Asombro, miedo, alboroto, inquietud, incredulidad e incluso hastío. Estos fueron algunos de los "apellidos" que durante la última semana han acompañado el sentir de los habitantes de la población Fe y Esperanza, ubicada en la localidad de Alerce, al nororiente de Puerto Montt, Región de Los Lagos.
Se trata de una comunidad pequeña, de casas de un piso, jardines estrechos y techos homogéneos, que fue epicentro de una noticia curiosa, pero que de la noche a la mañana los puso en boca de todo el mundo.
En la madrugada del pasado domingo 26 de febrero la rutina de los vecinos de esta población cambió radicalmente, luego de que se denunciara que en una casa del sector, ubicada en una de sus esquinas, ocurría supuestamente una serie de hechos catalogados como "paranormales".
Y comenzó el carrusel.
"Tiran cosas, escuchamos sonidos y adentro no hay nadie", denunciaba a un canal de la TV local un vecino que se identificó como Eduardo. Rápidamente, se difundieron registros en video, por matinales de la TV abierta y redes sociales. Incluso, un atribulado funcionario policial relató lo que sintió al interior de la casa, en medio de una visita inspectiva.
Tras lo ocurrido, la familia que vivía en el inmueble tuvo que mudarse. "Les pasamos la sede social del sector para que puedan estar, mientras solucionan su problema", sostuvo Arturo Sánchez, coordinador de emergencias en la Municipalidad de Puerto Montt.
Rumores del "más acá"
Los supuestos hechos del "más allá", que acontecían en la población, terminaron en el "más acá", como una ironía de su propio nombre. Decenas de personas, de esta y otras regiones, comenzaron a acudir al sector para conocer la "casa embrujada" y sacarse una foto. Así lo cuenta un almacenero del vecindario, quien pidió no identificarse: "Bueno, esto ha sido positivo, a mi negocio ha entrado más gente, sobre todo personas que vienen desde lejos a conocer el lugar. No me puedo quejar".
Las viviendas de la población Fe y Esperanza son como las de tantos otros barrios. Algunas pareadas, otras no, y los moradores, en su mayoría, de clase media.
Juan Carlos Ulloa es chofer de micro y también ha sido testigo de la efervescencia local. "Hay mucha gente que pregunta dónde queda la casa embrujada y nosotros los guiamos", señaló.
"Tenía que venir a Alerce a ver a una ahijada y aprovechando la visita me arranque para acá. Al menos conocí la casa", contó Soledad García, una turista.
Las autoridades adoptaron medidas. El gobernador de Llanquihue, Juan Carlos Gallardo, dijo que "Carabineros dispuso de funcionarios para que resguarden el lugar, con el fin de evitar daños a la propiedad por quienes llegan".
Reacción social
Para los expertos en masas y muchedumbres, existen diferentes razones para explicar la reacción.
"En general, todo tipo de situación que nos pueda invitar a pensar que existe una vida más allá de esta, o si hay cosas más allá de la materia física, siempre les han llamado la atención a los seres humanos", explica el sicólogo Ricardo Bascuñán. Agrega que para algunas personas, este tipo de hechos "son una forma de confirmar las creencias religiosas y de que existe ese tipo de fuerzas. Y que, por lo tanto, existen el bien y el mal".
Para el académico y sociólogo de la U. Central, Emilio Torres, "en los últimos años se han abierto espacios para otras explicaciones no tan racionales a diferentes fenómenos. Ahí entra el plano esotérico, mágico y también religioso. Eso igualmente se asocia con una cultura chilena y latinoamericana que nunca ha perdido ese lado mágico-simbólico de la vida".
Torres dice, además, que "hay otros elementos que explican que la gente preste atención a denuncias de fenómenos de este tipo, como su espectacularidad, más allá de la explicación de por qué ocurre o si es cierto o no".
El alto interés, inquietud y curiosidad que ha generado entre los habitantes de Alerce y sus alrededores este hecho obligaron, incluso, a que la Iglesia Católica, a través de su arzobispado local, se refiriera al tema: "Hacemos un llamado a todos los involucrados y la comunidad en general a proceder con el mayor respeto y prudencia ante este caso", se indicó.
En los últimos días, la afluencia de visitantes a la villa Fe y Esperanza ha bajado. Pero la antigua tranquilidad del barrio sigue siendo un recuerdo que huyó asustado.