Histórico

La imposible privacidad de la boda de Chelsea Clinton

La reacción parece inevitable: basta que un famoso le cuente al mundo que la boda de su famosa hija va a ser secreta para que se disparen los rumores.

Si además en esa ecuación figura un ex presidente, una secretaria de Estado y un país como Estados Unidos, que carece de aristocracia, es sólo cuestión de tiempo para que pase al domino público.

El secreto en torno a la boda de Chelsea, la única hija de Bill y Hillary Clinton, tiene todos los ingredientes para convertir un secreto en tema de conversación y noticia de primera plana.

Hasta ahora lo único que se sabe a ciencia cierta es que Chelsea se casa este sábado con el banquero Marc Mezvinsky.

El resto de la información -costos y detalles de la boda- que circula por internet, tabloides, redes sociales y diarios prestigiosos es pura especulación.

No hay más que hacer una búsqueda en Google para comprobarlo.

"SECRETO DE ESTADO"

¿Pero qué tan privada se puede mantener la tan comentada boda de la hija de una de las parejas más famosas y polémicas de la política estadounidense?

Aunque en mayo, durante una entrevista para la cadena CBS, la secretaria de Estado de EEUU aseguró que la información en relación con el matrimonio de Chelsea era "casi un secreto de Estado", los rumores no han cesado.

Nada parecido al enlace del hijo del presidente John F. Kennedy, el abogado y editor John John Kennedy con Carolyn Bessette en 1996, que se celebró ante apenas una docena de invitados en una pequeña iglesia en Georgia y de la que hubo sólo una fotografía amateur oficial.

O a las decenas de bodas que han tomado por sorpresa a los medios de comunicación: famosos como Jennifer Lopez y Marc Anthony, Demi Moore y Asthon Kutchner, Scarlett Johansson y Ryan Reynolds y más recientemente Penélope Cruz y Javier Bardem anunciaron su casamiento una vez ocurrido.

Por el contrario, en el caso de la boda Clinton-Mezvinsky ha resultado casi imposible mantener el bajo perfil.

Ante el silencio de los interesados, editores de revistas, expertos en eventos sociales y comentaristas de los diarios (que no parecen tener ninguna relación directa con los Clinton) han ocupado espacios vacíos con sus opiniones.

SE DICE QUE...

A falta de información oficial, los medios de comunicación estadounidenses han dado por sentado que la boda tendrá lugar en la Mansión Astor, en una colina en Rhinebeck, un diminuto pueblo del estado de Nueva York.

El anuncio de la Oficina Federal de Aviación de EEUU del cierre temporal del espacio aéreo el sábado en esa zona, debido a movimiento de VIPs (Personas Muy Importantes, por sus siglas en inglés), parece confirmarlo.

Otros rumores persistentes se refieren a la lista de 500 invitados exclusivos.

Nada se sabe de quién estará presente, pero lo cierto es que deben ser conocidos directos de los novios. Esto fue confirmado por la propia madre de la novia en recientes declaraciones durante una visita a Pakistán.

"Los invitados a la boda serán los amigos de la pareja y personas significativas en su vida, como debe ser", dijo Hillary Clinton.

En la lista se barajan los nombres de la presentadora Oprah Winfrey, la cantante Barbra Streisand, el cineasta Steven Spielberg, el empresario de los medios Ted Turner y el ex primer ministro británico John Major.

Los datos sobre el costo de la boda son todo menos exactos. Para el diario estadounidense Daily News, el gasto oscilan entre los "austeros" US$2 millones hasta los abundantes US$5 millones, que incluyen la renta de tiendas acondicionadas con techo de cristal.

SECRETOS A VOCES

La noticia de que Chelsea Clinton y Marc Mezvinsky preferían una boda privada no sorprendió a la prensa estadounidense.

A pesar de la continua exposición mediática de sus padres, la única hija de los Clinton se ha mantenido lejos de la esfera pública desde su adolescencia.

Sin embargo, sí sorprendió a los observadores el alto nivel de secretismo: se especula sobre contratos de confidencialidad que debieron firmar los comerciantes del pueblo donde se llevara a cabo la boda, al igual que los coordinadores del evento, y del cierre del espacio aéreo para impedir las fotografías de los paparazzi.

También ha dado que hablar a los medios de comunicación la reducida lista de invitados, de la que aparentemente quedaron excluidos muchos de los donantes de la campaña de Bill Clinton y hasta el actual mandatario de Estados Unidos.

Barack Obama negó haber sido invitado al casamiento durante una entrevista televisiva: "No quieres a dos presidentes en una boda", bromeó. "Todo ese servicio secreto, los invitados pasando por un detector de metales, los regalos siendo abiertos".

Dilemas que no salieron a la luz en otras fiestas matrimoniales como la de Jenna Bush en 2008, que incluso con su padre, George W. Bush, en la presidencia tuvo sólo 200 convidados en el rancho de la familia en Texas.

Y mucho menos la boda de Amy Carter -hija del ex presidente Jimmy Carter- en 1996, que se llevó a cabo en el patio de la casa de su difunta abuela, con pastel cocinado en casa y un vestido vintage.

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