"El caso de Sebastián Dávalos, el caso Caval, nos rayó la pintura como gobierno de la Nueva Mayoría en el mes de febrero". Con estas palabras, ayer el presidente de la Democracia Cristina, Ignacio Walker, abordó la polémica protagonizada por el hijo de la Presidenta Michelle Bachelet, luego de que se conociera un millonario negocio inmobiliario que realizó junto a su mujer, Natalia Compagnon, y que lo llevó finalmente a renunciar a su cargo de director Sociocultural de la Presidencia, el pasado viernes 13 de febrero.
Las palabras del senador democratacristiano -compartidas en privado por parte importante del oficialismo- significaron la última luz de alerta para que el Gobierno activara un verdadero plan de control de daños.
Bajo este escenario, ayer en la mañana el ministro subrogante de Interior, Mahmud Aleuy, encabezó una reunión con algunos de los colaboradores de la cartera, entre ellos Robinson Pérez. La instancia fue el momento propicio para definir el curso de acción. Hubo coincidencia generalizada en que había que parar los reproches al gobierno, sobre todo, porque a juicio del Ejecutivo, todo lo que el Ejecutivo podía hacer sobre el caso Caval -la renuncia de Dávalos y las explicaciones de Bachelet- ya se había hecho, por lo que ahora llegaba el momento de cerrar filas.
Entonces, con la intervención de Walker recién asimilada y con el antecedente de lo planteado por el timonel del Partido Socialista, Osvaldo Andrade, el lunes, cuando afirmó que él mismo se encargaría de pasar al Tribunal Supremo a Natalia Compagnon, en Palacio se decidieron a actuar.
Así, pasado el mediodía, comenzó un discreto desfile de casi todos los presidentes de partido de la Nueva Mayoría hacia el despacho de Aleuy. Fue así que con el ministro subrogante de Interior se reunieron Andrade, Walker -quien incluso hizo un alto en sus vacaciones-, Ernesto Velasco, del Partido Radical, y Guillermo Teillier, del Partido Comunista.
Estos encuentros fueron reforzados, además, por contactos telefónicos del vocero de Gobierno, Alvaro Elizalde, y de Robinson Pérez, con distintos personeros oficialistas. El discurso, tanto a distancia como cara a cara, fue monotemático: en nada ayudaban las críticas al gobierno en el propósito de cerrar el amargo episodio derivado por los negocios del hijo de la Presidenta. Y la solicitud también fue repetitiva: había que terminar con el fuego amigo.
Al término de la cita con Aleuy, el diputado Teillier dio algunas luces de lo conversado con el jefe de gabinete subrogante. "Empecé por darle el apoyo a la Presidenta en nombre del Partido Comunista. Hay otros que van a manifestar una decisión distinta, como lo hizo públicamente Ignacio Walker", agregando que "lo que cabe ahora es apoyar a la Presidenta, porque se vio afectada por este tema (...) El papel de la Nueva Mayoría es mantener la unidad que hemos tenido en el cumplimiento del programa, lo demás es desviarse del camino".
El líder del radicalismo, Ernesto Velasco, apuntó a una conclusión similar. "Aquí hay una responsabilidad mayor que es sacar adelante el programa de Gobierno, sacar adelante las tareas que el país tiene", aseguró en uno de los patios de Palacio.