Este jueves 2 de agosto, a las 5:20 hora chilena (10:20 local), Kristel Köbrich dará inicio a su camino olímpico, ese que ya la tuvo en Atenas 2004 y Beijing 2008, pero que en Londres la posiciona en una expectante situación de cara a la ronda clasificatoria de los 800 metros libres, con una marca que, al menos en la previa, no se ve tan difícil de alcanzar.

De hecho, considerando los tiempos que se han barajado para entrar en final en los últimos grandes certámenes mundiales (Olímpicos 2008 y los Mundiales 2009 y 2011) y el nivel de marcas estampadas este año en el ranking mundial, se espera que el acceso a la final para las ocho mejores en la prueba más larga de la natación femenina se selle bajando o al menos rozando los 8.27,00 minutos.

Tras ser 15ª en Atenas 2004 y 20ª en Beijing 2008, Köbrich llega con un mejor registro personal de 8.27,90 logrado en 2009. Por tanto, si la chilena quiere hacer historia y anotar la que sería la primera final de la natación criolla en unos Juegos Olímpicos, tendrá que llegar mañana exhibiendo un desarrollo importante no sólo de sus capacidad aeróbica o de resistencia, que de hecho es su gran fuerte, sino también de una capacidad láctica o velocidad.

Ahora, si se analizan los tiempos de las octavas clasificadas en los últimos Juegos Olímpicos y Copas del Mundo, la situación se avisora compleja, ya que en los Olímpicos de Atenas 2004 la última que ingresó a la final cronometró 8.34,15; en Beijing 2008, 8.25,91; en el Mundial Shanghai 2011, 8.28,75; y la octava del ranking mundial 2012 figura con 8.25,71.

Desde el punto de vista físico, de Köbrich se destacan su gran resistencia y consistencia y su gran trabajo de velocidad. En el Mundial de Roma 2009, de hecho, cuando logró su gran marca de 8.27,90, se debió especialmente a su tremendo trabajo de sprint que le permitió acercarse a las líderes.

De esta forma, la nadadora chilena deberá mantener sus atributos si quiere alcanzar el tiempo necesario para, eventualmente, inscribir por primera vez su nombre en la final de los 800 metros, su prueba "mater" y su gran carta de presentación en los Juegos Olímpicos de Londres 2012.