La odisea en micro de Daniela Seguel
Hace un año, la tenista estaba jugando Wimbledon y al borde del top 100 en dobles. Luego de un bajón, decidió dejar Europa y regresar a Chile para volver a empezar. Todas las mañanas parte en micro a los entrenamientos desde San Joaquín a Las Condes.

Son las 7.50 de la mañana del miércoles 12 de agosto. Sobre la comuna de San Joaquín cae un incómodo aguacero. El frío y la oscuridad también se hacen presentes en el estrecho paradero ubicado en Avenida Departamental frente a la calle Tomás de Campanella. Ahí un grupo de personas se amontona para guarecerse bajo el pequeño techo que cubre la parada.
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Londres, 25 de junio de 2014. Daniela Seguel debuta en Wimbledon, el Grand Slam más tradicional del tenis, y donde los jugadores están obligados a entrar de punta en blanco a la cancha. La realeza británica y diversas estrellas del espectáculo se juntan en los palcos del imponente All England, y es común encontrarse con astros como Roger Federer, Rafael Nadal y Andy Murray, a quienes la Pantera observa en las prácticas.
En ese ambiente, Daniela está lista para debutar en la primera ronda de dobles, junto a su compañera serbia Vesna Dolonc. Y si bien son derrotadas por las alemanas Anna Lena Groenefeld y Julia Goerges, la experiencia es inolvidable para la primera chilena en jugar el certamen en 31 años.
El top 100 de dobles está a la vuelta de la esquina. Por eso, la apuesta es seguir radicada en Bélgica, entrenando en la academia de la ex número del mundo Justin Henin, lugar en el que trabaja su coach, Juan Pablo Abarca.
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San Joaquín, 8.05 de la mañana del 12 de agosto. Después de unos minutos de espera, la 212 por fin pasa. Entre las muchas personas que abordan el autobús oruga, se distingue una figura morena y estilizada, que contrasta con el bolso raquetero blanco -y algo sucio producto de la arcilla- que la acompaña. Es Daniela Seguel.
Como cualquier chilena que sale a ‘parar la olla’, la tenista de 22 años se abre espacio en una micro que luce llena al cruzar el torniquete, luego de colocar la tarjeta Bip! en el validador.
Encontrar un asiento libre es imposible. Llegar a la estación Macul es la intención de todos, también de Daniela. "Ya estoy acostumbrada. Desde que empecé a jugar tenis, la mayoría de las veces me he movilizado en micro y en metro. Obviamente, ayudaría tener algo más cómodo para andar, sobre todo por el desgaste, principalmente en las tardes, cuando vuelves toda cansada y tienes que tomar el metro o la micro llena, y lo único que quieres es sentarte. Pero también sé que es parte del esfuerzo necesario para hacer el deporte que quiero", señala.
Su rutina es dura. "Me levanto a las 7; salgo a las 8 de la casa; hago físico de las 9 hasta las 11. De ahí, tengo tenis de 11.30 a 1; almuerzo en el club (ubicado en La Reina) o cerca, aunque la mayoría de las veces llevo colación. Y, después, de 3.30 a 5, vuelvo a hacer tenis. Ducha en el club, y a la casa. Me duermo como a las 11", relata.
Tampoco hay recursos como para comprar un auto. "Mi papá tiene un taller de calzado y mi mamá vende ropa americana en la feria", explica. Además, comenta: "Hoy en día no me da para vivir del tenis. Gasto más de lo que me hacen ganar los torneos. Es difícil, pero uno aspira a llegar al top 100 y ser una jugadora mucho más destacada para vivir de este deporte".
El viaje transcurre, algunos pasajeros miran con sorpresa ante el sonido de la cámara fotográfica. Incluso, algunos se incomodan. Pero más allá de eso, todos van sumidos en su mundo. Unos escuchan música, otros tratan de leer algún libro, mientras que los privilegiados que alcanzaron un asiento, duermen o se hacen los dormidos, para no ceder su puesto a alguien que lo necesite.
Daniela observa y piensa en los ejercicios que tendrá que realizar en la Clínica Meds, en Las Condes, donde la espera el reconocido preparador físico Carlos Burgos. Ahí, la bachata, el reggaeton y las cumbias la acompañan. "Mis gustos musicales son bien futboleros", expresa, entre risas.
