Imagínese a sÍ mismo participando en un baile: se encuentra en la pista junto a amigos e invitados, intercambia algunas palabras y baila al ritmo de la música. En suma: se encuentra usted disfrutando de la fiesta. Ahora imagínese observando este mismo evento desde un balcón: tiene una amplia perspectiva sobre la pista, es capaz de distinguir a los diversos invitados: sus trajes, su comportamiento, quienes bailan en ordenada coreografía y quienes lo hacen al ritmo y estilo que mejor les parece sin preocupaciones. Ve tanto a quienes están cerca como quienes están lejos.
¿Qué diferencia hay entre estas dos visiones de un mismo espacio, tiempo y evento? Desde la pista, se encuentra usted inmerso en la celebración: la está vivenciando, pero no es capaz de ver que pasa al otro lado del salón. Desde el balcón tiene la perspectiva completa, pero no está inmerso en ninguno de los bailes o conversaciones.
¿Cuál es la moraleja de esta analogía planteada originalmente por R.A. Heifetz y D. L. Laurie? Comprender que para un director es clave moverse entre ambas perspectivas: estar en la pista de baile a la vez que en el balcón. En otras palabras, es clave que los directivos escolares -y docentes, igualmente- sepan generar, administrar, sintetizar y utilizar información, investigando su organización y entorno para desde allí, concebir las intervenciones de mejoramiento necesarias.
El modelo "practitioner research" (en castellano "investigación profesional") esencialmente plantea que para el mejoramiento escolar los profesores y otros profesionales son la clave para el cambio y, en ese sentido, promueve convertir las escuelas en espacios de aprendizaje y desarrollo profesional, generando asimismo comunidades de aprendizaje.
A partir de ello, se considera clave en la formación de líderes que la investigación sea parte de la práctica, superando la dicotomía entre la teoría y la experiencia empírica como opuestos, para entenderlos como complementarios. Para ello, es necesario incorporar las claves que pueden aportar tanto los profesionales de la educación, como las capacidades investigativas y teóricas de disciplinas afines. El enfoque está dado por la coyuntura entre práctica y teoría, incluyendo el proceso que los profesionales teoricen sobre su propio trabajo. En ese sentido, se incentiva la documentación sistemática de la práctica en aula: el aprendizaje de los niños, las preguntas, los relatos de los profesores, entre otros. Asimismo, los conceptos de validez y generalización son entendidos de otra manera y la información obtenida y trabajada es de acceso compartido.
Esto último se vincula, por otro lado, a la necesidad de fomentar la colaboración entre todos los participantes de un proceso formativo, permitiendo y facilitando que todos los integrantes de una comunidad de aprendizaje aprendan e investiguen, insertándose en un contexto educativo y social más amplio.
NIVELES DE LAS PROBLEMATICAS EDUCACIONALES
Desde el modelo de investigación profesional, se identifican tres niveles que operan como escenario o espacios de las actuales problemáticas educacionales. Van desde lo micro a lo macro, partiendo por el nivel de proceso de enseñanza y aprendizaje, es decir, una especie de relación primaria en que intervienen en términos generales profesor y estudiantes. Este proceso se inserta en una organización determinada específica e identificable, la cual a su vez es parte de un contexto, comunidad y entorno.
Ahora bien, la evidencia necesaria existe y debe generarse teniendo en cuenta estos tres niveles, pero especialmente comprendiendo y destacando la interacción existente entre la enseñanza-aprendizaje referida a los estudiantes y el liderazgo y docencia vinculados a la organización.
NUEVOS DIRECTIVOS ESCOLARES
A lo largo de la primera versión del diplomado en Gestión directiva de organizaciones escolares, 215 participantes de todo el país (desde Arica a Puerto Natales) accedieron a conocimientos claves para el desarrollo de competencias directivas, ejercitando a su vez con los diversos conceptos y herramientas en los establecimientos educacionales en los que trabajan. Así, en la medida que avanzaban y aplicaban diversos conocimientos, muchos fueron introduciendo interesantes micro-mejoras en sus organizaciones, tales como, por ejemplo, reuniones desayuno antes del ingreso a clases para mejorar el clima escolar o realizar caminatas de aula para ir avanzando en la comprensión y mejora de la enseñanza y aprendizaje a partir de aquello que podían observar: lo que hacen y dicen los niños y niñas en el aula.
Especialmente interesante fue la finalización de esta primera versión, con una cantidad equivalente de proyectos de mejoramiento propuestos y generados durante el último mes, muchos de los cuales ya están implementándose. Y esperamos que en la segunda versión del diplomado en Gestión directiva de organizaciones escolares, que comenzó ayer sábado 13 de agosto, podamos comentar más iniciativas de este tipo en nuestra red de liderazgo educacional.
Por otra parte, la experiencia de analizar estos proyectos de mejora permite observar cuáles son las preocupaciones e iniciativas que están tomando los participantes en respuesta a las necesidades que detectan en el sistema escolar. Muchos de ellos seguirán vinculados a la Pontificia Universidad Católica de Chile a través de la oportunidad que surge en el Plan de Directores de Excelencia Mineduc-Cpeip, en el cual se entregarán becas a profesionales de todo Chile, y que en nuestra Universidad permitirá el acceso a un programa de diplomado o un magíster en Dirección y Liderazgo Escolar.
Sin duda, surgen oportunidades de desarrollo y desafíos para la formación de la carrera directiva en el sistema escolar, las que esperamos sean una real contribución al mejoramiento de los procesos y resultados educativos. Un ejemplo de este desarrollo es incorporar en las habilidades de los futuros directivos la perspectiva de la investigación profesional y la gestión de soluciones focalizadas en la enseñanza y el aprendizaje.
Conozca más de este tema en la plataforma online del curso Dirección Estratégica en Educación.