A sus cortos 22 años de edad, el ciudadano canadiense Karim Baratov contaba con una vida privilegiada. Su cuenta de Instagram con más de 30 mil seguidores mostraba a un joven fanático de los autos, rodeado de Aston Martins, Audis y Mercedes, varios de ellos con patentes personalizadas para mostrar su nombre como "MR KARIM", "KARRRIM" o "KARIMPIE".

Según su bio en la misma red social, se define como trabajólico, dibujante ocasional y rata de gimnasio, además de declarar que "Dormir es opcional" y que los autos son todo, como lo demuestran sus fotos. Pero como la mayoría de las personas que aparentan mostrar toda su vida a través de Internet, Baratov guardaba un gran secreto: desde el año 2014 había estado trabajando para un par de agentes de la Inteligencia Rusa en lo que se convertiría en el mayor robo de datos de la historia, que afectó a 500 millones de usuarios del sitio Yahoo.

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Según reveló el Departamento de Justicia de Estados Unidos, Baratov nació en Kazajistán y ha utilizado apodos como Kay o Karim Taloverov. Dentro de sus perfiles, nada hacía mención de su verdadero trabajo ni de cómo habría logrado su fortuna a tan corta edad, salvo una pregunta del sitio ask.fm, en la que señalaba que su primer millón de dólares lo logró a los 15 años, trabajando en "negocios online".

La investigación señala que Baratov, junto a su cómplice Alexsey Belan, recibieron protección y dinero por parte de agentes de inteligencia rusos para atacar a Yahoo y obtener principalmente datos personales y financieros de miembros del gobierno y periodistas, tanto rusos como estadounidenses. Baratov utilizaba una técnica llamada "spear phishing", en la cual podía acceder a datos como contraseñas o nombres de acceso de personas, haciéndose pasar por personas conocidas con los datos robados desde Yahoo. La comisión con la que operaba en este tipo de casos era de 100 dólares por cada cuenta a la que lograba acceder.

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Esa es quizás una de las formas con las cuales logró amasar su fortuna. Actualmente tiene en posesión un Mercedes Benz C54 y un Aston Martin DBS, además de contar con una casa propia. Sus imágenes muestran que era además fanático de los tatuajes y del gimnasio, junto con salidas con sus amigos y reuniones con otros fanáticos de los autos de lujo.

De hecho, la última fotografía que está en su cuenta de Instagram fue subida el 14 de marzo, tan sólo horas antes de su arresto, aparece en un conocido club de Toronto, celebrando el cumpleaños de uno de sus "hermanos", siempre con sus poleras manga corta y sus brazo tatuado al frente.

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Baratov arriesga 30 años de cárcel por los dos delitos que se le imputan y es, hasta ahora, el único arrestado de los cuatro sospechosos por el llamado "hackeo del siglo".