En las inmediaciones de la ex sombrería Girardi en pleno barrio Italia es donde desde el 2012 funciona el primer restaurant itinerante que llegó al país: el "vagabundo" La Jardín, el cuál hace algunos días anunció su retiro.
"Vagabundo", porque así mismo lo definen sus propios dueños debido a la forma en que fue armardo.
En manos del artista inglés Tony Hornecker y del chileno Cristóbal Muhr –quienes han trabajado juntos desde el 2009-, el lugar se estableció en la capital como una alternativa no sólo para comer, sino que entregó un espacio para la cultura y el arte que hoy ya es reconocido. Algo que uno de sus dueños agradece y valora haberse transformado en "una especie de polo cultural en el área donde está".
Pero sin duda una de las cosas más llamativas, más que su carta y las actividades que se realizan, es el lugar en sí, que está adornado y construido con cosas recogidas que formaron una especie de invernadero y que está repleta de objetos que fueron recolectadas o donadas por traperos, familiares y amigos.
"Los objetos en sí son historias, todos tuvieron una vida antigua que puede ser reconstruida para crear una nueva. El material recopilado sigue nuevamente a la caravana, para dar otra vida en la siguiente parada. (...) La Jardín es un espacio hecho a partir de polvo, que crece, que se mueve, como lo haría cualquier organismo. Una escultura viva". Esa es la propia descripción del recinto que dan sus dueños en su sitio web.
Uno de sus creadores, el chileno Cristóbal Muhr conversó con La Tercera y adelantó que no será posible abrir el nuevo espacio antes de septiembre.
"Vamos a gestionar durante este tiempo los futuros espacios a intervenir, sería muy difícil abrir antes de septiembre,
sabemos que queremos hacer un restaurant, pero no estamos urgidos por armar algo luego, queremos algo que salga bonito. Es imposible que sea la misma La Jardín, si la gente busca lo mismo, podría terminar desilusionándose", señala.
Según contó Muhr el restaurant cerrará el 23 de este mes y será desmantelado entre el 24 y el 28, las cosas serán guardadas en conteiner y los espacios de jardín serán guardadas donde algunos conocidos para que se mantengan vivas. Y es que el cuidado los espacios verdes es algo primordial para ambos creadores que se conocieron en Londres hace ya algunos años.
"Nos conocimos porque yo vivía en Londres" cuenta Cristóbal Muhr. "Yo trabajaba allá, bailaba danza contemporánea y Tony Hornecker hizo el diseño de los vestuarios. Después me contrató como garzón cuando abrió un restaurant en su casa. Con el tiempo me fui a vivir con él durante dos o tres años y empezamos a armar proyectos en otras partes", agrega.
SU COMIENZO EN CHILE: Un restaurant para 50 personas en El Arrayán
Si bien el más conocido de sus proyectos es por lejos el céntrico restaurant ubicado en barrio Italia, su primera incursión en el país no fue este. Esto ya que en 2009 llegaron a Chile para instalarse por seis días con un pequeño restaurant en los faldeos de la cordillera, en El Arrayán. De hecho, fue el segundo lugar en el mundo en el que estuvieron, antes de aterrizar en las cosmopolitas ciudades de Buenos Aires, Berlín y en el festival Glastonbury en la ciudad de Pilton en Inglaterra.
En Chile "ofrecíamos una especie de espectáculo, si bien era un lugar abierto para quien quisiera ir, fue más chico que La Jardín", cuenta Muhr en su entrevista con La Tercera.
Aunque el concepto era similar al lugar ubicado en Bilbao, sólo se atendían 50 personas por día y se reservaba pero había un plato único, no había carta. Luego de esto se fueron a Buenos Aires por tres semanas.
EL EXITO DEL RESTAURANT VAGABUNDO: "Sabíamos que iba a quedar bonito"
"Yo quería venirme a vivir a Chile, fue una pequeña excusa", cuenta Muhr consultado por su llegada al país y el éxito rotundo del restaurant.
Según relata, querían encontrar un lugar abandonado -como ha sido en todas sus intervenciones en el mundo- con una idea que tuviera que ver con un jardín, con huertas. "Empezamos a buscar y encontramos este lugar en la factoría Italia, el cuál íbamos a intervenir durante ocho meses. Ese era un tiempo que me parecía suficiente", relata.
¿Cuál era la idea en un comienzo?
Mi idea era armar un gran invernadero, pero con el tiempo se fue postergando nuestra salida, y de ser un proyecto chico se fue transformando en un restaurant. Lo de nosotros fue una apuesta, no sabíamos que iba a funcionar. Sabíamos que teníamos que hacerlo, era una inversión pequeña además, pero sabíamos que iba a quedar bonito, que iba a tener interés por lo menos desde el punto de vista estético, pero en términos de que la gente fuera, ninguno se esperaba una cosa así.
"Me gusta más decir que es un espacio que tiene un restaurant, más que un restaurant en el que pasan cosas. La idea siempre fue formar un espacio que fuera educativo, que tuviera acceso a las plantas, que hubiera espacio y tranquilidad y no de repletar el lugar con mesas", dice el también actor.
LO QUE VIENE
Tras permanecer por casi dos años en el estacionamiento de la ex sombrería Girardi, el "gitano" espacio se va del lugar ya que los dueños de lugar donde estaban ubicados remodelarán el recinto. "Siempre supimos que nos teníamos que ir en algún momento, pero más que estar enojado porque nos tenemos que ir, estoy agradecido que nos hayan permitido quedarnos durante más tiempo del inicial", asegura Muhr.
Lo que sí ocurrirá es que se armará otro proyecto en Santiago, pero no está definida la comuna. Además no se tiene claridad sobre si será en la misma línea de La Jardín y si se mantendrá su nombre, ya que "puede que encontremos un espacio que nos permita desarrollar un espacio distinto y puede resultar forzado meterlo tal cual en un lugar diferente", cuenta su dueño.
Pero según adelantaron a La Tercera, lo más probable es que la nueva instalación si cuente con un restaurant, aunque también se barajan otras posibilidades como un lugar exclusivamente nocturno.
"Tengo la sensación de que La Jardín tiene un peso específico que ya remite a ciertas cosas concretas, en caso de que no sea igual, no queremos armar otras sucursales, todo apunta a que La Jardín es una sola ", cierra Cristóbal Muhr.