"Trágate tu vómito que aún queda una hora y media de entrenamiento. O te vas a tu casa y no vuelvas". Esta frase es parte de la historia que ha remecido al deporte español y que se mantenía escondida detrás de los éxitos del nado sincronizado, que en Londres 2012 sumó una plata y un bronce para los hispanos. Y es que tras la salida de la entrenadora Anna Tarrés, varias ex seleccionados han detallado el trato cruel y dictatorial con el que dirigió al equipo.
Tarrés, con 15 años de trayectoria y 55 medallas, dejó su cargo tras los JJOO, cuando la Federación española decidió no renovar su contrato. Una decisión que causó sorpresa debido a su exitoso trabajo, pero que abrió la puerta para la polémica, al comenzar a aparecer ex deportistas denunciando los malos tratos.
Y esta semana, la bomba terminó de explotar con una carta en la que mujeres que participaron en la selección española de nado sincronizado expresaron en detalle sus experiencias.
La historia de la joven que quería salirse de la piscina es de Ana Violán Espinoza, seleccionada hasta 1997 y médico de profesión. Y en la carta detalla así el hecho: "Anna, ¿puedo salir del agua un segundo a vomitar? Tengo muchas nauseas (tras cinco horas dentro del agua)". Y la respuesta: "¡No! ¡Trágatelo que aún te queda una hora y media para terminar! Si no,fuera, te vas a tu casa y no vuelvas".
Tarrés, según las denunciantes, a una joven de 14 años, tras fallar un ejercicio, le dijo "no te hagas la estrecha si te has follado a todo lo que se mueve" y a otra seleccionada le gritó "fuera del agua gorda, vete al psicólogo" cuando la nadadora, que desconocía el catalán, le pidió que le hablara en castellano. Y una comenta que se volvió bulímica después que le dijo "habrás quedado bien en figuras, pero con lo gorda que estás no puedo desfigurar el equipo". La deportista medía 1,75 m. y pesaba 57 kgs.
En otros casos, menospreciaba los triunfos de sus dirigidas e incluso a una le quito la medalla lograda en el Preolímpico de Beijing para dársela a su hija.
Tarrés ha recibido defensa, incluso de otras seleccionadas, mientras se espera que la propia afectada responda a tan duras acusaciones.