Hace una década que el chileno Einer Rubilar Pardo (43) construye pozos de agua en zonas rurales de Uganda.
Su historia con ese país se remonta a 2005, cuando llegó por primera vez, pero fue en 2013 cuando creó la organización sin fines de lucro Begin Anew, ("Comenzar de Nuevo"), con la que impulsa proyectos como programas de alimentación para niños en etapa escolar.
Su último viaje a Uganda lo realizó en noviembre de este año y duró alrededor de veinte días. Allí contrajo malaria, cuyos síntomas comenzó a experimentar hace diez días atrás, cuando regresó a Estados Unidos, donde se encuentra radicado hace más de 20 años.
Inmediatamente llamó al 911, que lo trasladó hasta el Cooper University Hospital, en Nueva Jersey, donde se le indujo un coma. Aún se encuentra en estado crítico aunque estable pese a su gravedad.
"Cuando estaba inconsciente dio el número de contacto de un amigo de la familia que también vive en EE.UU. para que nos informara su estado de salud", cuenta a La Tercera César, uno de sus cinco hermanos.
Los Rubilar Pardo, oriundos de San José de la Mariquina, se enteraron recién el pasado martes sobre la situación de su hermano. Inmediatamente comenzaron una campaña a través de redes sociales donde llamaron a los amigos y conocidos radicados en ese país a que acompañen a Einer en el hospital. "Les pedimos si pueden visitarlo, ya que él está solo y la familia viajará en unos días", escribió Jaime, otro de los hermanos, en su cuenta de Facebook.
El mensaje se viralizó y la familia entró en contacto con el consulado de Chile en Nueva York, quienes ya han realizado gestiones para mantenerlos informados y para que viajen lo antes posible a EE.UU. Hasta ahora, dos de los hermanos tomarían un vuelo el próximo martes.
Esta última visita a Uganda era muy importante para Einer. En enero comenzó una campaña a través de la página web gofundme.com para reunir fondos que le permitieran construir un nuevo pozo y restaurar otro para las comunidades rurales del país. Además, buscaba financiamiento para llevar almuerzo a 160 niños del pueblo de Sserinya. Fue a partir de esa publicación como su historia se hizo conocida en Chile.
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Einer se crió junto a sus padres y sus cinco hermanos en San José de la Mariquina, comuna de la provincia de Valdivia.
Cada año, viaja a su pueblo desde Nueva Jersey para visitar a sus padres y amigos. Allí es una persona muy popular y querida, según relatan sus vecinos a La Tercera.
Sandra Ríos lo conoce bien. La vivienda familiar de los Rubilar Pardo está apenas separada por dos casas de la suya. "Desde muy pequeños compartimos mucho", explica sobre el vínculo que la une con Einer, a quien describe como un hombre "inquieto, aventurero y soñador".
"Él siempre quiso hacer grandes cosas", agrega la cosmetóloga, quien además reconoce que lo común es que los habitantes de San José echen raíces en el pueblo.
Susana Lefihuala, otra de sus amigas de infancia, reconoce en él su "espíritu de viajar y ayudar a la gente, de soñar en grande".
Su hermana Erica cuenta que desde niño Einer participó en scouts y destacó por su espíritu de ayuda al prójimo. "Ese fue uno de los motivos por los que se unió a Carabineros a los 18 años", explica la mujer, y agrega: "Allí también su trabajo fue reconocido. Incluso lo distinguieron en varias oportunidades como funcionario destacado".
El cabo primero Einer Rubilar se retiró 18 años después. En 2002 se radicó con la que fue su primera esposa en Estados Unidos. Aunque la relación del sureño se terminó, él siguió radicado en Nueva Jersey. "Lo que yo no sabía es que mi viaje a EE.UU. me llevaría a Uganda", escribió el hombre en la página de Facebook de la ONG Begin Anew.
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En 2005, los Rubilar Pardo se enfrentaron a un duro momento familiar. Uno de los hermanos, Jaime, tuvo un accidente que lo dejó en estado grave.
Erica cuenta a La Tercera que este episodio hizo a Einer plantearse partir a África si su hermano se recuperaba. Ese año ahorró dinero y viajó como voluntario hasta Kampala, capital de Uganda. Allí se sensibilizó con una de los principales problemas que sufren los habitantes del país: la carencia de agua potable.
Se estima que el 40% de las enfermedades de la población están relacionadas con la falta de recursos hídricos y las malas prácticas de higiene.
"Allí vi el rostro de los niños hambrientos, la mirada de desesperación de los padres que nada podían hacer por ayudarlos, porque el futuro de ellos y el propio era desconocido", escribió el ex carabinero en la página de Facebook de la ONG Begin Anew.
Cuando Einer se subió al avión que lo llevó de vuelta a Estados Unidos dejó de cuestionarse ¿qué puedo hacer yo? y prefirió preguntarse: ¿cómo puedo hacer una diferencia?
Esa idea la mantuvo en su mente durante años hasta que en 2012 ya estaba listo para regresar a Uganda durante 45 días, aunque eso significó un enorme esfuerzo personal: trabajó a tiempo completo, en tres lugares diferentes, para lograr su objetivo.
"Mi propio viaje americano estaba lleno de una gran cantidad de golpes, pero nunca me olvidé de las personas en Uganda", escribió en la página de Facebook de Begin Anew.
Con la ayuda de autoridades y personas locales, comenzó un proyecto para construir pozos 100% sustentables.
En su primer viaje, había visto algunos de estos internados en la selva desde donde la gente sacaba agua contaminada, que previamente había sido bebida por los animales. Él estaba dispuesto a repararlos uno por uno.
"Mi propósito es ayudar a reducir el número de niños que han muerto de hambre o de una enfermedad producto de la mala calidad del agua", asegura en la descripción de su proyecto.
Einer tomó contacto con viejos amigos que conoció en su primer viaje a Uganda y formó un equipo que se dedica a levantar los pozos en las comunidades donde existen napas subterráneas.
Previamente, pide a los habitantes que donen una pequeña cantidad del costo total para generar así un sentido de pertenencia. Además, son los propios vecinos los que ayudan a construirlos. Luego, los capacita para que estos se mantengan limpios en el tiempo.
Durante los años que lleva implementando este proyecto, más de 110 mil personas se han visto beneficiadas. Con su ONG Begin Anew espera construir y mantener 5.000 pozos de agua, lo que beneficiaría, según sus proyecciones, a 5.000.000 de personas en las zonas rurales de Uganda.
Einer sabe que su proyecto no terminará con la pobreza, pero sí ofrece esperanza "y la promesa de un futuro a través del agua potable y del mantenimiento de este recurso", escribió el hombre en enero en la página de gofundme cuando pidió donaciones para el nuevo viaje que emprendió en noviembre de este año, el que logró concretar y donde se enfermó de malaria, lo que lo tiene, en esta oportunidad, luchando por su vida.