las exhibiciones de aquí a cuatro años", afirmó Burnett al portal The Wrap hace un mes. "Hace medio siglo que no se hace un largometraje en Hollywood sobre la entera vida de Cristo y hay un público ansioso", agregaba el productor haciendo referencia a La más grande historia jamás contada (1965), con Max Von Sydow.
Los buenos números de Hijo de Dios en la taquilla tienen el curioso precedente a menor escala de las cintas de Alex Kendrick, un pastor de Georgia que fundó su propia compañía de cine Sherwood Pictures y a la fecha ha dirigido, escrito y protagonizado cuatro películas. Pero, más concretamente, también está el caso reciente de God's not dead (2014), película con Kevin Sorbo y Shane Harper que alcanzó 22 millones de dólares en su primer fin de semana en Estados Unidos en sólo 780 salas. Así, esta obra sobre la relación entre un profesor ateo y un alumno cristiano, se transformó en el largometraje más visto en términos proporcionales hace dos semanas en ese país.
El buen momento que el cine de estas características se vive en el país del norte también se refleja en la llegada de otros largometrajes similares en el año. Y ya no sólo es materia de pequeños estudios o de religiosos con arranques de cineastas. "La lección para los jefes de los estudios es que tratándose de Hijo de Dios, God's not dead, las películas del reverendo Alex Kendrick o incluso una producción como Noé es que hay una audiencia para las cintas bíblicas", sentenciaba el jefe de ventas de Twentieth Century Fox Jeff Aronson a la revista cristiana Charisma Magazine. La prueba siguiente de tal enunciado es el estreno de Heaven is for real, filme de Sony Pictures con Gregg Kinnear (Little Miss Sunshine) y Kelly Reilly (Orgullo y prejucio) sobre el caso real de un niño que dijo haber visto a Dios mientras era sometido a una operación de urgencia. Basado en las experiencias descritas en un libro por el pastor Todd Burpo, la cinta de Randall Wallace se estrena el 16 de abril en EE.UU.
EL RETORNO A LA EPICA CRISTIANA
Más allá de estas producciones de evidente opción religiosa, hay filmes que partiendo de un relato bíblico apuntan a una audiencia amplia. Sus directores pueden ser creyentes o no y, en general, sus presupuestos son elevados y sus protagonistas son estrellas de alto calibre. Es el caso de Noé, dirigida por Darren Aronofsky protagonizada por Russell Crowe. Estrenada ayer en Chile y la semana pasada con éxito de público en Estados Unidos, la producción de Paramount Pictures está en las mismas ligas que Exodus, un trabajo de Ridley Scott con Christian Bale en el rol de Moisés. La cinta de Twentieth Century Fox tiene un presupuesto sobre los 100 millones de dólares y se estrena en diciembre en Estados Unidos y varios países del mundo, incluido Chile.
Exodus y Noé son los más cercanos parientes fílmicos actuales de las grandes producciones bíblicas de los años 50 como Quo Vadis?(1953), El manto sagrado (1954) o Los diez mandamientos (1956). También bajo el manto de los grandes estudios, estas cintas florecieron en la última década que Hollywood pudo hacerle frente a la televisión y cuando el puritanismo en Estados Unidos tenía el sello de la caza de brujas del senador Joseph McCarthy y el gobierno del héroe de guerra republicano Dwight Eisenhower. Luego, todo cambiaría para siempre. Hasta hoy.