La nueva opción para el tratamiento del mal de Parkinson: células madres
Esta terapia permite retardar el avance de la enfermedad, prevenir sus complicaciones y, en algunos casos la detención de síntomas.
El trasplante de células madre autólogas (obtenidas del propio paciente), son una nueva opción de tratamiento para quienes padecen el mal de Parkinson.
Esta terapia "permite retardar el avance de la enfermedad, prevenir sus complicaciones y, en algunos casos, hemos visto detención de los síntomas, como el temblor y la rigidez, lo que ha sido muy positivo para el paciente y su familia", explica el doctor Raúl Ríos, Ceo de Clínica Regencell.
"Se trata de un procedimiento mínimamente invasivo que consiste en la extracción de tejido adiposo y médula ósea. Estas muestras se procesan para obtener las células madre que luego se reintroducen al organismo vía endovenosa y en el espacio que rodea la médula espinal en la zona lumbar", explica el doctor Raúl Ríos.
La enfermedad de Parkinson es el segundo trastorno degenerativo más frecuente después del alzheimer y afecta al 2% de la población mundial. En Chile afecta a 30 mil personas.
El Parkinson genera un daño progresivo del sistema nervioso central, que altera el movimiento, control muscular y equilibrio. Afecta a hombres y mujeres por igual, y se desarrolla principalmente en la sexta década de vida, aunque existe una variante precoz que se manifiesta antes de los 40 años.
Aunque la progresión de la enfermedad es relativa, generalmente se diagnostica ante la evidencia de uno o más de los siguientes síntomas: temblor de reposo, lentitud al movimiento, perdida de los reflejos y de expresión facial, salivación espontanea, micrografía o escritura con letra pequeña e ilegible, entre otros.
El desarrollo de estos síntomas implica la pérdida de autonomía del paciente que, frecuentemente, presenta caídas o dificultad para movilizarse. El deterioro de la calidad de vida suele generar, además, cuadros depresivos secundarios, apatía, trastornos de sueño, dolores musculares, cansancio físico y mental.
Esta afección fue descrita por primera vez en 1817, por el médico británico James Parkinson, quien se refirió a ella como "parálisis agitante".
El trasplante de células madre es una opción a los tratamientos tradicionales que consideran el uso de fármacos, no exento de efectos secundarios; cirugías, sin resultados esperanzadores; estimulación craneal por corriente alterna, solo para el manejo de los temblores. Y la rehabilitación neuromotora, con apoyo kinésico para reforzar la musculatura y reeducar los movimientos.
Además del Parkinson, el trasplante de células madre autólogas permite el tratamiento alzheimer, diabetes, artritis y cardiopatías. Además hay buenos resultados en patologías como esclerosis múltiple, bronquitis crónica y fibrosis pulmonar, enfisema, fibromialgia, disfunción erectil, autismo, asma, lupus, alopecia y disfunción muscular.
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