El jueves 3 de enero, a las 8 de la mañana, una hora antes del inicio de la pretemporada de 24 jugadores del medio local, Jorge Sampaoli recorría las canchas de Pinto Durán supervisando que cada elemento de trabajo estuviera en su lugar. Repitió el ritual a diario, en una muestra de que el perfeccionismo había regresado a la "Roja".
Su ciclo arrancó con una charla de 15 minutos a los futbolistas, quienes recibieron el eje de la filosofía que imperará en el equipo. "La adherencia a la bandera por sobre todas las cosas, junto a una igualdad total al momento de recibir oportunidades" marcaron las palabras que el ex técnico de la "U" ha reiterado en los 10 días de intenso trabajo en el búnker de Las Torres, el que también recibió la mano "bielsista" con el retorno del celo extremo para vigilar los movimientos de la prensa en las afueras del recinto.
Las jornadas iniciales complicaron a varios que desconocían el método del DT. El wanderino Agustín Parra y el iquiqueño Misael Dávila sufrieron los primeros retos. "Los corrigió bastante, porque es perfeccionista y trata de que no queden detalles pendientes. Pero no ocupaba un tono autoritario ni mucho menos. Les explicaba que era para mejorar", dice un testigo.
Pese a tales "ajustes", la relación con el plantel fue cordial. Eso sí, los más cercanos al grupo fueron su asistente, Sebastián Beccacece, y el PF Jorge Desio. "Sampaoli habla con los jugadores cuando considera que tiene que hacerlo, nada más. Pero tampoco es distante", relatan desde la "Roja".
En la convivencia, entregó la libertad de escoger compañero de habitación, privilegiando la afinidad personal. Así, Cristopher Toselli compartió pieza con su compañero en la UC Francisco Silva; Johnny Herrera con su suplente en la "U", Paulo Garcés, y José Rojas con otro laico: Sebastián Ubilla.
Lo anterior no relativizó la concentración total que imperó en el complejo, en donde estuvo prohibido el ingreso de familiares. El esparcimiento se redujo sólo a la tarde libre del lunes 7, a algunas horas del viernes 11 y a la jornada del sábado 12, únicos instantes en que abandonaron el recinto.
Sampaoli no marcó diferencias, ni siquiera con la mayoría de azules (partieron 10 y quedaron ocho, tras las bajas de Aránguiz y González por lesión). Con todos, el DT desarrolló una comunicación fluida, que incluyó sesiones de videos de no más de 10 minutos, en los que buscaba graficar la expectativa que tenía respecto de cada seleccionado.
La presencia de Herrera no trajo problemas. El staff le dio un trato igualitario, mientras que él tuvo su imagen de trabajólico, junto con irradiar su faceta de líder, aspecto muy valorado especialmente por quienes compartía por primera vez.
El apego a la ideología de Marcelo Bielsa no sólo se reflejó en el uso de 18 sparrings, sino también en la reiteración de los circuitos de trote del rosarino. Todo ese trabajo se verá mañana en La Portada de La Serena, ante Senegal (22.00)