Historia pura se vivió ayer en Melbourne. La final más longeva de un grand slam tuvo como protagonistas a las eternas hermanas Williams, Serena (35) y Venus (36), quienes llegaban a final del Abierto de Australia con la intención de escribir un nuevo capítulo en su gloriosa carrera.
Cualquiera de las dos que ganara se inscribiría en la historia como la más veterana en levantar la copa de un major.
En el caso de Serena, estaba la posibilidad latente de superar los 22 títulos de Steffi Graf, quien junto a ella, compartía el sitial de la más ganadora de grand slams en la Era Open y quedar a uno de Margaret Court (presente en la Rod Laver Arena), quien es la que más majors ha conseguido. Pero 11 bajo el sistema antiguo.
Además, una victoria le significaría recuperar el número uno del mundo, que ostentaba la alemana Angelique Kerber.
Venus, por su parte, volvía a la final de un grande después de ocho años. Un período difícil para ella, pues entremedio se le diagnosticó el síndrome de Sjögren, enfermedad que causa dolores reumáticos y fatiga.
Con ese presente, animaron una final que tuvo mucho más de emotivo que de buen tenis. Ambas sucumbieron a los nervios y cometieron muchísimos errores no forzados. De hecho, cuatro de los seis quiebres que hubo en el partido se produjeron en los primeros cuatro juegos. A pesar de ello, Serena supo confirmar su favoritismo y se impuso por un doble 6-4, en 88 minutos.
De todos modos, el último punto fue de gran nivel, con varios intercambios, que finalizaron con una pelota ancha de Venus. Serena se lanzó al suelo y se quedó sentada por un momento. Su hermana cruzó la cancha y le dio un emotivo abrazo.
"Esto fue duro, de verdad me gustaría aprovechar este momento para felicitar a Venus. Ella es una persona increíble... Es mi inspiración", señaló la vencedora, quien valoró el hito que acababa de conseguir: "No habría forma de que llevara 23 (grand slams) sin ella. Gracias, Venus, por inspirarme para ser la mejor jugadora que puedo ser e inspirarme para trabajar duro".
"Ha hecho un regreso increíble... No me gusta la palabra regreso... Nunca se fue. Ha sido una gran campeona", sentenció Serena.
Venus agradeció los dichos de su hermana y le dedicó emotivas palabras. "Serena Williams, esa es mi hermana pequeña, muchachos. Felicidades a Serena por su número 23", dijo . "He estado aquí contigo. Algunos los he perdido aquí contigo. Ha sido algo alucinante, tu victoria siempre ha sido mi victoria, lo sabes. Todas las veces que yo no pude estar aquí, tú estabas", añadió.
El palmarés de Serena es impresionante y único. Ayer conquistó el 72º título en sus 18 años de carrera. De ellos, 23 son grand slams en singles. Además tiene 16 majors en dobles, dos en dobles mixtos y dos títulos de Copa Hopman y otro de Fed Cup.
A ellos se suman cuatro oros olímpicos (tres en duplas: Sídney 2000, Beijing 2008 y Londres 2012) y otro en individuales (Londres 2012) y el hecho de haber sido la número uno por 186 semanas consecutivas.
Eso sí, los récords la ponen nerviosa. "Es una locura, sabía que tenía la oportunidad de romper el récord, pero no quería hablar más de marcas. Eso me ayuda a estar tranquila", reconoció antes de calzarse unas zapatillas en rojo y negro con el número 23 grabado en el talón, certificando su hito.
Seguramente, habrá otros pares más con el número 24 o 25 si es que mantiene el nivel mostrado en Australia, donde ayer conquistó su séptima corona. Y sobre todo reafirmó que es la más grande de la historia.