A los pocos días de llegar a Chilevisión como director ejecutivo, luego de la abrupta salida de Jaime de Aguirre, Francisco Mandiola se ganó la fama entre los trabajadores del canal como un jefe cercano, y de trato amable. Su uso del "spanglish", de hecho, también comenzó a instalarse como una marca registrada.
El ejecutivo, que poseía escasa experiencia televisiva y era visto como un "outsider" de la industria -donde las sillas musicales son usuales en los cargos directivos-, reafirmó estas características frente a los diversos equipos del canal. Pero a pesar del ánimo festivo, Mandiola tenía una tarea dura por delante al mando de Chilevisión.
El ejecutivo arribó a Inés Matte Urrejola 0890 en junio de 2015 y una de sus principales metas era revertir las pérdidas de la señal, que en 2014 ascendieron a $7.908 millones. Mandiola logró el objetivo a fines del año pasado, cuando cerró 2015 con una disminución de un 71% de las mermas, perdiendo $2.036 millones. En cuanto al primer trimestre de este año, CHV redujo sus pérdidas de $4.457 millones en el mismo lapso de 2015 (cuando seguía con la administración anterior), a $1.875 millones entre enero y marzo de 2016. Mandiola se reunió con avisadores, con áreas comerciales, seguro de que no se estaba viendo el fuerte valor y potencial de los espectadores de CHV, que, con altibajos, tenían a la señal en el segundo lugar de audiencia.
Junto a los números, Mandiola también logró concretar la mudanza del canal a las antiguas instalaciones de Machasa, un proyecto que comenzó en 2007 cuando Sebastián Piñera adquirió el terreno que cuenta con 55 mil metros cuadrados, y que había sido un dolor de cabeza para De Aguirre. A un año de su llegada, Mandiola cumplió su propósito, y la señal del Grupo Turner comenzó el postergado traslado a Avenida Pedro Montt 2354.
Pero no todo fue misión cumpida. El problema está en el rating: durante su administración no logró ningún éxito rotundo de sintonía. Muchos de los programas estrenados pasaron sin pena ni gloria y algunos incluso fueron sacados del aire anticipadamente. Perros de la calle, La esclava blanca, Escuela para maridos, El jefe en tus zapatos y Minas al poder son algunos ejemplos de programas fallidos; CHV se ha mantenido competitivo por el segundo y tercer lugar de audiencia en gran parte por sus noticiarios y una tarde programática fuerte, con espacios como el de la Doctora Polo.
Cómo esto ha afectado los ingresos del canal se mantiene como un misterio: para los últimos dos trimestres, CHV pidió aplazar la entrega de su informe económico a la SVS, y aún están en deuda. Otro de los puntos negativos de la era Mandiola fue la demanda que en abril interpuso Ignacio Gutiérrez contra CHV por discriminación, invocando la Ley Zamudio. El animador decidió llevar a la justicia su salida de La mañana, asegurando que ésta se produjo luego de que ejecutivos del canal le solicitaran que acentuara su homosexualidad en pantalla. En agosto, Gutiérrez ganó la demanda.
Y ese mismo mes, Mandiola debió hacer frente a la molestia de los trabajadores del departamento de prensa cuando removió, tras 16 años, a Patricio Caldichoury de la dirección del área. En aquel momento, Mandiola y Holger Roost-Macías, asesor estratégico de CHV y quien ha funcionado como una especie de director de programación (y quien es el principal acusado en el caso de Gutiérrez) se enfrentaron en una reunión que incluía al área de prensa, y se culparon mutuamente de la decisión de sacar a Caldichoury.
La administración Mandiola estuvo marcada por este doble mando, y los conflictos que generó entre el director ejecutivo y Roost-Macías. Para los trabajadores del canal este último, quien supervisa y aprueba programas, nunca ha logrado insertarse en la idiosincracia nacional televisiva, a pesar de su experiencia en Europa. El modelo que instauró el grupo Turner entre sus dos mandos principales en el canal, fue finalmente lo que empujó seguir con la crisis de audiencia.
Los 18 meses de Mandiola en CHV finalizaron esta semana, cuando el ejecutivo se despidió de sus trabajadores para irse de vacaciones un tiempo junto a su familia a Estados Unidos.
Antes de dejar CHV, los trabajadores se reunieron en el lobby del canal para despedir al desvinculado ejecutivo; la invitación, haciendo una broma con la manera de hablar del jefe, decía: "Francisco dice bye". Fueron Macarena Pizarro, el director Alex Hernández y el presidente del sindicato quienes encabezaron la despedida; una de las celebraciones más grande que ha tenido el canal en estos años críticos. Después de las palabras, que agradecieron el cariño del ejecutivo, vinieron los abrazos y una fila para tomarse una selfie con Mandiola.
Semanas antes, ya había comenzado la transición de la jefatura. Mandiola se encargó de conversar sin rodeos sobre lo que sucede en el canal y de las decisiones programáticas que se han tomado durante su mandato con su sucesor, el abogado Jorge Carey, a quien también presentó frente a los productores ejecutivos del canal y a la comisión del Festival de Viña del Mar.
Carey, que proviene de VTR, se integra a CHV a partir del 3 de enero con más poder que el que tuvo Mandiola, ya que será presidente ejecutivo de la señal; Roost-Macías sólo se quedará hasta junio. La primera impresión que dejó es la de ser un hombre entusiasta y conocedor de la industria; el primer desafío, es recuperar el rating perdido.
En lo específico, deberá enfrentar algunas pruebas, como un Festival de Viña armado con menos presupuesto que otras ediciones (aún falta un artista anglo); la salida de un espacio emblemático como SQP en febrero; y el retorno al horario estelar de sus dos principales figuras, Rafael Araneda y Carolina de Moras, quienes vuelven con Quién dice la verdad y Fuego, bajo la misión de lograr mejores cifras en el prime de la señal.