Desde su regreso de vacaciones, a mediados de febrero pasado, la jefa de gabinete de la Presidenta Michelle Bachelet, Ana Lya Uriarte, aumentó considerablemente sus visitas al Ministerio del Interior.
Todos los días se puede a ver a la ex titular de Medio Ambiente cruzar por los patios de Palacio con carpetas en mano, tanto a la oficina del ministro Rodrigo Peñailillo, como del subsecretario Mahmud Aleuy.
En La Moneda aseguran que el rol de la jefa de gabinete es cada vez más importante en el equipo del "segundo piso" de Palacio, el que durante 2014 fue criticado por una serie de descoordinaciones y malos manejos de gestión en la agenda de la Presidenta Bachelet.
Un ejemplo de esto es lo sucedido el 3 de diciembre pasado, cuando el Centro de Estudios Públicos (CEP) dio a conocer la encuesta correspondiente a la medición de noviembre. En esa oportunidad se informó que la aprobación de la Presidenta Michelle Bachelet llegaba a un 38%.
Ese mismo día, la jefa de Estado se encontraba en una gira en la región del Biobío. Sin previo aviso, el equipo de Presidencia sorprendió al informar que la Mandataria regresaría antes de lo previsto a Santiago y se iría directo a La Moneda. Esto fue leído como una decisión urgente tomada por Bachelet para analizar su importante baja en las encuestas, causando gran expectación pública.
Sin embargo, la decisión de suspender la actividad en el sur se debió exclusivamente a un problema de seguridad en la zona y no a una respuesta a los resultados de esta medición.
Este malentendido fue resentido en Palacio, especialmente desde el ministerio del Interior, donde se lamentó que se iniciara una "polémica gratuita" por culpa de una mala coordinación, la que se produjo justamente en el segundo piso de La Moneda.
El episodio, además, dio cuenta de una serie de conflictos entre la Secretaria de Comunicaciones, liderada en ese momento por Paula Walker, el equipo de programación a cargo de María Eugenia París, y el encargado de Políticas Públicas, Pedro Güell.
A esto además se sumó otro cuestionamiento: el déficit de manejo político que tendrían los integrantes del equipo más cercano a la Mandataria. Gran parte de estos reparos surgieron desde los dirigentes de la Nueva Mayoría, quienes aseguraban que la única forma de tener acceso a Bachelet era a través de Peñailillo.
Sin embargo, hoy el escenario de a poco ha cambiado. Y es que una de las apuestas de Uriarte en el segundo piso es justamente mejorar el trabajo político de la Presidencia con los ministerios y los partidos del oficialismo.
Un ejemplo de esto es el rol que ella ha tenido, por ejemplo, en la coordinación de la comisión asesora presidencial para la transparencia o en la definición del cronograma legislativo que fijó el Ejecutivo para 2015.
Pero más allá de su trabajo con los equipos que están al interior de La Moneda, la ex secretaria de Estado también ha reforzado su contacto con el Parlamento.
Durante la última semana de febrero y la primera de marzo se vio circular por los patios de Palacio a un grupo de diputados y senadores oficialistas, en su mayoría futuros jefes de bancada o presidentes de las comisiones más importantes del Parlamento para reunirse con Uriarte.
Quienes participaron de estos encuentros aseguran que la convocatoria realizada por la jefa de gabinete apuntó siempre a abrir un nuevo espacio de diálogo entre los parlamentarios y el gobierno, vínculo que se espera se mantenga durante todo este año.