El estadio Ester Roa se observaba lleno, repleto... de butacas sin ocupar. El frío calaba hondo y pocos fueron los espectadores de un partido incapaz de aumentar la temperatura. Soporífero. Somnoliento.
Se jugaban el tercer lugar de la tabla. Un honor para el campanil, mas una decepción para el ya otrora bicampeón nacional. La desidia reinaba en el cuadro cruzado: era la expresión más clara de un torneo irregular, cuyo abandono en pos de la Copa Libertadores no dio frutos. Eliminados de la cita continental y despojados de la regencia del fútbol chileno, los jugadores salieron a cumplir con lo mínimo.
En los locales, por otra parte, las ganas se notaron. Benitez, Meneses y Barreto sitiaron a la Católica con sus proyecciones al área. A los 18' Benitez desviaría por poco, a los 36' haría lo mismo Barreto. El tiro de larga distancia era el arma preferida de los sureños. Costanzo, no obstante, salió indemne.
Buonanotte, escorado a la derecha, no creaba juego para el cuadro de Las Condes. La única intervención del Pájaro Gutiérrez fue una pierna en alto que Polic no dudó en sancionar. Nada más. La mezquina apuesta de Salas era tan evidente como la gélida temperatura en Concepción. Era un cierre de campeonato indigno.
El primer tiempo llegó a su fin con la Universidad de Concepción dominando el encuentro. Las cosas no cambiaron mucho en la segunda mitad. Los papeles no se invirtieron, los actores se apegaron al desganado guión escrito desde el comienzo.
A los 55' Buonanotte tendría la opción más clara del partido: recibe en el área y, de espaldas al arco, remata por sobre su cabeza. El tiro chocaría en el travesaño, negándole el gol al Enano.
El partido terminaría como empezó: sin goles. La indiferencia fue la protagonista en una triste despedida de la UC.