Valentina Toro (17) camina por el Polideportivo de La Florida sonriente y carismática. Saluda a mucha gente. Se ve que está rodeada de personas que la conocen desde muy pequeña. "¡Grande number one!", "¿cómo está la número uno?", le dicen algunos al pasar. Otros simplemente interrumpen sus conversaciones y la abrazan de manera afectuosa. La están felicitando porque hace apenas dos semanas, la Federación Mundial de Karate la confirmó como la nueva número uno del mundo en la categoría 16-17 años, menos de 59 kilos. Esto, tras ganar su cuarto torneo panamericano, en Buenos Aires,
Atiende a El Deportivo mientras compite. El Torneo Regional de su categoría empieza a las 18.30 horas, pero la campeona llega a las 10 al polideportivo. "Llamaron a mi papá para que sacara fotos y aproveché de venirme con él. Me tiro a dormir en las galerías o veo las peleas de mis compañeros hasta que me toque", cuenta relativizando la espera.
A los 13 años empezó a mostrar sus pergaminos ganando su primer Panamericano. Dos años después, el mundo entero de las artes marciales la empezó a conocer. Su primer Mundial: "Salí quinta, le gané en la primera ronda a Siria, después a República Checa, en la tercera a Grecia y en la cuarta perdí con Egipto. El bronce lo perdí con Japón. Empatamos a uno y decidieron los jueces", comenta sentada en una banca en el frontis del polideportivo, pero no orgullosa ni tampoco conforme.
"Rasguñé la medalla. Era más chica y fui con ese objetivo; en el bronce empatamos a uno y decidieron los jueces por la japonesa. Igual Japón es una gran potencia en el karate, ellos lo inventaron prácticamente. A Chile casi nadie lo conoce. Cuando llegué al Mundial, hablé con la japonesa y ella pensaba que yo era de Canadá. Siempre tengo que explicar dónde queda Chile. Yo creo que eso pesó en la decisión de los jueces", opina.
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Valentina Toro posa en el Polideportivo de La Florida. Foto: Luis Sevilla.[/caption]
Justamente ese inconformismo le alaban sus más cercanos. César Tolorza, su entrenador, por ejemplo, sostiene: "La Vale se construyó desde el fracaso, como muchos deportistas. Cuando empezó salió séptima en un Regional y clasificaban seis al Nacional. En ese momento entendió que el compromiso, la disciplina y la responsabilidad eran vitales. Ése y su amor por el karate son sus puntos más fuertes".
Las características que rescata su entrenador tienen a Valentina con posibilidades, incluso, de clasificar a Tokio 2020. "Es difícil", dice Tolorza. Pero ella no se achica, es ambiciosa: "El período de clasificación empieza en 2018. Entran los 50 primeros de la WKF y yo como aún no tengo edad (cumple 18 en febrero) ni siquiera estoy dentro de ese ranking. Entonces no puedo competir en los premier league, que son los torneos que dan puntos. Tengo que entrenar para quedar en la adulta y así ir al Mundial para empezar a puntuar y clasificar a los Juegos".
Para Toro, de hecho, el objetivo principal no es clasificar. "Me duele la guata de sólo pensar en una medalla olímpica, me pongo nerviosa. Si no se puede clasificar para 2020 por un tema de edad, entonces será para 2024. Voy a ir a buscar medallas. Por el horario de mi preu, tengo que entrenarme con la selección adulta. Mejor para mí, más roce. Tampoco veo tanta diferencia. Nos han hecho pelear y les he ganado a varias", anticipa, con una confianza enorme.
Su meta más cercana, sin embargo, es el Mundial juvenil en España, del 20 al 29 de octubre. "Voy a buscar la medalla que se me quedó ahí colgando", dice recordando su quinto lugar de 2015. "Me meto al ranking, busco los nombres de las niñas que me tocan y las busco en las redes sociales para ver si suben videos peleando. Ellas deben hacer lo mismo conmigo", afirma Toro sobre parte de su preparación para la cita planetaria.
Pese a la dedicación y el profesionalismo, Valentina no deja de ser una joven de 17 años común y corriente. Dice tener muchos amigos y un hobby: la actuación. En su tiempo libre tomó clases. Ha grabado comerciales y también programas de televisión. De hecho, en un momento le sirvió para costear sus gastos deportivos (hoy todo se lo paga la Federación). "Me llaman todavía de castings, igual es buena plata y aprovecho de dejármelas para mí", cuenta Toro, quien también confiesa inspirarse en las figuras de acción femeninas del cine. "Siempre las he amado, desde chica, son mis ídolas. Kill Bill y Resident Evil me encantaban". Demasiado joven para recordar la serie Kung Fu, pero le encanta que la bautizen como la Pequeña Saltamontes, como el maestro apodó a su protagonista,
Además, está en cuarto medio y se prepara para dar la PSU. Quiere estudiar Ingeniería Civil Industrial en la Universidad de Chile. Otro objetivo ambicioso. "En el colegio tengo jornada completa, hasta las 16.30. Después me tengo que ir a entrenar de 18.00 a 21.00, a veces 21.30. Llego tipo 22.00 a mi casa, me baño y como. A las 23.00 me pongo a estudiar, porque obviamente tengo que preparar el colegio. Igual me va bien, tengo promedio 5,8-6,0, por ahí andamos. De hecho, ahora ando con mis cuadernos para estudiar", relata la karateka. Y cumple.
Después de atender a El Deportivo, Valentina se va a estudiar Historia, pues se le acerca una prueba. También cumple en lo deportivo: se quedó con el Regional adulto y juvenil.