El primer ministro británico David Cameron, está sintiendo la agitación política por sus cercanos vínculos con individuos del imperio mediático de Rupert Murdoch, en medio del escándalo por las escuchas ilegales.

El premier acortó su viaje a Africa y convocó una sesión de emergencia del Parlamento para este miércoles con el fin de poder dirigirse a los legisladores sobre el escándalo.

El líder de la oposición, Ed Miliband, dijo que Cameron necesita responder "muchísimas preguntas" sobre su relación con Brooks, James Murdoch y Coulson, el ex director de News of The World que fue se jefe de prensa.Coulson renunció al cargo en enero y es una de las 10 personas que fueron arrestadas dentro de la investigación.

"En este momento, Cameron parece incapaz de proveer la dirección que el paí­s necesita", expresó Miliband. Cameron insistió en que su gobierno "había adoptado una medida muy decisiva" cuando dispuso que un juez encabezara una pesquisa a las irregularidades del tabloide, así como a las relaciones entre políticos, los medios de difusión y la policía.

"Hemos contribuido a garantizar una investigación policial amplia y con recursos adecuados para que pueda llegar al fondo de lo ocurrido, de las irregularidades, y hemos mostrado una transparencia total en lo que se refiere a los contactos con los medios de difusión", dijo el primer ministro.

El escenario se complica aún más con la dimisión de los dos altos jefes de la policía de Londres, Paul Stephenson y John Yates, a lo que se suma el hallazgo del cuerpo del ex reportero de News of The World, Sean Hoare, encontrado muerto en la localidad de Watford y quien denunció las anomalías en el tabloide sensacionalista cuando su editor era el hasta hace poco jefe de prensa de Cameron: Andy Coulson.

Los legisladores británicos interrogarán mañana a Murdoch, a su hijo James y a Rebekah Brooks, la destronada ejecutiva del brazo de periódicos británicos de Murdoch, en una muy esperada audiencia pública televisada sobre el escándalo. Los legisladores esperan conocer más sobre la magnitud del espionaje telefónico por parte de los periodistas británicos y saber quién en el imperio mediático de Murdoch estaba enterado de lo que presuntamente ocurrió en el ya desaparecido tabloide News of The World.