A 80 kilómetros del océano Atlántico, orgullosa de su Giralda de 104 metros de altura, la ciudad que recibe a Sampaoli no tiene comparación en los libros de viajes. "Una ciudad dulce, honrada, que le abre a uno los brazos. Aquí no existe la palabra forastero. Aquí la gente se entrega siempre al entrenador", explica Pablo Blanco, responsable del fútbol base del Sevilla, una institución desde que empezó como futbolista en 1971, 45 años unidos de corazón y oficio a una ciudad de 700.000 habitantes, la más poblada de Andalucía, "donde, por encima de todo, se vive con alegría".

Una descripción que comparte Manolo Jiménez, ex futbolista y ex capitán durante 14 temporadas, que luego fue tres años entrenador del club, en los que ganó la Copa del Rey y una Europa League. De ahí que él también sea un hombre destinado a aconsejar a Sampaoli. "Viene a uno de los equipos con más capacidad para reinventarse cada temporada".

De esa capacidad forma parte ahora Sampaoli, que tendrá, según Pablo Blanco, unas instalaciones magníficas en la Ciudad Deportiva, "11 campos de fútbol, cuatro de hierba sintética y siete de hierba natural". Allí se ha tejido estos años un Sevilla muy exigente. "Si Sampaoli hubiera venido hace 15, 20, 30 años vendría a un equipo distinto, nada que ver con lo de ahora; ni siquiera en mi época en la década de los setenta, en la que tuvimos a campeones del mundo como Scotta o Bertoni fuimos tan competitivos", añade.

De hecho, a día de hoy, el Sevilla ya es uno de los grandes de Europa, como reivindica Jiménez: "Es emocionante ver el cambio que ha pegado el club en los últimos 15 años. Yo empecé a entrenar en la misma época en la que Monchi se iniciaba de director técnico. ¿Cómo ibas a soñar con lo de hoy? Entonces el club estaba en Segunda y muy mal económicamente y ganar títulos parecía tan lejano…".

Pablo Blanco no quisiera engañar a Sampaoli. Se niega, por tanto, a hacer apología del club: "Pero si le digo que viene a un club magníficamente estructurado no le estoy engañando. Es la pura verdad. No se trata de un equipo por hacer, donde dices, 'aquí hay que empezar de cero', no, qué va, es todo lo contrario".

Por eso Jiménez entiende que Sampaoli ha elegido un buen destino para debutar en Europa: "No sé si es el mejor, porque no soy hombre de comparaciones. Pero sé que el Sevilla es un gran sitio. Aquí es difícil que uno tenga problemas para adaptarse. He sido entrenador. He sido jugador del Sevilla. He conocido a demasiada gente y no he conocido a nadie que hablase mal de esta ciudad, y eso que es posible que la afición sea muy exigente o que esté siempre muy encima nuestro. Pero ese compromiso te estimula, te hace valorar más donde estás, la fortuna de estar ahí. Yo tuve mi momento en el Sevilla y lo sé".

Cantatore, precedente Jiménez, por lo tanto, habla de la pasión, la misma con la que Monchi, el director técnico, el artífice de que Sampaoli esté en Sevilla, habla del entrenador: "Yo veía a Chile y, en vez de una selección, me parecía un club". Jiménez se acuerda entonces de Vicente Cantatore, al que tuvo de entrenador en su época de futbolista en el Sevilla. "Era un placer escuchar hablar a aquel hombre, la manera en la que se expresaba y era chileno. Con esto no quiero decir que sean iguales, porque no hay dos hombres iguales. Pero sé por experiencia que todo lo que viene de Chile es muy apreciado en Sevilla. Se ha ganado ese derecho por historia: Cantatore, Zamorano, Medel...". Pablo Blanco tampoco se olvida de la Chile de Sampaoli que ganó la Copa de America: "Había momentos en la que la veía y era como si viese al Sevilla: un equipo rocoso, solidario, rápido en ataque, en defensa… No se podía pedir más".

Así que la hinchada ya está deseando conocer a su nuevo entrenador. Se palpa en la calle y en las encuestas a pie de calle. El calor del verano, con temperaturas que a mediodía se acercan a los 35 grados, no impide pensar en el futbol, en el invierno, en la Champions, en esta nueva aventura,  "en la que no hay que pensar en éxitos o fracasos", según Jiménez, "sino en esfuerzo y exigencia".

Pablo Blanco lo aprueba: "Todo el mundo puede hablar del pasado y del presente, pero no del futuro, porque no lo hemos vivido nadie". Por eso ahora el secreto está en enamorarse. "Sobre todo, en vivir y disfrutar", según Jiménez; "al fin y al cabo, el fútbol es eso". Incluso, en la maravillosa capital de Andalucía, donde a Sampaoli no le ha recibido sólo el balón. También otra cultura de vida. Un rincón chileno muy español, que probaron Cantatore, Zamorano, Medel y Rabello. Pese a los pronósticos de Maturana ("si creen que será campeón con el Sevilla están muy equivocados"), Sampaoli tiene un buen reto que no lograron sus antecesores. Conseguir que desde Chile, aunque con acento argentino, llegue al fin un título.