Desde su despacho en La Moneda hasta su residencia en Las Condes debió trasladar algunas reuniones esta semana el Presidente Sebastián Piñera. A raíz de un resfrío que arrastra hace días, el Mandatario determinó realizar citas bilaterales con ministros en su casa, así como otros encuentros de trabajo.

Uno de ellos ocurrió el martes, cuando recibió al presidente ejecutivo de Codelco, Thomas Keller, en el marco del paro en la división Radomiro Tomic.

La modificación de la puesta en escena de las actividades de Piñera, esta vez a causa de un resfrío, ha sido la tónica en al menos los últimos dos meses.

El Mandatario ha llevado a la práctica lo que en su entorno califican como un "cambio de estrategia", que pasa por distanciar su figura de los conflictos del día a día que enfrenta el gobierno. La idea surge de cara a sus últimos 11 meses en La Moneda, y en el marco del objetivo que se impuso La Moneda de lograr traspasar el gobierno a los candidatos de la Alianza, Laurence Golborne y Andrés Allamand.

Así, si bien Piñera mantuvo su nivel de aprobación en 38% en la última encuesta Adimark, entregada el viernes pasado, en el gobierno estiman que los sondeos mostrarán una tendencia al alza de la figura del Presidente, incluso por sobre la del gobierno.

Ese factor, creen altas fuentes del Ejecutivo, pasa por el diseño que ha adoptado La Moneda, y que está centrado en dos grandes ejes. Por un lado, enfocar las actividades del Presidente en "pautas positivas", ligadas principalmente al área económica, a políticas públicas implementadas por el gobierno con alta valoración y a temas vinculados a Relaciones Exteriores.

En segundo término, La Moneda apuesta a evitar -o acotar- que se "mezclen" las actividades del Mandatario con pronunciamientos públicos en temas sensibles. Un estilo que contrasta con el que tuvo Piñera durante los primeros años de su mandato, donde solía involucrarse diariamente en temas conflictivos, como ocurrió con las marchas estudiantiles de 2011, cuando incluso recibió a los dirigentes estudiantiles en La Moneda a contrapelo del entonces ministro de Educación, Felipe Bulnes.

En esta línea, en el gobierno destacan la distancia que en las últimas semanas tomó Piñera respecto la acusación constitucional contra el suspendido titular de Educación, Harald Beyer: el Jefe de Estado solo se refirió al libelo una vez que la Cámara de Diputados aprobó la acusación en su contra.

Si bien el Presidente recibió a Beyer en La Moneda y le ha otorgado su respaldo, en los días previos a la votación en la Cámara de Diputados habían sido sus ministros políticos los que contrastaron las vocerías de la Concertación y marcaron los énfasis del Ejecutivo.

El libreto que siguió al irrumpir públicamente en el caso Beyer fue similar al que se produjo con el retorno a Chile de la ex Presidenta Michelle Bachelet y su posterior oficialización como candidata presidencial de la oposición.

Piñera se refirió a la ex directora de ONU Mujeres ocho días después de su retorno de Nueva York. Y, destacan en el gobierno, lo hizo en el marco de un desayuno que sostuvo con corresponsales extranjeros.

En paralelo, el oficialismo apuesta a las apariciones del Presidente en la agenda de política exterior, marcadas entre otras cosas por el diferendo marítimo con Perú en La Haya y el anuncio de una acusación ante el mismo tribunal por parte de Bolivia.

Fue así como en el oficialismo fue bien evaluado el viaje de Piñera a Venezuela para participar del funeral del exPresidente Hugo Chávez.

En las últimas dos semanas, el Mandatario asumió personalmente la vocería del gobierno frente al anuncio del Presidente Evo Morales de emprender una demanda contra Chile ante La Haya, con dos intervenciones públicas desde La Moneda.