A principios de 2012, Yaritza Retamales ni se imaginaba poder ingresar a la universidad. Cursaba el último año de educación media en el Liceo Comercial de Angol, estudiaba secretariado y con un 6,6 tenía el promedio más alto de su curso. "De manera inesperada me enteré que podía ingresar al propedéutico de la Universidad Católica de Temuco y no dudé en intentarlo", relata la joven.
Después de aprobar ese programa, ingresó en 2013 al Bachillerato de Ciencias y Humanidades del plantel y el año pasado entró a estudiar Ingeniería Civil Industrial, con excelentes resultados que le permitieron aprobar todos los ramos y pasar a segundo este 2015.
"Yo sabía que mis padres no tenían recursos para pagar mi educación y por eso entré a un colegio técnico, pensando en egresar, comenzar a trabajar y después poder pagar alguna carrera en un instituto", cuenta Retamales.
Su padre es conductor de colectivo y su madre temporera agrícola. Y Yaritza se transformó en la primera de toda su familia en entrar a la educación superior.
La historia de esta joven se repite en cientos de estudiantes que han logrado ingresar a la universidad sin la necesidad de tener un alto puntaje en la PSU. Mediante los programas de propedéutico se da más valor al talento de los alumnos, su promedio de notas y la responsabilidad para asistir a las clases de preparación. En el caso de la U. Católica de Temuco, se realizan durante 16 sábados, según destaca el rector, Aliro Bórquez.
Esta vía de ingreso también existe en otros 16 planteles. La Universidad de Santiago comenzó con está vía especial de ingreso en 2007 y ya han sido beneficiados 364 estudiantes, detalla la directora del el Programa Propedéutico Usach-Unesco "Nueva Esperanza, Mejor Futuro", Lorna Figueroa.
La académica explica que "es un sistema de selección que valora la posición del estudiante entre sus pares, considerando el ranking de notas en cada curso". Y destaca que se trata de una vía de ingreso especial, que permite a jóvenes vulnerables con buenos resultados académicos el ingreso a esta casa de estudios, a quienes el actual proceso de selección margina de la educación superior.
Figueroa plantea que "en nuestra realidad nacional se conjugan dos aspectos que influyen fuertemente en perpetuar un sistema de exclusión en el acceso a la universidad: 1) baja expectativa de resultados satisfactorios en la PSU, debido a la mala calidad de la educación recibida y 2) precariedad social, lo que les impide postular a las universidades.
BECAS
El rector Bórquez de la U. Católica de Temuco es un convencido de que la PSU no puede ser la única vía de ingreso válida a la educación superior. Por esto ha potenciado el propedéutico en ese plantel, para dar mayores oportunidades a los estudiantes más vulnerables. Pero además estima que se debe modificar los mecanismos de entrega de becas y créditos.
Según plantea, el Mineduc otorga principalmente estos beneficios en base a los puntajes de la PSU y asegura que "esto provoca que cientos de estudiantes meritorios seleccionados por las universidades no pueden postular a becas y tampoco a créditos porque los requisitos académicos difieren".
El rector añade que en 2014 hubo 1.028 (el 39%) estudiantes con el máximo puntaje ranking posible (850) que no pudieron postular a becas, porque no alcanzaron 500 puntos PSU promedio lenguaje y matemática; entre ellos hubo 805 que tampoco pudieron postular a crédito por no tener 475 puntos PSU. Por esto, recalca que si se ponderaran adecuadamente los puntajes PSU, NEM y ranking, "todos estos excelentes estudiantes habrían podido estudiar becados".
Y en tal sentido la propuesta de algunos rectores es que es que las ayudas sean entregadas ponderando las cuatro PSU, las NEM y el ranking, en las mismas proporciones que utilizan las universidades para cada carrera.