Con casco y una chaqueta verde refractante, el empresario Horst Paulmann conducía -como en todos los eventos importantes de su compañía- la ceremonia de la colocación de la primera piedra de lo que sería el megaproyecto de Cencosud: el complejo comercial y de oficinas Costanera Center.

Era marzo de 2006 y a su lado estaba el Presidente saliente de la época Ricardo Lagos Escobar. Había un ambiente distendido. Paulmann le ofreció a Lagos ser el supervisor de obras del proyecto y el ex presidente le contestó que estaba disponible. Tan amena era la instancia que Paulmann terminó encabezando el canto de cumpleaños feliz para el ex mandatario.

Dos años después y con la caída de Lehman Brothers cambiando para siempre los destinos de las economías mundiales, esa alegría se matizaría con momentos de gran complejidad para el proyecto.

La idea de construir un complejo comercial de gran envergadura rondaba los pensamientos de Paulmann ya por la década de los 80. El salto lo dio en 1986, cuando a través de inmobiliaria Las Verbenas, propiedad de Cencosud, el empresario adquirió un paño de 42.000 m², en Andrés Bello,  propiedad de CCU. Paulmann pagó alrededor de $ 1.219 millones de la época. Dos años después comenzó el trabajo de diseño.

No fue hasta 1991 que el proyecto Costanera Center se conocería como tal, al solicitarse el permiso de edificación al municipio de Providencia. En ese entonces, la idea era un centro comercial de US$ 150 millones con 240 mil metros construidos que se iba a inaugurar en 1994. Además, tendría dos torres de 30 pisos para oficinas, un hotel de 400 habitaciones y tres mil estacionamientos subterráneos.

Pasó el tiempo y el proyecto sufrió cambios que se plasmaron en la Declaración de Impacto Ambiental presentada a la autoridad en diciembre de 2000. A esa fecha, ya se pensaba en una superficie de 528.000 metros cuadrados, que incluía marcas como Jumbo, Easy, un centro comercial con dos tiendas ancla, salas de cine, más dos torres de hasta 26 pisos.

Con el terreno en mano y la idea de un gran polo comercial, los años fueron pasando y Costanera Center aún no tomaba forma. En el camino, Cencosud ampliaba su línea de negocios con la compra de los supermercados Santa Isabel y Las Brisas. En febrero de 2004, Cencosud vivió un hito al concretar la apertura en Bolsa. Al año siguiente el proyecto Costanera Center volvió a la agenda al anunciarse que Salfacorp sería la constructora encargada de las obras.

Desde ahí, todo comenzó a marchar con paso más seguro y a mayor escala. A principios de 2006, al trabajo de diseño que llevaba la  oficina de arquitectos Alemparte Barreda Wedeles Besançon, se sumó el arquitecto argentino César Pelli, que a su haber tenía el desarrollo del proyecto de Torres Petronas, en Malasia. Costanera Center pasaba de ser un proyecto más bien austero a tener uno de los rascacielos más altos de la región.

El día llegó y Paulmann, junto al ex Presidente Lagos, daban fe que el proyecto sería una realidad, poniendo la primera piedra.

PIEDRAS EN EL CAMINO

A la colocación de la primera piedra de Costanera Center le siguieron otras en el camino del proyecto, pero no precisamente para edificarlo. A cinco meses de la distendida ceremonia, se conocía que el proyecto no contaba con la autorización de la Municipalidad de Providencia para levantar la torre. El visto bueno sólo se había dado para la estructura originalmente presentada. Casi un año después, el edificio sumaba 50 metros adicionales y se transformaba en el rascacielos más alto de Sudamérica con 300 metros de altura.

Las ambiciones de Paulmann sobre la envergadura de su proyecto -que para 2007 contemplaba un mall de seis pisos y una torre de 65- comenzaron a inquietar a algunos miembros del primer gobierno de Michelle Bachelet, y las diferencias de opinión con el entonces ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitrán, eran más que evidentes. Se hablaba de caos vial y congestión, dados los flujos de personas que el proyecto aportaría a la zona, por lo que comenzaron las discusiones entre las partes por las obras de mitigación necesarias para evitar dicho colapso.

