La agresión militar de Rusia contra Ucrania, así como el aumento del extremismo y la violencia sectaria en Medio Oriente y Africa del Norte, coparán la agenda de la cumbre de dos días que la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN)  inicia mañana, en Newport, Gales. En la que es considerada una de sus reuniones más cruciales, la Alianza volverá a calificar, por primera vez en mucho tiempo, a la defensa colectiva como su tarea más importante, en un reflejo de las crecientes amenazas que enfrentan sus 28 miembros.

La cumbre, organizada en el lujoso Celtic Manor Resort, será una de las más grandes organizadas por la OTAN y quizás la más importante desde la caída de la Unión Soviética. Aunque el tema principal de la cita sería el fin a la misión militar en Afganistán tras 13 años, la agenda estará marcada por las crisis en Ucrania. En ese sentido, los líderes de la  Alianza prevén adoptar un plan de acción, que considera el  envío de "fuerzas de reacción extremadamente rápidas", que según The New York Times, consiste en una fuerza de 4.000 hombres, capaz de replicar en 48 horas cualquier movimiento de tropas  rusas en el este de Europa.

La OTAN vuelve, de este modo, al objetivo primitivo del año de su creación, en 1949: garantizar la seguridad de cada uno de los miembros de la Alianza a través de la legítima defensa colectiva. Este principio rigió hasta la caída de la Cortina de Hierro, en 1989, en el marco de la Guerra Fría.

Cuando el Pacto de Varsovia se resquebrajó, la OTAN  se entendió como un actor de seguridad que operaba a nivel global. Y Rusia no era vista como un rival. Se descartaba la posibilidad de una guerra en Europa. Pero hoy, el propio anfitrión de la cumbre, el primer ministro británico, David Cameron, admite que "debemos... revisar nuestra relación a largo plazo con Rusia". "Mientras que la OTAN siempre ha buscado ser un socio para Rusia, no una amenaza, está claro que Rusia ve a la OTAN como adversario", escribió.

En respuesta, Mijail Popov, secretario adjunto  del Consejo de Seguridad Nacional de Rusia, advirtió ayer que Moscú hará frente a la "amenaza" que supondrá el incremento de presencia militar de la OTAN cerca  de sus fronteras. Mientras, el canciller ruso, Sergei Lavrov, acusó a la OTAN, EE.UU. y la UE de "alentar al 'partido de la guerra'" en Ucrania.

En este clima de gran tensión, el Kremlin denunció  la publicación en la prensa italiana de declaraciones "sacadas de contexto" del Presidente Vladimir Putin -citadas por José Manuel Barroso, presidente saliente de la Comisión  Europea-, afirmando que Rusia podría tomar Kiev "en dos semanas".

Los países miembros de la  OTAN que formaban parte del Pacto de Varsovia, en particular Polonia y los países Bálticos, reclaman desde el comienzo de la crisis en Ucrania una mayor presencia del bloque en sus territorios. Al respecto, la Alianza dejó la puerta abierta a que Kiev ingrese a la OTAN, en un claro mensaje de apoyo y solidaridad frente a las hostilidades de Moscú.