Cristián Alvarez se fue ovacionado de San Carlos de Apoquindo. Una vez más, el capitán de Universidad Católica salvó a su equipo de una nueva debacle. Ocurrió a los 74', cuando los cruzados ganaban 3-2 y la imprecisión defensiva tenía con los nervios de punta a los hinchas estudiantiles.
Un contragolpe comandado por Paulo Rosales encontró el cabezazo de Patricio Vidal en plena área de la UC. Era el empate de los cementeros de no ser por la exigente estirada del Huaso, que salvó el gol visitante en la misma línea. El defensa cayó mal, producto del movimiento, y se lesionó la rodilla izquierda.
Aún estaba tirado dentro del arco, cuando los más de 7 mil espectadores empezaron a cantarle y a aplaudirlo, varios de pie. El 3-3 habría sido un mazazo difícil de revertir. Por su parte, Alvarez apenas podía pararse y cojeaba vistosamente. Un minuto después recibió tarjeta amarilla por un claro puntapié, por lo que quedaba suspendido para el clásico de la próxima semana ante Colo Colo. Baja importante, aunque Alvarez daba la sensación de saber de antemano que la dolencia en la rodilla igualmente le impediría jugar en el Monumental.
El técnico Mario Salas le hizo gestos al capitán, pero este no quiso salir. Sólo lo hizo después del cuarto gol. En los descuentos, fue reemplazado por Marko Biskupovic, en medio de una nueva ovación del público, que desahogaba tanta tensión contenida en el máximo ídolo que le va quedando al equipo. Alvarez se tomó la insignia de la camiseta y agradeció los aplausos.
No es la primera vez que el curicano hace este tipo de jugadas. En Arica, ante San Marcos, salvó el 3-1 de Kevin Harbottle, a los 57'. Al final, empataron 3-3. Aunque la acción más famosa y recordada sigue siendo el penal que le contuvo a Pedro González, en un clásico universitario de octubre de 2002.
Ya en camarines, el referente estudiantil se refirió a su aplaudida salvada y valoró el triunfo, sobre todo porque el camarín, que estaba muy dolido tras caer ante Universidad de Chile, se recompuso. "La verdad es que no sé qué es lo que me pasó. Me duele un poquito la rodilla, puede que tenga algo más grave de lo que pensaba. Este triunfo era importante, porque era difícil reponerse de lo que pasó con la U. Se notaba en el camarín que nos había dolido. Ahora tenemos que ir a ganar sí o sí, no hay más chances", resumió Alvarez, algo apesadumbrado por saber que no estará en un partido clave para las pretensiones del club de ser campeón.