Universidad de Chile saltó al césped del Estadio Nacional sabiendo que un triunfo la ponía como solitaria escolta de Unión Española y le permitiría llegar al Superclásico de la próxima semana con cuatro puntos de ventaja sobre Colo Colo. Sin embargo, al frente estaba Huachipato, un equipo que no se la pondría fácil. Y desde el el comienzo demostró que no llegaba a Ñuñoa a defenderse.
Los primeros 10 minutos fueron una pesadilla para los azules. El técnico acerero César Vigevani tomó nota de la improvisación de Rafael Caroca como lateral derecho, en reemplazo del lesionado Matías Rodríguez. Fue justamente en esa zona donde se instaló el venezolano Yeferson Soteldo, quien le dio un verdadero baile al ex jugador de Iquique, quien sólo ante Temuco había utilizado esa posición en la cancha.
Ya a los 4', el caribeño sumaba dos remates de muchísimo peligro, que de milagro no significaron la apertura de la cuenta. Sin embargo, cuando mejor jugaban los de la Octava Región, vino el gol de la U. Felipe Seymour recogió un rebote y desde fuera del área metió un zapatazo, que se introdujo en el arco, con mucha responsabilidad de Lampe, quien no pudo controlar el bote que el balón le dio poco antes de introducirse.
El tanto fue mucho premio para el local, que a partir del tanto se tranquilizó. Igualmente, Soteldo desbordaba y desborda. A esas alturas, Caroca se ganaba amarilla por bajar al pequeño volante.
A pesar de que la U no inquietaba, igualmente dañó. A los 35', Jean Beausejour arranca en posición de adelanto -no advertida por el cuerpo arbitral- y lanza un magnífico centro para Sebastián Ubilla, quien un minuto antes había ingresado por el lesionado Leandro Benegas. El ex Wanderers solo tuvo que empujarla, para decretar el 2-0 y correr a abrazarse efusivamente con GuillermoHoyos.
Muchos pensaron que Huachipato se iba a derrumbar anímicamente. No obstante, no renunció a atacar y todo se terminó equilibrando. Un centro de Soteldo, a los 43', encontró la cabeza del paraguayo Jorge Ortega, quien libre de toda marca, convirtió el primer descuento.
Dos minutos más tarde, se repite la fórmula. Esta vez un córner desde la izquierda del ataque encuentra libre al defensa Valber Huerta, quien con un frentazo preciso liquidó la resistencia de un estático Johnny Herrera.
El mazazo del empate provocó que la U saliera con una actitud distinta y se adueñara de la posesión del balón. También hubo un poco más de conexión entre los volantes y los delanteros, ya que en la primera parte Mauricio Pinilla se vio muy solo luchando con los defensores sureños. A los 55', tuvo el 3-2, pero Lampe estuvo brillante para sacar su remate en plena área. Luego fue Seymour, a los 59', el que obligó al lucimiento del arquero boliviano, con un disparo de 30 metros.
Corría el tiempo y los estudiantiles arrinconaban a los acereros, quienes apostaban a la velocidad de sus extremos y a la magia de Soteldo. Pinilla seguía avisando, pero la ansiedad no lo dejaba resolver con la frialdad necesaria.
Cuando la desesperación comenzaba a apoderarse de las más de 30 mil personas que llegaron a Ñuñoa, un fantasista se encargó de devolverles la alegría. David Pizarro, quien ingresó en la segunda parte, tomó el balón en tres cuartos de cancha, giró ante su marca y definió con un puntazo imposible para el meta visitante.
Los minutos finales tuvieron muchos ingredientes de emoción. Huachipato pagaba los costos del ritmo de partido que propuso y los de Hoyos intentaban asegurar la ventaja, que era exigua, pero lo suficiente como para llegar con la moral a tope al partido más importante de la temporada.
La U sumó una valiosa victoria y recuperó la fantasía gracias a los pies de Pizarro.