El canadiense Brad Jacobs y el danés Rasmus Stjerne no soportan las bromas de las que es objeto el curling cada vez que hay unos Juegos Olímpicos de Invierno y aseguran que han preparado los de Sochi como atletas de alto nivel.
Cada cuatro años, coincidiendo con los Juegos de Invierno, el curling sale de su relativo anonimato, no forzosamente por buenas razones, al convertirse en el objetivo preferido de los bromistas, que se mofan de estos hombres y mujeres equipados con escobas.
"Cuando se nos compara con aficionados que practican un deporte estúpido, es muy frustrante ya que la gente no se da cuenta del volumen de trabajo que realizamos", lanza Rasmus Stjerne.
El skip, o capitán, del equipo danés, se ve a sí mismo como un deportista de alto nivel, que trabaja su condición física y hace musculación.
"Querría ver si todos los que nos critican serían capaces de hacer solo durante un mes toda la preparación que hago durante el verano", lanza el estudiante de la Universidad de Copenhague, de 25 años.
"Me levanto cada mañana a las seis para entrenarme, seis días a la semana, antes de ir a la universidad, es mucho trabajo", asegura.
Sterjen y los otros skips de los equipos presentes en Sochi reconocen que hubo que cambiar muchas cosas.
Frente al entrenamiento físico y la musculación, sus predecesores preferían estar en los bares.
"Es verdad que teníamos una reputación de gente que bebía y fumaba, pero esta reputación era verdadera hace unos diez años", afirma el noruego Thomas Ulsrud.
"Somos un equipo de jóvenes en gran forma física"
, señala su homólogo canadiense Brad Jacobs, uno de los aspirantes al oro olímpico.
Junto a sus compañeros, pasa diez horas por semana trabajando su condición física, indispensable para levantar la piedra de granito escocés de un peso de 18 kilos y para el esfuerzo del barrido para dirigir la piedra hacia la diana en el suelo helado de la pista de curling.
Este deporte está lejos de los inicios olímpicos de la disciplina. A finales de los años 1980, cuando el curling iba a ser un deporte de demostración en los Juegos de Calgary en 1988, la federación canadiense decidió someter a los potenciales seleccionados olímpicos a tests físicos.
Los resultados fueron devastadores ya que uno de ellos, doble campeón del mundo, fue incapaz de hacer una sola flexión y fue obligado a perder peso si quería participar en los Juegos.
Esa situación es impensable ahora en los equipos de Canadá, Noruega o cualquiera de los presentes en Sochi.
"Nos sometemos a tests físicos, en términos de fuerza y de equilibrio", recuerda el noruego Thomas Ulsrud.
"Nuestros resultados son comparables a los de los esquiadores alpinos o jugadores de hockey sobre hielo"
, añade.
Como los jugadores de rugby, los jugadores de curling, incluido el skip noruego, se mostraron en fotos en un calendario llamado "Men of curling" que tuvo cierto éxito en 2013.
Pero en el hielo han sido los noruegos los que han hecho que se hable más de ellos y de su disciplina.
En Vancouver, en 2010, llevaban pantalones a cuadros grandes, que llamaron la atención del mundo entero. Ahora han vuelto a hacerlo en Sochi, cambiando en cada partido los motivos y colores de sus indumentarias.