Ser jefe en el siglo XXI ya no es lo mismo de antes. Y es que la nueva e inquieta generación de profesionales actuales demandan líderes que los motiven y tengan la disposición a escucharlos.
Quienes hoy ocupan un cargo de alguna jefatura tienen la responsabilidad de ganar la confianza de sus colaboradores, con el objetivo de que la empresa logre conseguir las metas proyectadas.
José Miguel Aravena, es el director de Programas de Formación Área Organizacional y del Centro de Psicología Empresarial, de la Facultad de Psicología de la Universidad del Desarrollo. En entrevista con Educación&Postgrados, respondió algunas preguntas en relación a este tema
¿Qué significa ser jefe en el siglo XXI?
Significa tener la capacidad para garantizar resultados en tiempos de incertidumbre. Por eso, la relación de confianza que debe darse entre jefe y colaborador es fundamental para el logro de los objetivos trazados. La confianza es un acelerador de posibilidades de resultados y un sinergizador de equipos de trabajo.
¿Por qué es importante que los jefes se preocupen de ganar la confianza de sus colaboradores?
Porque ellos requieren de un líder con capacidad, consistencia, responsabilidad y sinceridad. Si esos elementos no están, el colaborador sentirá que su jefe no le agrega valor y le hará percibir que no existe suficiente espacio para mejorar su desempeño profesional.
¿De qué manera afecta a una empresa que las jefaturas no generen confianza con sus colaboradores?
Perder la confianza atenta con la moral de la organización, se pierde el orgullo por el líder y si se pierde espacio de horizonte organizacional, se pierde la visión. El líder debe ser capaz de transmitir la visión e inspirar a sus colaboradores a la acción. Sin confianza, no hay acción propositiva, si no que acción de huida para mantenerse bajo la comodidad. Esto afecta la permanencia y el desempeño de los colaboradores. No hay que olvidar que ellos habitan en la empresa, pero no viven en ella.
¿Qué ocurre en la realidad actual?
Los jefes están cada vez más preocupados de ellos. Requieren de maestría personal para trazar un camino que permita fortalecer estos aspectos. Además es necesario contar con valentía, ya que mejorar implica hablar de defectos, y ocurre que los jefes, mientras avanzan en la organización, se quedan más sólos, ciegos y sordos. El secreto está en desarrollar la capacidad para no perder esos sentidos y lo más importante: la capacidad para escucharse a sí mismo y avanzar según la estrategia trazada. El jefe debe ser capaz de mostrar el camino y ayudar a que sus colaboradores avancen por él.
¿Qué puede hacer un jefe para ganar la confianza y respeto de sus trabajadores?
Escuchar e interesarse más aún por los que piensan diferente a él. Generar espacios para mejorar y escuchar. Mirar hacia adentro, los buenos líderes siempre se preguntan si estarán "dando el ancho" y la arrogancia es el peor enemigo del líder.