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Luego de Wimbledon, Daniela apareció 110 en el ranking mundial de dobles. En singles, en tanto, había alcanzado la 257ª posición, tres meses antes. Sin embargo, lo que vino después estuvo lejos de lo esperado. Gran cantidad de derrotas y un estrepitoso derrumbe en la clasificación pusieron en jaque el futuro de la Pantera, quien llegó a caer hasta el puesto 723 en individuales y al 419 en duplas.
"Ha sido un año complicado, partí bastante mal, con muy poca confianza. Los resultados no se me daban, estaba en Europa, echaba de menos y la organización de los calendarios no se estaba haciendo adecuadamente. También pensé en dedicarme solo al dobles, porque tenía un buen ranking. Pero luego bajé y hace dos meses decidí volverme a Chile, a entrenar acá con Aldo Alvarez", confiesa. Y añade: "Estoy súper contenta, porque la decisión me ha ayudado un montón en lo anímico; en la confianza; en sentirme más acompañada; en estar con mi familia, con mis amigas y con mi gente".
Y el cambio ha sido positivo: en los últimos dos meses ha ganado tres torneos en singles y dos en dobles. De hecho, en los últimos dos, en Argentina, se impuso en ambas modalidades.
"Hoy me siento mucho mejor y muy motivada para lo que queda del año. Mi idea es volver a estar rápido entre las 300 mejores. Tengo las posibilidades y el nivel para lograrlo. Espero conseguirlo en algunos torneos más, porque mi meta es jugar la qualy de Roland Garros, mi Grand Slam favorito".
En ese sentido, las prioridades cambiaron: "Estoy más enfocada en el singles, aunque no quiero dejar de lado el dobles, porque te da más plata para mantener la carrera. Pero si tengo que privilegiar algo, esta vez será el singles".
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A la llegada a Meds, la lluvia se transforma en diluvio y las calles comienzan a anegarse. Un poco mojada, llega a las 9.17 al recinto que también cuenta con un gimnasio en su interior. En ese lugar también hay futbolistas, que la reconocen por su pasión por Colo Colo.
"Con este equipo, nos da para ilusionarnos, se ve un equipo que está jugando bien, intenso, y que tiene un plantel más largo. Antes teníamos un buen equipo, pero no había recambio. Han aparecido chicos que están jugando a gran nivel y eso hace más competitivo al plantel", comenta Daniela, quien tiene especial cariño por Esteban Paredes, Justo Villar y Esteban Pavez, y que en los momentos libres juega como delantera en un equipo de amigas.
A la luz de la conversación futbolera, también sale a la palestra un poco conocido diálogo con Claudio Bravo, en abril pasado. "Nos encontramos en un Starbucks en España. Fue algo muy motivante, porque Claudio es un referente de Colo Colo y es el capitán de la Selección. Poder hablar con él, que me contara sus anécdotas o experiencias y que a la vez me motivara, me dejó muy feliz. Me decía que luchara por mis sueños. Es un tipo muy humilde y una excelente persona. Un crack dentro y fuera de la cancha".
Y si de sueños se trata, hay uno muy particular. "Me gustan las fotos y si en algún momento se da, me gustaría conseguir algo como modelo, feliz lo haría. Podría ser modelo de ropa deportiva, de vestidos o de jeans. Todavía no tengo la oportunidad, aunque espero que llegue en algún momento", dice.
Por supuesto que hay un espacio para analizar el presente y el futuro del tenis. "En hombres no vamos a tener a un top como Fernando González, pero yo creo que sí en los próximos años. Y en mujeres, ojalá que nos siga yendo bien y podamos seguir tirando para arriba. Hay un buen grupo y podemos lograr cosas. Ojalá pronto haya una referente en el tenis. Podría ser yo, tengo las condiciones para estar más arriba, aunque debo ir paso a paso, esto recién comienza. Pero sí, uno de mis sueños es ser una referente del tenis chileno".
Por eso, hay un concepto que la marca y que incluso llegó a tatuarse en un brazo: perseverancia. Ya sea en el paradero de Tomás de Campanella o en el All England, ella sabe que hoy tiene una nueva oportunidad para despegar y cumplir sus sueños.
Afuera llueve fuerte y hay que emprender el regreso. No importa, Daniela no pierde la sonrisa.
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