El gol de Sergio Ramos, seleccionado español que de seguro estará enfrentando a Chile el próximo 18 de junio en el Maracaná, volvió a poner sobre la mesa un tema siempre presente en torno a la Roja de Jorge Sampaoli. Y es que la baja estatura de los zagueros nacionales, por lejos los más bajos del Grupo B de la Copa del Mundo (promedio de 1,79 metros), parece  ser una invitación sugerente para que los rivales intenten sorprender a través del juego aéreo, al tiempo que desnuda la crisis de defensores que viene experimentando la competencia local en los últimos años.

No por nada, Sampaoli ha debido insistir con jugadores polifuncionales como Gary Medel y Francisco Silva, para nombrar a los más emblemáticos, en una posición donde habitualmente se privilegia la altura. Ambos jugadores, que en sus clubes siempre lo han hecho como mediocampistas, no superan los 180 centrímetros de estatura, lo que obviamente es un hándicap cuando enfrente hay rivales con una mayor envergadura física.

En el caso de las otras selecciones del Grupo B, la altura no deja de ser un asunto a tomar en cuenta tanto en defensa como en ataque. España, por ejemplo, cuenta con Sergio Ramos (1,83 metros) y Gerard Piqué (1,92), además de Sergio Busquets (1,89), Alvaro Negredo (1,86) y Fernando Llorente (1,95).

El casildense no parece en todo cado preocuparse mayormente con la diferencia de centímetros. El técnico no esconde su predilección por  jugadores veloces  y un alto grado de anticipo en el mano a mano. Quizás esta predilección tomó más relevancia en el último tiempo con el bajo presente físico y futbolístico de Marcos González, que lo obligó a buscar variantes en la última línea, sin perder la habitual agresividad a la hora de recuperar el balón.

POCOS GOLES EN CONTRA

El modelo de trabajo de Sampaoli para contrarrestar esta diferencia de centímetros apunta a tres aspectos básicos. El primer factor tiene que ver con el anticipo, es decir, estar atento con su marca, pero también con el hombre que busca el centro. La idea del DT es sacar uno o dos pasos de ventaja para ganar la posición.

El rechazo es otra de las variables que busca mejorar el cuerpo técnico. El ejemplo de Gary Medel es lejos el más llamativo. Pese a ser un tipo bajo para la posición de zaguero central, su capacidad de brinco disimula los 10 o 15 centímetros que le puede sacar un rival.

El último aspecto tiene que ver con lo que Sampaoli denomina el duelo mano a mano. No se plantea duplicar. Hace responsable a cada dirigido de una marca específica, además de poner a otros jugadores en zonas de peligro. Casi siempre defiende todo el equipo en su propia área cada balón detenido en contra.

Hasta ahora, esta fórmula le ha dado enormes resultados. De los 16 goles en contra que recibió al mando de la Roja, sólo uno fue de balón detenido. Brasil, en abril del año pasado, aprovechó un córner para marcar el empate transitorio en Belo Horizonte. Otros dos goles de cabeza recibidos en el proceso fueron producto de centros a la entrada del área con la defensa en retroceso.

"Tenemos varios jugadores que manejan bien el tema aéreo. Por algo en las Eliminatorias no tuvimos problemas", reconoció Medel, quien al igual que Sampaoli, no parece preocuparle demasiado la altura.