Cuando se conocieron a las orillas del río Ganges, en la India, Andrés Fuentes y Carlos Marín no se imaginaban que 20 años más tarde terminarían liderando Gamma Capital, una firma de private equity enfocada en empresas que necesitan un golpe de timón. De la entidad también es socio fundador Patricio Fernández, quien conoció a Fuentes a comienzos de los 2000 entre los volcanes del sur de Chile, compitiendo en diferentes carreras de aventura.
Hoy los tres socios emprenden juntos un nuevo y desafiante viaje: hacer de Empresas Masvida (EMV) el mejor holding de salud del país en un plazo de cinco años. Para eso también sumaron a Javier Álvarez, actual presidente del Sanatorio Alemán de Concepción.
Saben que esta es una prueba importante y que pese a tener buenos resultados en otras operaciones -el Fondo de Inversión Hotelero que controla el Hotel Intercontinental, el Ritz Carlton y Crowne Plaza en Santiago, y el salvataje del Sanatorio Alemán de Concepción- el éxito en el mundo del private equity se alcanza sólo cuando se venden los activos.
Su tercera gran transacción podría ser EMV, que enfrenta un alto endeudamiento, problemas de caja en la isapre -con el 17% del mercado de afiliados- y de gestión en las clínicas (Las Lilas informó un ajuste patrimonial negativo por más de $23 mil millones).
Pese a todo, Gamma Capital ve en este escenario una gran oportunidad. Patricio Fernández, presidente de la firma, así lo revela: "En cierto sentido, vimos que Masvida se había iniciado como una especie de "cooperativa", alcanzando con ello un lugar importante en la industria, y para seguir creciendo debía realizar cambios más profundos de administración y gobierno. En eso nosotros sabemos mucho y sabíamos que seríamos un gran aporte. Tenemos una plataforma para ser el mejor grupo de salud privada de Chile en conjunto con nuestros socios fundadores, los médicos".
El atractivo de Masvida
Por los diarios. Así fue como Fernández, Fuentes y Marín se enteraron de que el presidente de Empresas Masvida estaba en la búsqueda de un socio estratégico. Tenían a cuesta su experiencia en el Sanatorio Alemán -en 2014 reestructuraron su propiedad, inyectaron capital y refinanciaron las deudas, reactivando la viabilidad de la compañía-, por lo que decidieron sentarse a analizar la oportunidad.
Fernández confiesa que "el principal atractivo que vimos en EMV a fines del 2015, cuando empezamos a mirar el caso, fue el potencial que había para mejorar aspectos generales pero relevantes de administración y dirección, que desde nuestro expertise podían significar una mejora sustancial frente a la competencia".
Estaban conscientes de que los flujos de la isapre permitieron financiar, mediante préstamos a la filial MVFinancial, la expansión meteórica de la red de clínicas de la empresa de médicos. Pero el sobreendeudamiento de sus filiales ( al 30 de septiembre pasado la isapre acumulaba pasivos por $196 mil millones, de los cuales el 61% tenía vencimientos menores a un año) y el fracaso de los planes para inyectar recursos -el bono en Estados Unidos, la apertura a Bolsa y el ingreso de posibles socios estratégicos de forma minoritaria- complicaron el proyecto de expansión del grupo. Esto, sumado a la prohibición a la isapre por parte de la Superintendencia de Salud de traspasar bajo cualquier modalidad y/o condiciones fondos a sus empresas relacionadas, y a la mala gestión, incrementaron las dudas del mercado financiero, que ya miraba con recelo el sector.
La isapre enfrentó problemas para constituir las garantías legales exigidas por el regulador (debe respaldar los compromisos con afiliados y prestadores con boletas de garantía bancaria y/o depósitos a plazo), porque los bancos acotaron su participación en este ítem, viéndose obligada a aumentar los depósitos a plazo para no incumplir con este indicador. A su vez, la menor liquidez incrementó los plazos de pago comprometidos, obligando, como en un círculo vicioso, a incrementar las garantías necesarias. Las clínicas, en tanto, al no generar caja se vieron ahogadas por los préstamos y los compromisos con proveedores y médicos. "Este juego los apretó doblemente", dice un conocedor de las tratativas.
Su primera oferta constaba de un aporte de capital y crédito a través de un fondo de inversión (HIS) por un total de $60 mil millones. Los créditos se pactarían a una tasa de UF+8% y el 50% quedaba en manos de Empresas Masvida, participación que no podía diluirse.
La prensa volvió a tomar un papel relevante en esta historia. Por medio de ella también supieron que su primera oferta había sido rechazada.
A comienzos de enero, tras fracasar el acuerdo con Southern Cross, Empresas Masvida volvió a contactar al grupo y esta vez las conversaciones resultaron exitosas. Este martes se oficializó el acuerdo que da inicio al due diligence y al desembarco de Gamma Capital en el holding de salud, supeditado a la votación en la junta de accionistas. De tener luz verde, el fondo de inversión que prepara Gamma, con aportes principalmente de familias, será controlador del 85% de Empresas Masvida y del 95% de los derechos económicos.
El cambio de rumbo
Álvarez, Fernández, Fuentes y Marín lideran el equipo que se instaló en las oficinas de Masvida mientras se desarrolla el due diligence, que determinará el monto del aumento de capital que permita la continuidad y viabilidad normal de los negocios y que hoy se calcula en torno a los $50 mil millones. Aprovecharán también de monitorear activamente la gestión y la dirección del holding.
Cercanos al proceso explican que el mayor problema que enfrentó Masvida fue el deterioro de su credibilidad, lo que complicó sus posibilidades de financiamiento, generó una fuga de afiliados y problemas con varios de sus stakeholders. "Son varios agentes los que participan de esto. Necesitamos alinearlos a todos, que tengan fe en que vamos a arreglar esto", dice un cercano a Gamma Capital.
Por ello, la prioridad de cortísimo plazo de Gamma Capital es restituir la relación con los médicos, afiliados y proveedores de servicios, para lo que utilizarán los recursos frescos disponibles.
En paralelo, los socios comenzaron las conversaciones con los bancos, donde destacan Santander, Bci y Scotiabank. Confían en que podrán aumentar el aporte de las garantías bancarias en el capital que se debe garantizar ante la Superintendencia para el pago de los compromisos, con lo que se podrán liberar depósitos a plazo y contar con recursos frescos, sin dejar de cumplir con los indicadores legales. Así, comenzarán a regularizar pagos y plazos con los prestadores, entre los que están las clínicas del grupo, que consecuentemente podrán pagar también a sus proveedores y a la isapre. Incluso, si antes del cierre existen necesidades de financiamiento para mantener la operación, Gamma gestionará la obtención de los recursos necesarios.
Además están evaluando las asesorías tributarias, de auditoría y financiera. Ya tienen propuestas y definirán a los elegidos en las próximas horas. Eso sí, no estaría contemplada ningún tipo de asesoría para empresas en crisis o quiebra. También sondean a quienes podrían integrar el equipo administrativo de las entidades, que tendrá como objetivo mejorar la eficiencia, sobre todo en las clínicas. Todo parece indicar que la casa no sólo se ordenará, sino que también se remodelará.
En privado han comentado que no están nerviosos ante el resultado a obtener en la junta de accionistas el próximo 3 de marzo, porque todos los médicos dueños de Empresas Masvida están invitados a invertir en el fondo que prepara Gamma Capital, en las mismas condiciones que el resto de los aportantes. Es más, si cada uno de ellos aportara $2 millones, suscribirían el 35% de la propiedad final, con lo que conservarían el 50% de la propiedad de la empresa, calcula un conocedor de la transacción.