La nueva mirada de las series al comercio sexual
The Girlfriend Experience -que regresa esta semana- y The deuce, han explorado el tema con otra profundidad.
Fue una adaptación poco vista de una película que realmente casi nadie vio. Y aun así, resultaba casi imposible no encontrar a The girlfriend experience a fines de 2016 mencionada en los listados que elegían las mejores series del año. La atrevida historia centrada en una joven estudiante de derecho que vive una doble vida como una escort se ganó el respaldo de la crítica de tal forma que fue renovada para una segunda temporada, a pesar de su poco numerosa audiencia.
Se trataba de un ejemplo atípico de televisión por la forma en la que expandía el concepto de la película homónima de Steven Soderbergh (quien es productor de la serie), yendo más allá de la provocación por el gusto de provocar. Sí, la temporada contaba con desnudos frontales y sexo explícito en casi todos sus 13 episodios -algo no extraño para una serie de cable premium-, pero el erotismo era por sobre todo una forma de explorar la psicología de su personaje central, humanizando como pocas veces en televisión a una (algo sociópata) trabajadora sexual.
Mientras que en ejemplos de los últimos 15 años la prostitución ha sido abordada más desde la sátira y la glamorización (El diario de una prostituta) o como habitantes secundarias y quebradas de las historias de anti héroes (desde Breaking bad hasta House of cards), hoy la era de prestigio televisiva, con ejemplos que van desde The girlfriend experience hasta The Deuce de HBO, rompe uno de sus últimos tabús sexuales y hace de estas mujeres sus protagonistas.
Siguiendo el formato de serie de antología -que cuentan con historias y elencos distintos en cada ciclo-, la nueva temporada, que se estrena en Chile este viernes a las 23 horas por Fox Premium Series, contará esta vez dos historias distintas. Los creadores, Amy Seimetz y Lodge Kerrigan, que en el primer ciclo se turnaron la dirección, y co-escribieron los episodios, ahora se dividieron, cada uno con la libertad de crear su propia historia, las cuales no se entrelazan. Todos los viernes se estrenará un capítulo doble.
La primera, dirigida y escrita por Kerrigan, se desarrolla en Washington, siguiendo a Erica (Anna Friel) una lobista de una firma de financiamiento político que contrata a Anna (Louisa Krause), una escort, para grabar sus encuentros con un rival y así poder chantajearlo; pero la relación entre Erica y Anna evoluciona a algo más que laboral.
La segunda, a cargo de Seimetz, se centra en Bria (Carmen Ejogo), una ex escort que debe abandonar su vida de lujos y entrar a un programa de protección de testigos junto a su hijastra tras denunciar a su marido narcotraficante al FBI. Sin poder adaptarse a una poco glamorosa vida en Nuevo México, decide intentar recuperar su antigua profesión.
Los tonos son distintos: el mundo de Kerrigan es frío y gris, y la intimidad es violenta. Seimetz es más sutil, con una propuesta que se despega totalmente del primer ciclo. Sus personajes no se cruzan, pero la voz de la serie se mantiene en ambos escenarios: entender las dinámicas de poder cuando lo que se vende es sexo, sin juicios morales y sin pudores.
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