Pero el problema mayor para el proyecto no vendría desde el ministerio -al menos no en ese minuto-,  sino que de la economía global. Los medios especializados informaban, en septiembre de 2008, la caída del banco Lehman Brothers, lo que arrastraría a las economías a un duro período de crisis, del que Chile no quedó al margen. Cencosud revisaba sus inversiones y en octubre de 2008 el propio Paulmann junto a su ejecutivo estrella Laurence Golborne, anunciaban la paralización parcial de las obras, para, en enero de 2009, ponerle candado por tiempo indefinido al proyecto. Al pasar de 3.000 trabajadores a ninguno, Costanera Center se transformó en el ícono de la recesión económica.

REACTIVACIÓN

Diciembre de 2009 y el escenario se repite. Paulmann está en el mismo terreno que compró en 1986. Nuevamente hay prensa, cascos y expectación… y un presidente de la República. Esta vez, una presidenta al final de su mandato, que asiste a la ceremonia de reanudación de las obras de Costanera Center. El mismo ícono de la recesión económica se convertía en ejemplo de la reactivación del país, hecho que sin embargo no alcanzó a sumarle votos a la entonces Concertación y tras cuatro períodos presidenciales consecutivos, la presidencia pasaría a la Alianza por Chile.

Los contratiempos para el proyecto siguieron. En 2011, la Contraloría General de la República cuestionó los permisos de construcción otorgados a Costanera Center y dispuso medidas disciplinarias de censura y anotaciones de demérito en la calificación del Director de Obras, el jefe de Edificación y el revisor de Proyectos de la Municipalidad de Providencia, por el otorgamiento de un permiso de edificación extemporáneo.

La entonces representante de la Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Providencia y hoy alcaldesa de la comuna, Josefa Errázuriz, señalaba que "lo terrible de este proyecto, de gran impacto comunal, es que nunca fueron consultados los vecinos, quienes somos los principales afectados".

LA FIESTA QUE NO FUE

Que iría el Presidente Piñera. Que sería una noche de "vestido largo". Diversos eran los rumores que circulaban en prensa sobre la fiesta que Paulmann preparaba para abrir -por fin- el centro comercial, una de las etapas más significativas del proyecto Costanera Center. Las expectativas eran altas. La empresa esperaba un flujo de tres millones de visitas mensuales, superando por más de 300.000 visitas a Alto Las Condes. Se decía que el 55% de ese flujo se daría los días de semana y que en una etapa inicial, generaría ventas de entre 15 UF a 30 UF por metro cuadrado.

Pero no hubo cóctel ni lentejuelas. Los desencuentros, nuevamente con el MOP, comandado por Laurence Golborne, por quien pagaría las obras de mitigación, tenían al proyecto en vilo y a la prensa esperando una apertura "inminente" por meses, hasta que las puertas se abrieron a principios de junio de 2012. Era el primer triunfo de Paulmann. Una semana más tarde, el ministro de Economía Pablo Longueira, visitaba el mall, en señal de limar las asperezas entre el gobierno y el empresario.

Ahora faltaba otra etapa: el rascacielos, que por esas fechas se encontraba en el proceso de instalación de los paneles de cristal que hoy lo recubren.

Esta obra, al igual que el centro comercial, hizo volver el temor de la congestión vial y comenzó una serie de reuniones con la instancia denominada Ventanilla Unica, que reúne a la Seremitt y las direcciones de obras de los municipios de Vitacura, Providencia y Las Condes, entre otros organismos, para determinar las obras de mitigación a entregar para recibir el visto bueno a la apertura.

Tras sucesivas postergaciones, la semana pasada la Seremitt autorizó el ingreso de 15.000 m² de superficie, contra entrega de un paseo peatonal en la calle Luis Thayer Ojeda Norte. Fuentes conocedoras del proceso indicaron que, como se trata de obras no complejas, la imponente torre de oficinas podría estar abierta entre fines de noviembre y principios de diciembre de este año, por  lo que se encuentra en pleno proceso de comercialización y habilitación. Por cuarta vez en la historia del proyecto Costanera Center, Cencosud tiene motivos para celebrar. ¿Lo hará con una gran fiesta esta vez?