Se juegan 30 minutos de la primera semifinal en Belo Horizonte y la selección alemana de fútbol no tiene dudas de que jugará la final de la Copa del Mundo. Cinco gritos de gol silenciaron a los 40 mil brasileños en el Mineirao, despertaron su admiración y confirmaron que Las Aguilas son el gran candidato a ganar el Mundial.
Luego de la paliza de 7-1 sobre el Scratch, este domingo a las 15.00 (de Chile) la Mannschaft disputará su primera final del mundo en 12 años. Su última definición de Copa del Mundo fue en Japón en 2002, con derrota 2-0 frente al Brasil de Ronaldo, dirigido por el hoy cuestionado Luiz Felipe Scolari. Y hay que remontarse al Mundial de Italia 90 para el último título germano, por 1-0 con un penal de Andreas Brehme, frente a Argentina.
Parte del éxito del equipo en la persente Copa del Mundo radica en la disciplina y la planificación con que se pensó el Mundial desde la federación alemana (DFB).
Sin embargo, otros elementos han sido clave para el buen trabajo. Uno de ellos es la motivación que ha movido al grupo desde que comenzó a prepararse en Dusseldorf.
Para evitar lo ocurrido en Alemania 2006 y Sudáfrica 2010, donde cayeron en semifinales y tuvieron que conformarse con terceros lugares, el técnico Joachim Löw y el mánager Oliver Bierhoff apelaron a estimular a sus jugadores con las historias de los ex campeones del mundo en Suiza 1954, de la mano de Sepp Herberger; Alemania 1974, con Helmut Schön como entrenador, e Italia 1990, dirigidos por Franz Beckenbauer.
Las historias de los héroes del Milagro de Berna en el 54', cuando derrotaron a la Hungría de Ferenc Puskas; la selección liderada por Gerd Müller, que acabó con la primera versión de la Naranja Mecánica en la final de 1974, y la generación dorada del 90', con Jürgen Klinsmann, Brehme, Rudi Völler y Matthäus, que derrotó a Argentina liderada por Maradona.
En cada encuentro llevan al vestuario una camiseta firmada, hace un par de meses por una treintena de jugadores campeones del mundo. El 31 de mayo pasado, en la previa del amistoso ante Camerún, Horst Eckel, Franz Beckenbauer y Lothar Matthäus entregaron esta camiseta al plantel, en una ceremonia con cerca de 300 invitados.
"Menos mal que no están todos los campeones de 1974 y 1990, por que el título más importante es el de 1954. Gracias a él, el fútbol alemán tiene tanto prestigo, es conocido en el mundo y ustedes valoren ese legado", indicó Hans Schaefer, uno de los dos sobrevivientes de la corona en Suiza.
El otro sobreviviente, Horst Eckel, resumió el compromiso hacía el título, indicando que "deben ir a Brasil, jugar como saben y regresar como campeones".
Luego de la victoria por 1-0 sobre Francia, se vio en el camarín de Alemania la camiseta firmada, simbolo de una historia que se enriquece cada año.
Ante Argentina, en el Maracaná, se sabrá si el estímulo fue suficiente.