Ayer, cerca de las 10 de la mañana, los alumnos que cursan la carrera de entrenador, impartida por el Instituto Nacional del Fútbol (Inaf), ocupaban algunas de las canchas de Quilín, como lo hacen habitualmente, para sus clases prácticas. Sin embargo, tuvieron que abandonarlas de un momento a otro, algo que fue sorpresivo para ellos.
La razón fue que el técnico de la selección chilena, Jorge Sampaoli, no quería espías en la práctica de la Roja ni la presencia de ninguna persona que pudiese hacerlas de informante o filtrador de la rutina del equipo. Por lo mismo, las clases prácticas programadas para ayer fueron suspendidas, lo que generó molestia en el alumnado. Sólo las cátedras teóricas se realizarían sin ninguna alteración.
Waldo Balaguer, subdirector de la carrera de entrenador, se refirió al asunto. "Obviamente los alumnos se sintieron bastante molestos. La Selección invadió la privacidad del Instituto, aunque, finalmente, los alumnos entendieron. La dinámica de la Selección es así y siempre genera un polo de atracción importante. Se nos complicó la situación porque los alumnos querían ver la práctica", comentó a La Tercera.
La exigencia del entrenador argentino afectó también a los funcionarios del Inaf que, en ese momento, estaban en las canchas o en los alrededores. La petición era clara: nadie ajeno al cuerpo técnico y médico de la Roja podía presenciar el entrenamiento. Ni siquiera los miembros del departamento de prensa de la ANFP. Es más, el fotógrafo oficial estuvo sólo los primeros 15 minutos. El único que puede tener acceso a ver los trabajos es el gerente de selecciones, Felipe Correa.
"Me parece que esta situación no debió ocurrir, no corresponde. La manera de proceder debió ser otra, pero ya pasó y no hay que polemizar. Oficialmente, mañana (hoy) tenemos clases normales, pero si se repite la situación, habrá que tomar medidas", agrega Balaguer.
Sampaoli quiere privacidad total y que sus tácticas no se filtren. No quiere dar ventajas facilitando información que pueda servirles a los rivales de Chile en el Mundial de Brasil: Australia, España y Holanda.
Por eso, la Selección entrenó bajo total sigilo en el césped de Quilín, hasta donde se dirigieron ayer para no deteriorar las canchas del complejo Juan Pinto Durán, producto de la lluvia caída el miércoles.
En Macul el secretismo también férreo. A excepción de Correa, ningún funcionario de la asociación puede ver las prácticas. Son detalles importantes para Sampaoli, así como la doble barrera de vallas papales situadas afuera de avenida Las Torres para impedir que las antenas de televisión capten la práctica.
Estas medidas trascienden hasta el mismo camarín de la Roja, donde los seleccionados evitan dar detalles de los entremientos, como los sistemas tácticos probados o las formaciones.
El capitán de la selección chilena, el arquero Claudio Bravo, lo tiene claro. "No nos beneficia decir con qué sistemas estamos trabajando, porque con eso estaríamos beneficiando y facilitándole el trabajo a los rivales", sentenció el meta.