Titán es la luna más grande de Saturno y la segunda más grande del Sistema Solar después de Ganímedes. en Júpiter. Pero lo que verdaderamente hace fascinante a esta luna es que, junto a la Tierra, es el único cuerpo celeste del sistema que posee líquido estable en su superficie, aunque en su caso, lagos de metano.
Por ello, el satélite es considerado un cuerpo único y más similar a un planeta, y la razón por la que la Nasa evalúa financiar un proyecto que envíe una próxima misión al satélite.
La agencia espacial dio a conocer el miércoles los dos proyectos finalistas en la nueva convocatoria de su programa New Frontiers.
Uno de ellos es DragonFly, que tendrá como objetivo explorar la habitabilidad de Titán.
El otro de los proyectos seleccionados es Caesar, que pretende traer de vuelta a la Tierra una muestra del cometa 67P/Churyumov-Gerasimenko, el mismo cometa que en 2016 hizo noticia cuando fue visitado por la nave Rosetta y la sonda Philae de la Agencia Espacial Europea (ESA).
Libélula
DragonFly (libélula en español) es un helicóptero muy similar a un dron que explorará la química prebiótica y la habitabilidad de docenas de sitios en la luna Titán, un verdadero mundo oceánico del Sistema Solar.
El proyecto es encabezado por el Laboratorio de Física Aplicada (APL, por sus siglas en inglés), de la U. Johns Hopkins.
La misión Caesar busca enviar una sonda al satélite 67P / Churyumov-Gerasimenko, un cometa que fue explorado con éxito por la nave espacial Rosetta de la Agencia Espacial Europea, y regresar con estas muestras a la Tierra para analizarla y determinar su origen e historia.
"Es un gran paso en el desarrollo de nuestra próxima misión de descubrimiento de ciencia. Investigaciones tentadoras que buscan responder algunas preguntas más importantes en nuestro Sistema Solar hoy", dijo Thomas Zurbuchen, administrador asociado del Directorio de Misión Científica de la Nasa, al presentar los dos proyectos ganadores.
Cada equipo ha recibido un presupuesto de cuatro millones de dólares y dispone de unos ocho meses para hacer realidad su proyecto.
La elección como finalistas permitirá que los equipos científicos reciban financiamiento para continuar diseñando sus proyectos hasta la primavera de 2019, momento en el que se difundirá el ganador.
La Nasa elegirá al vencedor a mediados de 2019 y se estima que la misión ganadora podrá enviar su nave al espacio en el año 2025.