El 9 de diciembre de 1988 marcó un antes y un después para la historia del teatro chileno. Sin sospecharlo, 600 personas asistían al estreno de uno de los montajes más exitosos de las tablas locales, La negra Ester. Una carpa azul instalada en la Plaza O'Higgins de la comuna de Puente Alto fue el escenario donde Boris Quercia (en el rol de Roberto Parra), Willy Semler (Esperanza), Rosa Ramírez (Ester), María Izquierdo, Ximena Rivas y otros destacados actores dieron vida, por primera vez, a la adaptación teatral de las décimas de Roberto Parra. A la cabeza del proyecto estaba Andrés Pérez Araya (1951-2002), fundador del Gran Circo Teatro, compañía que sigue vigente a cargo de su viuda, Rosa Ramírez.
A más de 20 años de su estreno, La negra Ester vuelve a los escenarios, con presentaciones entre el 15 y el 19 de septiembre en el Teatro Nescafé de las Artes. El elenco es otro, pero el espíritu del montaje se mantiene intacto. De hecho, el personaje de la prostituta del puerto de San Antonio será alternado entre Rosa Ramírez y la actriz Claudia Pérez. "Todavía no abandono totalmente a la Negra, pero es el momento de soltarla", afirma Rosa Ramírez. "Me siento feliz, porque el público nos ha beneficiado con su asistencia a lo largo del tiempo. Somos parte del colectivo, del imaginario del país".
La obra fue un fenómeno en su estreno y es una de las más vistas del repertorio local. "Muchos vienen hoy con sus hijos o quienes ya la vieron siguen asistiendo, porque los hace reencontrarse con un momento histórico cargado de encantamiento. Nuestra obra ha durado más que la Concertación en el poder. Y ese es un mensaje súper claro. Hoy nos hace reír menos, pero nos impacta más, porque nos han pasado muchas cosas por boquiabiertos", comenta en alusión a una de las canciones más reconocidas del montaje.
Además de La negra Ester se presentará, en el Teatro Nescafé de las Artes, el montaje familiar Un circo diferente, adaptación de la compañía de Andrés Pérez de uno de sus textos más entrañables. Estrenado por primera vez en 2006, regresa a las tablas los días 17 y 18 de septiembre, con Rosa Ramírez en el papel de Josecito, un niño empeñado en construir un circo distinto a todos los conocidos.
Justamente, el mundo infantil es la fuente de inspiración para el nuevo montaje que prepara el Gran Circo Teatro. Tras participar en diversos talleres en Copiapó -en el marco de las Comitivas Culturales organizadas por el Consejo de la Cultura-, la compañía resolvió montar El mundo de Algacira, obra dirigida por Rosa Ramírez y cuyo personaje central está basado en una niña que conocieron en su paso por el norte. La pieza se presentará en el mes de octubre -siempre al aire libre-, en las comunas de Curacaví, María Pinto, Malloco, Independencia y San Joaquín.
En paralelo, y también en el mes de octubre -en una sala aún por confirmar-, estrenarán Dime Rufo, una comedia de equivocaciones escrita por Alvaro Ponce y dirigida por Rosa Ramírez, donde un ciudadano común es, repentinamente, transformado en Mesías.
UN MUSEO PARA ANDRES
Andrés Pérez falleció el 3 de enero del año 2002, en la cama número 8 del Hospital San José, dos años después de que le diagnosticaran sida. Con el fin de recaudar fondos para financiar su enfermedad, en diciembre de 2001 -justo entre Navidad y Año Nuevo- sucedió un hecho inédito: el elenco original de La negra Ester, el mismo que debutaba en 1988, volvía a reunirse.
A meses de conmemorarse los 10 años de la muerte de su director, la idea de reunir nuevamente a ese histórico equipo ha sonado con fuerza. Pero Rosa lo descarta, al menos por ahora. "Después de juntarnos en diciembre de 2001, antes de la muerte de Andrés, me quedé con la sensación de que esa era la última vez que trabajaba con el elenco original", comenta.
No obstante, se han planeado otros hitos en su memoria. Por ejemplo, en enero debería estar funcionando un renovado museo teatral -en la sede del Gran Circo Teatro, en la calle República-, donde, a través de vestuarios, imágenes y archivos se reconstruya la historia de la compañía. "A Andrés lo vamos a recordar como siempre, pero con el menor desgaste emocional posible. Hoy, no hay nada que pueda hacerse sin un proyecto y sin recursos. Me aburre hacer lobby, no tengo ganas de andarme validando ni de golpear puertas para explicar lo que hago todos los días", afirma.
De todos modos, el Festival Santiago a Mil dedicará su próxima versión a la memoria del fallecido director.