Fue en junio de 2013, en plena campaña electoral, cuando el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, inició un debate que hoy lo sigue enfrentando con el equipo económico de Michelle Bachelet. "Algunas propuestas de candidatos de la Concertación y el PC elevan la incertidumbre y están afectando la inversión", aseguró el secretario de Estado, respecto de la creciente desaceleración de la economía chilena. La reacción en el entorno de la entonces candidata presidencial de la Nueva Mayoría, Michelle Bachelet, no tardó y las críticas crecieron, al punto de acusarlo de intervencionismo electoral.
A medida que mes a mes las cifras confirmaban la desaceleración del Producto Interno Bruto (PIB) y en línea con el ciclo político, esa pugna fue sumando nuevos episodios, alcanzando algunos de sus puntos más candentes durante la discusión legislativa del Presupuesto 2014, en que las actuales y futuras autoridades económicas se recriminaron mutuamente por el manejo de las finanzas públicas y el cumplimiento de las metas.
"Tiempo perdido"
Nueve meses después, y a pocos días de que Bachelet inicie su segundo período en La Moneda, ese debate sumó otro capítulo, tras conocerse la variación de 1,4% en el Indice Mensual de Actividad Económica (Imacec) de enero, cifra que se convirtió en la más baja para un mes desde marzo de 2010. Este dato encendió rápidamente los ánimos. El ministro del Interior, Andrés Chadwick, sostuvo en radio Cooperativa que este 1,4% era el resultado de las expectativas futuras del sector privado. Por ello, llamó a "no quedarse con la foto de último momento" y "mirar la película completa de los cuatro años" de gobierno, destacando que la economía habría crecido 5,4% en el período y que se habían creado 990 mil nuevos empleos. Mientras que el senador Ricardo Lagos Weber sostuvo que este resultado demuestra que el actual gobierno está dejando el país con una clara desaceleración.
Luego, en una cuidada puesta en escena y flanqueado por los miembros del futuro gabinete económico de la mandataria electa, el sucesor de Larraín en Teatinos 120, Alberto Arenas, también afirmó que la administración Bachelet recibirá como "herencia" de su antecesor una economía desacelerada.
"El nuevo gobierno recibe como herencia de la actual administración una economía desacelerada. El llamado que hacemos es a redoblar los esfuerzos de los sectores público y privado, para enfrentar esta desaceleración y cambiar el rumbo del crecimiento (...). Hay que retomar desde el primer día el tiempo perdido", afirmó.
Tras anunciar la conformación de un grupo de trabajo ministerial para impulsar una agenda en productividad, innovación y crecimiento, Arenas dijo que hay "un tiempo perdido importante en energía y en los costos que afectan los proyectos de inversión". El futuro ministro reafirmó el compromiso de enviar el proyecto de reforma tributaria -con el que se espera recaudar cerca de US$ 8.200 millones- en los primeros 100 días, especialmente, dijo, para financiar responsablemente el programa de gobierno en un contexto de menores ingresos fiscales por crecimiento.
"Por eso es tan importante enviar una reforma tributaria al Congreso, porque gastos permanentes se financian con ingresos permanentes. Eso es responsabilidad fiscal y eso es responsabilidad con la ciudadanía", señaló.
Aunque, más temprano, el ministro Felipe Larraín había optado por limitarse a señalar que el crecimiento del primer mes del año "se da en un contexto especial y tiene muchos elementos puntuales" -entre ellos, una alta base de comparación de igual lapso de 2012-, y que "no debemos tomarlo como una medida normal para 2014, que va a estar bastante por sobre este Imacec de enero". Más tarde, tras los dichos de Arenas, afirmó que en 2010 recibieron una economía "en recesión".