El grupo yihadista Estado Islámico (EI) puede haber cometido en Irak los tres delitos internacionales más graves: genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, según un informe del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos.

"El esquema manifiesto de ataques contra la minoría yezidí indica la intención del EI de destruir" a estas personas como grupo, lo que sugiere claramente que "podría haber cometido un genocidio", resalta el informe, publicado hoy.

El documento fue solicitado el pasado septiembre por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU al Alto Comisionado tras una sesión especial de éste organismo dedicada a la crisis en Irak.

Se envió al país una misión especial de investigación a finales del año pasado que se dedicó a entrevistar a más de un centenar de personas que fueron testigos y sobrevivieron los ataques del EI desde junio del 2014 a febrero del 2015.

El informe documenta la muerte brutal de centenas de hombres y chicos yezidís en el valle del Nínive en agosto pasado, que fueron asesinados a sangre fría tras ser separados de las mujeres y los niños.

Las mujeres fueron secuestradas como "botín de guerra" y vendidas como esclavas sexuales.

Con minuciosidad, el informe recuenta como niñas yezidíes de entre seis y nueve años fueron violadas repetidamente por los militantes yihadistas, y como estos combatientes intentaron provocar abortos en mujeres embarazadas al maltratarlas y violarlas repetidamente.

A los niños menores de 15 años se les reclutó, se les obligó a convertirse al Islam, se les inculcó la cosmovisión yihadista, y se les entrenó militarmente, haciéndoles ver, entre otras, decapitaciones repetidamente.

La comunidad yezidí es una minoría religiosa afincada en el Kurdistán -territorio repartido entre los Estados de Turquía, Irak, Siria e Irán-, seguidora de una antigua religión monoteísta preislámica.

Por otra parte, el texto documenta que además de centrarse en la minoría yezidí, el Estado Islámico ha cometido abusos generalizados, entre ellos asesinatos, torturas, violaciones, esclavitud sexual, conversiones forzadas y reclutamiento de niños, que podrían constituir crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra.

El EI ha infligido un trato brutal a otros grupos étnicos, entre ellos los cristianos, los turcomenos, los sabenos, los mandeanos, los kaka'e, los kurdos y los chiís, señala.

El informe documenta también atrocidades cometidas por el Ejército iraquí y por las milicias afines, entre ellas asesinatos, torturas, secuestros y desplazamientos forzados.

Según el texto, durante el verano boreal de 2014, mientras la operación contra el EI progresaba, las milicias afines al gobierno iraquí "operaban con total impunidad, dejando un cortejo de muertos y de destrucción tras ellas".

Como indica un testigo incluido en el informe, "cundo el Ejército iraquí y los 'voluntarios' nos liberaron del yugo del EI, esperábamos que las cosas iban a mejorar. En lugar de ello, pillaron y quemaron las casas argumentando que todos éramos del EI, no es verdad, nosotros somos solo gente pobre".

El informe concluye recordando al gobierno iraquí que es su responsabilidad asegurar que toda las fuerzas, grupos y unidades armadas organizadas son puestas bajo un comando único responsable del comportamiento de sus subordinados.