Cuando todos esperan que las estrellas sean las de siempre, surgen en los playoffs de la NBA algunos protagonistas medianamente inesperados. Esta noche fue el turno del escolta Kyrie Irving, quien fue fundamental para que Cleveland Cavaliers se impusiera por 112-99 ante Boston Celtics, en una jornada eficiente, pero nada espectacular de LeBron James, y con la ausencia notoria de Isaiah Thomas, lesionado de una cadera y ya fuera de la confrontación por la corona de la Conferencia Este.
Irving anotó 42 puntos, el máximo registro en postemporada de toda su carrera. De esa cifra, la mitad la acumuló en el tercer cuarto, período que su equipo había iniciado con una desventaja de 10 puntos.
El aporte de James también fue importante, con 34 puntos, seis asistencias y cinco rebotes, mientras que por los derrotados hubo un gran esfuerzo colectivo, pero que se derrumbó en el tercer cuarto, sobre todo cuando fallaron en el aspecto defensivo, permitiendo 40 puntos de los locales.
De esta manera, la serie se puso 3-1 a favor de los actuales campeones, que viajarán a Massachussetts con una ventaja que parece irremontable, más aún con la ausencia de Thomas, el pequeño geniecillo que se verá obligado a pasar por el quirófano.
Ahora parece inevitable que los Cavs se citen por tercer año consecutivo con los Warriors de Golden State en el duelo por el título de la liga.