En promedio, uno de cada tres estudiantes de primer año de la Educación Superior deserta o se cambia de carrera, según datos del Mineduc. Esta problemática, que surge a 15 días de la entrega de resultados de la PSU y el inicio del proceso de postulación a carreras, es enfrentada directamente por las universidades con programas especiales para acompañar a sus alumnos tanto de forma académica como psicosocial.
La Universidad Católica de Temuco es líder a nivel nacional en materia de acceso inclusivo y acompañamiento a sus estudiantes. En esa línea crearon un centro integral donde a diario tienen capacidad para atender a 200 alumnos.
Según explicó su rector, Aliro Bórquez, el Portal del Estudiante es un espacio donde profesionales de distintas áreas ayudan a repasar los contenidos académicos para quienes lo necesiten, entregan ayuda psicológica y orientación vocacional. "La mayoría de nuestros estudiantes proviene de un contexto muy vulnerable y requieren apoyo académico y emocional, por eso contamos con profesores, alumnos monitores y equipamiento necesario. Nos interesa aumentar la retención en primer año", indicó Bórquez.
En la Universidad Católica del Maule también existe preocupación por evitar que los alumnos dejen sus estudios. Para eso, en el 2015 idearon un plan de apoyo al aprendizaje, y ahora, según explicó su rector, Diego Durán, apoyan a 800 estudiantes de primer a tercer año.
"Sesenta personas trabajan en apoyo psicológico social y académico para enfrentar de forma integral este problema", detalló Durán. Agregó que "los estudiantes no solo enfrentan las falencias del sistema escolar al llegar a la universidad. En regiones hay una realidad que va en desmedro de su desarrollo, ellos no han tenido las mismas oportunidades".
Según el rector, los estudiantes vulnerables no solo requieren financiamiento para pagar sus carreras a través de la gratuidad. También, dijo, "se debe considerar que muchos vienen desde el campo, están lejos de sus casas, son trabajadores. Se requiere considerar un factor regional para el financiamiento de la gratuidad de las instituciones".
El rector de la Universidad de Playa Ancha, Patricio Sanhueza, indicó que a ese plantel "entran personas con grandes brechas de competencias y conocimiento, e incluso socioculturales, por eso desde hace cinco años tenemos un plan de apoyo".
Sanhueza planteó que "esta es una realidad compleja y la política pública ha sido débil en este tema". Añadió que "al establecer los aranceles referenciales y regulados no se toma en consideración estas situaciones que son problemas estructurales que provienen de la educación básica y media, que con las reformas se están corrigiendo".
Francisco Fernández, director ejecutivo de la Fundación Por Una Carrera, explicó que "muchas veces los jóvenes eligen carrera según las ocupaciones de sus familiares o adultos cercanos, sin atender a cuáles son sus intereses y habilidades".
En el sitio web porunacarrera.cl se propone una serie de ejercicios para que los alumnos puedan conocer su vocación, según dijo Fernández. "Ayudamos a los jóvenes a revisar información importante, donde puedan elegir la carrera a estudiar y en qué institución. A través de tres videos de dos minutos cada uno, ofrecemos un proceso que apoya la decisión que están tomando a pocas semanas de tener que matricularse", agregó.
El académico de la U. de Santiago Francisco Javier Gil explicó que una de las maneras que tienen las Ues. para disminuir el abandono de las carreras es contar con sistemas de admisión que favorezcan el acceso de estudiantes "que se destacaron durante la educación media por su extraordinaria motivación, facilidad, gusto por el estudio y hábitos de lectura por interés propio".
Gil dijo que también es muy importante expandir los programas de nivelación de aquellos contenidos académicos que los estudiantes no recibieron durante la educación media y que necesitan para enfrentar con éxito las asignaturas de primer año de estudios. "Una vez superada esta primera etapa los estudiantes avanzan sin mayores dificultades, salvo problemas económicos o enfermedades graves", afirmó.
En tanto, Juan José Brunner, investigador de la U. Diego Portales, planteó que en el largo plazo se requerirá revisar la arquitectura de títulos y grados, crear programas de primer grado más cortos, focalizar mejor los currículos en competencias claves para el siglo XXI, usar sistemas de admisión más inteligentes, cambiar los métodos pedagógicos, hacer evaluación formativa de los alumnos. Además, "descansar progresivamente más en las capacidades de aprendizaje autónomo de los estudiantes que en las labores minuciosas -y frecuentemente aburridas o poco productivas- de docencia presencial".
Según Brunner, esto debería acompañarse de una transformación de fondo de la educación secundaria, "pues sabemos que hoy día esta es mediocre, divide a los jóvenes en categorías con desiguales oportunidades de ingresar a la educación superior e inhibe el desarrollo de las competencias cognitivas y sociales fundamentales para la vida".