Por su fidelidad al Kremlin, durante la era comunista, Bulgaria llegó a ser conocida como la "16a República de la URSS". Y no podía ser de otra forma. Sólo el dictador soviético Josef Stalin, con cuatro décadas en el poder, superó a Teodor Zhivkov, el dirigente comunista que rigió los destinos del país durante 35 años, hasta su destitución en 1989. Desde entonces, Bulgaria ha protagonizado una transición pacífica, pero marcada por la ineficacia de las reformas, que lo tienen convertido hoy en el país más pobre de la Unión Europea (UE).
Zhivkov era el máximo dirigente comunista de Bulgaria desde 1954, cuando fue elegido primer secretario del Partido Comunista Búlgaro (PCB), y jefe del Estado desde 1971. El aliado más fiel de la URSS gobernó sin sobresaltos hasta mediados de los 80. Pero a finales de esa década se vio debilitado por la falta de continuidad y eficacia en la reformas políticas y económicas, así como por la crisis de los estados socialistas previa a la caída del Muro de Berlín. Así, el 10 de noviembre de 1989 Zhivkov fue forzado a dimitir por la dirección comunista búlgara y poco después -en enero de 1990- fue expulsado del PCB por cargos de fraude y nepotismo. Dos años después, fue declarado culpable de malversación de fondos públicos y condenado a siete años de prisión. Sin embargo debido a su vejez y la mala salud, se le permitió cumplir su pena bajo arresto domiciliario.
Pero la caída en desgracia de Zhivkov no significó la salida de los comunistas del poder. Al PCB le llevó poco tiempo reconvertirse en el Partido Socialista de Bulgaria (PSB) para ganar las primeras elecciones libres en junio de 1990, dos meses después de que el también reciclado ex canciller Petar Mladenov fuera nombrado presidente del país. Sin embargo, la autosucesión comunista fue agrietándose con la progresiva aparición de partidos de centroderecha, según la prensa europea.
En julio de 1991, Bulgaria adoptó una nueva Constitución la cual estableció una república democrática y parlamentaria. En 2007, Sofía ya se había convertido en miembro tanto de la OTAN como de la UE.
Pero la compleja transición de la dictadura a la democracia se ha traducido en una larga cadena de huelgas y movilizaciones, que explican la inestabilidad política que acarrea el país, en especial desde la caída del gobierno conservador de Boiko Borisov en febrero de 2013, a consecuencia precisamente de una ola de protestas por el alto precio de la energía.
Luego que ningún partido logró una mayoría suficiente para gobernar en los pasados comicios legislativos del 5 de octubre, el Presidente de Bulgaria, Rosen Plevneliev, entregó esta semana el mandato de formar gobierno al ex primer ministro Borisov.
Según el diario español El País, desde el ingreso de Bulgaria a la UE, Bruselas mira con lupa todo lo relacionado con la corrupción y el crimen organizado, dos fenómenos que, para muchos, han surgido con la transición. De hecho, la Comisión Europea suspendió ayudas por un valor de cientos de millones de euros por la ineficacia de Sofía para sanear la vida pública y combatir el crimen.