Claudio Bravo sufre en Moscú. A esta altura de la Copa Confederaciones, la sentencia no parece novedosa, porque de inmediato se asocia a la rebelde lesión que afecta al portero. El punto es que detrás hay mucho más que el desgarro de un centímetro en el gemelo izquierdo. El daño que sufre el arquero histórico de la Roja es físico y, principalmente, mental.

No es el mismo Bravo de otras giras. El de ahora lleva una carga mayor, deportiva y personal. La gran pregunta es qué pasa con el capitán, que es parte de la delegación, pero que inevitablemente debe estar pendiente de situaciones que están muy lejos de Moscú. Si no fuera por el peso y la importancia que tiene en el equipo, probablemente ya se habría ido de la capital rusa. Ni siquiera los avances que ha tenido en la cancha, destacadas por Pizzi antes del partido con Camerún, sacan de su estado neutral al cancerbero.

La temporada que se le viene a Claudio no será sencilla. Después de un primer año muy irregular en el Manchester City, azotado por las críticas de la prensa y por haber perdido el puesto de titular por un largo tiempo, el cuadro inglés puso al lado de Bravo a un arquero de 45 millones de dólares (el segundo fichaje más caro de la historia para el puesto). Se trata de Ederson, proveniente del Benfica de Portugal, quien con 23 años es reconocido como uno de los metas con mayor presente y futuro en Europa.

Una pelea que el chileno de 34 años ya conoció en el Barcelona y que finalmente perdió frente al alemán Marc-André ter Stegen. En la última etapa de su carrera, Bravo no quiere pasar por una incertidumbre así, pero deberá hacerlo obligatoriamente, salvo que el mercado europeo le genere una sorpresa todavía más grande antes del reinicio de la próxima temporada.

En ese sentido, el portero tiene sólo una cosa clara. No puede reintegrarse al City, el club que le paga su sueldo mes a mes, sin estar al ciento por ciento de su capacidad. Es ahí cuando su desgarro en el gemelo también comienza a doler en la cabeza. Como se cuenta desde la concentración de Chile, cada vez que siente dolor por su lesión, piensa en no tener una recaída que le cuesta llegar en desventaja respecto a Ederson. Por eso no quiere forzar nada.

Para sumar preocupaciones, Bravo es la cabeza de toda la negociación por los premios de la Selección. Además de su situación deportiva y física, el líder del plantel también debe meterse en temas económicos, engorrosos para los deportistas, hasta que les toca cobrar. Fue el capitán quien revisó los últimos contratos de la ANFP para presentar la defensa del monto que exige con sus compañeros frente a la dirigencia. Éste es otro asunto que retiene al jugador en Moscú.

A todo eso se agrega, por si fuera poco, su litigio en España contra la Real Sociedad por el 10% de la transferencia al Barcelona. Por culpa de este conflicto, tuvo que abandonar el régimen de la Roja por casi 48 horas, lo que obviamente ralentizó su proceso de recuperación. Por todo esto, también se ganó el repudio de la hinchada de San Sebastián.

Ya antes de unirse a la concentración de Chile en Santiago, el portador de la jineta del Equipo de Todos reconoció abiertamente, en tono algo de queja, que ya suma varios años de vacaciones incompletas por estar con la Selección. Nadie puede olvidar las dos copas que ha levantado con el escudo nacional, pero el costo de eso hoy parece golpear de otra forma a Claudio Bravo. Los problemas lo encuentran en otra etapa de su vida, con temas familiares por resolver además, relacionados directamente con su futuro en el fútbol. Hoy Bravo está en Moscú, pero su cabeza no está totalmente en capital de Rusia.