Maximiano Errázuriz relata que en septiembre de 1973, cuando el régimen militar disolvió el Congreso, la corporación le preguntó si quería jubilarse. Él tenía 28 años y se había convertido en diputado hacía solo cuatro meses. Si hubiera tenido 29 -le dijeron-, y llevara un poco más de tiempo en la Cámara, se podría haber jubilado con un promedio de su dieta parlamentaria de los últimos años.
En dictadura ese sistema se eliminó y la opción de jubilación de los legisladores quedó en manos del sistema de AFP, aunque no imponen de manera obligatoria.
Errázuriz explica que en los 90 -cuando se restableció el Congreso-, junto a un grupo de diputados en el que estaba también Gutenberg Martínez (DC), crearon una mutual que permitiera a los parlamentarios contar con una suerte de indemnización en caso de dejar el cargo, aunque también podían retirar sus recursos antes.
Cuando Martínez dejó el Congreso, la administración de la mutual -que llegó a contar con 50 cotizantes entre diputados y senadores-, quedó en manos del, en ese entonces, legislador RN. Hoy, después de seis años fuera de la corporación tras ser condenado por fraude al Fisco, Errázuriz sigue a cargo del fondo común.
Aunque actualmente queda un grupo reducido de parlamentarios -no más de cinco, comenta, y donde uno de los últimos en retirar sus dineros fue el senador DC Jorge Pizarro-, dice con orgullo que el sistema probó ser “exitoso” y que todos consiguieron una alta rentabilidad.
“Yo coticé con varios bancos y financieras hasta que finalmente nos quedamos con el Banco de Chile. Nuestra persona de contacto iba mensualmente al Congreso a dar cuenta de nuestras inversiones. Cuando había que invertir los dineros en determinados instrumentos, yo le consultaba a los diputados Julio Dittborn y Pablo Lorenzini, quienes me aconsejaban”, explica.
A diferencia del sistema que utilizaba el fallido fondo solidario de los diputados -que se cerró hace algunos meses tras ser objetado por una auditoría interna, generando una pérdida significativa de recursos para los aportantes- la mutual no funcionó con una cuenta dentro del Congreso, sino que eran enviados directamente al banco.
Errázuriz cree que hubo una mala administración del fondo solidario, tras cuyo cierre los legisladores recuperaron solo entre un 45% y un 25% de lo que habían aportado. “La mutual funcionó porque no había un sistema de reparto sino de capitalización individual. Cada uno aportaba un monto diferente”, afirma.
En contraste, el fondo solidario funcionó mediante el aporte de $ 350 mil mensuales por cada diputado. Al finalizar cada periodo legislativo, un porcentaje de ese “pozo” se distribuía entre los que perdían la elección o decidían no repostular a la Cámara.
Ese sistema falló luego de que varios aportantes decidieran abandonarlo, por lo que perdió el número mínimo de fondos que debía recaudar para seguir funcionando. A juicio de sus defensores, el principal factor de esta fuga fueron los temores que generó entre los mismos parlamentarios el eventual juicio crítico de la opinión pública. Sobre todo, cuando en medio de un periodo de crisis de la política y pérdida de confianza, el fondo fue objetado por la consultora Ossandón&Ossandón.
Errázuriz se apresura a clarificar, a propósito de la mutual, que “aquí no hay ningún favor especial del Congreso”, y que, a su juicio, “la opinión pública debe tener claro que los parlamentarios no salen del Congreso con ningún beneficio previsional distinto que el resto de los chilenos”.
Admite que cuando fue acusado de fraude -por mal uso de asignaciones parlamentarias-, algunos congresistas “tuvieron temor por lo que pudiera haber pasado con sus fondos”, pero que “cuando pudieron confirmar que sus fondos estaban intactos, fue muy tranquilizador para todos, y para mí también”.
Acerca de por qué continúa administrando la mutual pese a llevar tanto tiempo fuera del Congreso, el ex RN indica que no ha renunciado porque eso significaría hacer una reunión especial y modificar los estatutos, lo que, a estas alturas del partido, “no vale la pena”. Entre sus funciones de administrador de la mutual está autorizar el retiro de fondos de parte de quienes quieran hacerlo.
Uno de los pocos que se mantienen en la mutual es el diputado René Manuel García (RN), quien siguió “cotizando” en ella en paralelo a sus aportes al fondo solidario. Pese a que fue uno de los afectados por el segundo sistema, también lo defiende: “Esta era una plata que uno ponía para los diputados que se iban. No les gustó a unos porque no sé qué pasó, pero al menos se ayudó a hartos diputados. Se acabó, yo creo, porque nunca entendieron que era un sistema solidario”, comentó.