Dificil es para la industria salmonera, desde hace ya varios años, tener temporadas tranquilas. Aunque el sector ya había dejado atrás la mala experiencia del virus Isa -que le reportó pérdidas por US$5 mil millones- y en los últimos meses el alza internacional de los precios le ha dado un respiro a las empresas, nuevas preocupaciones sanitarias han vuelvo a inquietar su futuro inmediato.
El cáligus, un piojo de mar que afecta a los salmones, está en las aguas chilenas en una concentración mayor a la normal, situación que se acentuó en el último trimestre. Entre las empresas y en la autoridad hay preocupación al respecto, porque este parásito provoca, entre otras enfermedades, el Isa y el síndrome rickettasia (SRS).
Cálculos de algunos operadores apuntan a que en torno al 12% del volumen de salmón atlántico o salar -la especie estrella del sector, que este año llegará a las 500 mil toneladas- está afectado. Aunque el cáligus está en la X Región, se ha concentrado mayormente en la XI Región, en particular en la zona de Melinka. Y el impacto ya se está notando: las cosechas han debido adelantarse, con lo que se están obteniendo, en algunos casos, ejemplares con un peso inferior al esperado.
Según información del Servicio Nacional de Pesca (Sernapesca), actualmente hay 69 centros de cultivo de salmón atlántico y trucha que han sido notificados como áreas de alta diseminación de cáligus (CAD) bajo el Programa Sanitario Específico de Vigilancia y Control de Caligidosis (PSVEC Caligidosis). Para que estos centros sean denominados de esta manera, cada salmón que está en el agua debe tener más de nueve piojos de mar como promedio semanal. Sernapesca indica en su informe que entre las empresas que presentan mayor cantidad de cáligus están AquaChile, Australis, Los Fiordos, Multiexport y otras. Un industrial del área calcula que de los 24 barrios que hay actualmente en la XI Región, tres -los más importantes- son los más afectados.
Según la autoridad, de las 1.231 concesiones de salmones que existen, la X Región concentra 539 licencias y la XI, 635. En 2012, de acuerdo con Sernapesca, la biomasa del salmón cultivado alcanzó su máximo histórico y de ese total la Región de Aysén concentró 52,88% de la biomasa.
DIVERSAS CAUSAS
Este fenómeno sanitario llega en un momento de bonanza para el sector, ya que la "crisis de precios" que se vivió en 2012 cambió su tendencia antes de tiempo y hoy el salmón se cotiza a un valor 40% superior al del año pasado. Este pasó de US$3,1 por libra en noviembre de 2012 a US$4,4 la libra en la primera semana de marzo.
Ejecutivos del sector coinciden en que el fuerte incremento de la biomasa ha gatillado el problema con el cáligus. Y aunque indican que no se trata de una crisis nueva, ya que el año pasado este factor también se presentó, sí admiten que el parásito se ha puesto "más rebelde" que en los últimos tres meses de 2012 y que la situación es preocupante.
Por otra parte, el jefe de la división de Acuicultura de Subpesca, José Miguel Burgos, cree que el nivel al que ha llegado este piojo de mar es el "más alto" después del Isa. Con todo, aunque ratifica la existencia de una sobrepoblación de salmones en el agua, asegura que el fenómeno es estacional, ya que la temperatura del agua en estos meses es mayor, situación que se ha agudizado, explica, por la menor ocurrencia de lluvias en el sur del país.
Burgos, quien regresó el jueves de una visita a las zonas con problemas, coincide en que el más afectado es el salmón atlántico, aunque no existe una cuantificación del impacto en esta especie. Pero la trucha también está siendo afectada debido a la mayor presencia de RSR.
CRITICAS DEL SECTOR
En la industria aseguran que la existencia constante de cáligus en el agua se debe a la falta de medidas enfocadas a erradicar la enfermedad y que ha faltado foco en la prevención.
Hoy, según los reglamentos, una vez que la autoridad identifica un foco de enfermedad, las compañías tienen entre cuatro y seis semanas para rebajar la cantidad de parásitos en las especies. Si en ese tiempo no hay cambios, puede obligar a las empresas a cosechar la jaula donde están los salmones o, incluso, una parte importante del centro de cultivo, si hay más jaulas afectadas a ese nivel.
El vicepresidente ejecutivo de Friosur, Carlos Vial, cree que "las medidas que está tomando la autoridad son insuficientes" y agrega que la erradicación del cáligus de las aguas locales debería ser el principal foco de estudio del gobierno. "Estas son amenazas que siempre llegan cuando sube la producción. Hoy debería ser la prioridad. Hay que concentrarse en la bioseguridad. Mientras exista, la industria siempre estará en riesgo y amenazará su futuro", opina Vial.
En una presentación realizada a inicios de mes en el foro North Atlantic Seafood, el CEO de Cermaq, Jon Hindar, señaló que los niveles de cáligus y SRS en Chile "son un tema" que impacta al sector. Destacó que "la industria y las autoridades reguladoras tienen que trabajar juntos con el fin de mejorar y ampliar la gama disponible de las estrategias para hacer frente a los piojos de mar y el SRS".
ZONA SATURADA
El subsecretario de Pesca, Pablo Galilea, admite que hay inquietud, pero subraya que la situación no es alarmante. Enfatiza que si bien el nivel de cáligus no se asemeja al que existía antes del estallido del virus Isa, podría llegar a ese nivel. Pero, apunta, "hoy la situación está más controlada, porque tenemos normas totalmente distintas. Hay más fiscalización y conciencia de parte de la industria. Se están tomando las medidas oportunas", afirma.
Una de ellas, hoy en estudio, es decretar a la zona de Aysén como saturada y limitar las siembras de salmones. "Existe un aumento en cáligus que nos preocupa a todos, porque fue la antesala del Isa en su momento. Por lo tanto, hay que tomar algunas medidas y se está evaluando la posibilidad de decretar zona de saturación a la zona. La decisión se debería tomar en abril", señala.
Otra de las medidas que se aplicará es sancionar a las empresas con una determinada cantidad de cáligus por ejemplar. "Esto significa que en los ciclos productivos posteriores, las empresas tendrán menores densidades. Es decir, podrán echar menos peces al agua. Es parte de la nueva normativa", explica.
En la actualidad se está obligando a las empresas a cosechar anticipadamente, disminuyendo el tamaño de los salmones extraídos. En su mejor momento, la industria llegó a cosechar pescados de siete kilogramos y hoy esa medida ha caído a rangos de 2,5 a 3,7 kg por salmón (ver infografía). Un ejecutivo indica que por debajo de los 2,5 kilogramos la venta de salmones es un "mal negocio" y enfatiza que hoy el sector puede "sobrevivir" con los actuales tamaños, gracias al repunte del precio.
Galilea sostiene que al limitar las siembras, el impacto productivo se vivirá en 2014. Agrega que este fenómeno mejorará el nivel de precios de los salmones. "El que viene será un mejor año que 2013 en términos de precios, aunque al cierre de este ejercicio ya debería haber una recuperación total de la cotización", añade. SalmonChile declinó opinar sobre esta nueva amenaza sanitaria.