Los octavos de final del Masters de Estambul del 2010 enfrentaron a la británica Elena Baltacha con la gran candidata al título, Francesca Schiavone. La representante de Italia llegaba a la cita con una notoria alza en su juego que le había valido la condición de ser la primera sembrada en el torneo turco. además de la más reciente corona de Roland Garros.
Sin embargo, el envión no le alcanzaría para superar esa ronda. Al frente, y sin mayor arrastre a nivel internacional, se plantó Baltacha, confiada en el tenis que la respaldaba como la raqueta número uno del Reino Unido. A la larga, quien corría por debajo en las apuestas terminó siendo más, y superó a su oponente por 6-4 y 6-2.
Fue uno de los triunfos más recordados de su carrera. Quizás a la altura de otra gran victoria de ese año cuando venció a la china Na Li por la segunda ronda de Indian Wells en un complejo duelo que finalizó con parciales de 7-6 (6), 6-2, y 7-6 (6). Nuevamente, la británica se imponía cuando no contaba con las de ganar.
Los pronósticos nunca acompañaron a Baltacha, que falleció este domingo a causa de un agresivo cáncer hepático. El enfrentamiento con la enfermedad, diagnosticada en enero de este año, fue la última batalla que logró dar la ex tenista antes de dar por finalizada una historia de luchas que comenzó mucho antes; incluso antes de golpear su primera pelota de tenis.
150 kilómetros
Elena Baltacha no consiguió títulos en su carrera. Sus mayores logros fueron manterse intermitentemente como la número uno del Reino Unido entre 2002 y 2012, y alcanzar el puesto 49° de la clasificación ATP en 2010. Sin embargo, sus objetivos son nada despreciables si se toma en cuenta que debió lidiar desde los 19 años con el diagnóstico de una enfermedad autoinmune en el hígado; misma condición que finalmente la obligó a dejar la actividad en noviembre del 2013, y que algunos encuentran su origen en una tragedia de caracter mundial.
Sí, porque el cáncer que atacó a la tenista a sus 30 años podría estar relacionado de alguna forma con el desastre nuclear de Chernóbil de 1986. Al menos eso asegura en tierras británicas el médico especialista Karol Sikora, según recoge el diario Express de Escocia. "Es posible que haya una relación entre la radiación de Chernobil y el cancer de Elena", aseguró el oncólogo.
El lugar de origen de la tenista no es Escocia, donde se crió desde temprana edad. En 1983, Baltacha nació en Kiev, Ucrania, y solo tres años después presenció cómo un reactor nuclear colpasaba a solo 150 kilómetros de distancia. "Estar expuesto a la radiación incrementa el riesgo de cuerpos malignos. Ella padecía de una enfermedad autoinmune que afectaba a su hígado (colangitis esclerosante primaria). Esto, sumado a la exposición, pudo ser perfectamante la causa del desarrollo de su cáncer", explica Sikora.
Gail Macdonald, del Centro de Caridad de Niños de Chernobyl, también apoya la teoría: "Los niños que crecieron en las cercanías del desastre tienen un alto riesgo de desarrollar cancer y desórdenes autoinmunes".
El cáncer hepático es uno de los más agresivos, y solo un veinte por ciento de los pacientes sobreviven al año después del diagnóstico. Tan solo el viernes pasado, Baltacha decía: "Estoy bajo tratamiento y peleando contra esta enfermedad con todo lo que tengo". Esta vez, no pudo ganar.