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La perfumista Carolina Herrera habla sobre su última creación

<img height="15" alt="" width="50" border="0" src="http://static.latercera.cl/200907/438240.jpg " /> En una entrevista con la revista Mujer, la hija de la diseñadora venezolana, comenta su nuevo perfume CH Men.

Que no. Que no se llama Carolina Adriana. Que por favor no le pongan así en las entrevistas, porque ese no es su nombre. "Durante más de 35 años me llamé Carolina y no me parece adecuado que para diferenciarme de mi mamá me llamen de otra manera, sólo porque ahora trabajo con ella. Somos muchas las 'Carolinas' Herrera: también hay una prima y una tía. Yo no soy la única".

Al teléfono desde su casa en Aliseda, en Extremadura (España), la hija de la diseñadora venezolana responde así cuando se le pregunta cómo es llevar el nombre de su ultra famosa madre. Lejos de ser un problema, para ella es un orgullo compartir el nombre con su progenitora. Mal que mal, la modista ha creado un imperio en torno al buen vestir y la elegancia.

De niña, Carolina hija –¿la podremos llamar así?– era una chica muy flaca y bastante tímida que corría por los pasillos de una casona de 65 cuartos. Había sido construida en 1590 en las cercanías de Caracas y hoy es famosa por ser la casa habitada por más años en todo el mundo occidental. Ahí vivían María Carolina Josefina Pacanins y Niño (ese es el verdadero nombre de la diseñadora), las dos hijas de su primer matrimonio, y las dos que tuvo con el empresario Reinaldo Herrera.

La pequeña Carolina alternaba su apacible vida en esta hacienda con permanentes viajes a Nueva York, donde su familia tenía otro hogar. Ahí, sus padres se codeaban con personajes como la Princesa Margarita de Inglaterra o el artista Andy Warhol, rey del arte pop.

Al terminar el colegio en Venezuela, no quiso estudiar ninguna carrera ligada con los intereses económicos de su familia; ella eligió sicología y se matriculó en una importante universidad norteamericana. Según cuenta, siempre le resultó atractivo descubrir los matices del ser humano y por eso recurrió también al cine. Así, terminados sus estudios, se instaló en Los Ángeles y montó una pequeña productora de documentales. Lo primero que hizo fue viajar a España: lo que quería era grabar un film sobre la tauromaquia.

En este viaje conoció al torero Miguel Báez, El Litri, y tres años después comenzaron a salir. Se enamoraron, se casaron y tuvieron tres hijos –Olimpia , Miguel y Ban-Ban–, con los que Carolina está reviviendo su infancia. Todos juntos habitan una casa de campo llamada Los Guateles, en Aliseda, y constantemente están viajando a Nueva York. Es como si necesitara fundir la paz del campo y la agitación de la ciudad para estar en equilibrio. Porque le gusta la lluvia y los perros y el olor a jazmín, pero también la buena literatura, el buen cine y el buen teatro.

LA PERFUMISTA
En 1997, cuando su madre lanzaba al mundo esa fragancia tan urbana que es 212, Carolina comenzó a colaborar con ella en el fascinante mundo de la perfumería. No estaba en sus planes, pero el desafío era interesante. Su rol era representar en este proyecto "otra parte de la historia de Carolina Herrera". A ambas les gustó trabajar juntas, y decidieron seguir haciéndolo. Diez años después, Carolina hija sorprendió al mundo con el perfume CH Woman, de aroma fresco y floral, algo dulce y con toques orientales, cuyo frasco cubierto con cuero rojo ha sido ampliamente celebrado. Y no ha parado más.

–¿Qué es lo que más te gusta de trabajar en perfumería?

–Me encanta su lado misterioso, eso de no saber si lo que creaste va a ser un éxito o un fracaso. Es algo impredecible: no hay una fórmula que te lo asegure. También me atrae la mezcla con la que se trabaja. Un día estás concentrada en un laboratorio con sustancias completamente sintéticas y al siguiente estás rescatando el olor que emana de una plantita que sólo crece en un valle escondido dentro de un país lejano.

–¿Te dedicarás algún día también a la moda, como tu madre?

–No estoy cerrada a nada, pero por ahora no me lo he planteado. Antes, cuando estaba metida en el cine, tampoco me imaginé que iba a hacer perfumes. Por ahora estoy feliz en esto. La moda crea el signo de la casa pero tiene otro ciclo: la ropa se renueva cada seis meses, mientras que un perfume demora mucho más y puede ser un clásico. Además, llega a muchas más personas.

La última creación de esta apasionada de los aromas es CH Men, la versión masculina de su aplaudida fragancia anterior. Acaba de llegar a las tiendas bajo el formato de un frasco cubierto en cuero café y notas olfativas escogidas por su capacidad de evocar aventura, pasión, savoir faire, excentricidad y elegancia.

–En las imágenes publicitarias de este perfume apareces con maletas como telón de fondo. ¿Qué simbolizan?

–Cuando comienzo un nuevo proyecto, intento encontrar un hilo conductor, algo que le dé sentido a la nueva creación desde el principio hasta el final. Para éste, lo primero que hice fue pensar en el significado de la palabra viajar, que es mucho más que recorrer distancias. Para mí es dejar atrás la vida que estamos acostumbrados a llevar y, de repente, tener la posibilidad de mirar desde lejos. Esa perspectiva te ayuda a entender mejor. Se puede hacer dentro de una habitación y no sólo en un coche o un avión.

–¿Con qué tipo de hombre relacionas este nuevo perfume?

–Lo imagino elegante,masculino y sofisticado. Pero es una elegancia natural, que nace de forma espontánea y no está necesariamente ligada al aspecto físico. Un aventurero de la vida, amante de la naturaleza y con una gran afición por perderse en las callejuelas de las grandes ciudades en busca de librerías antiguas y pequeños cafés. Optimista, divertido y algo excéntrico, con un aura demisterio a su alrededor y, de vez en cuando, con ese despiste que lo hace terriblemente encantador. Un hombre soñador, apasionado, auténtico y vital. Alguien que tras una imagen impecablemente profesional esconde sorpresas inesperadas y seductoras.

–¿No será demasiado pedir?

–Uno se pregunta si realmente existen hombres así y tengo que ser honesta: al principio yo misma tenía mis dudas y esa curiosidad me empujó a llevar a cabo este proyecto. Con mi equipo nos abocamos a elaborar un listado de los que fueran capaces de reflejar los valores masculinos de este nuevo perfume y luego hacer con ellos un documental que forma parte de las estrategias de marketing de esta fragancia (se mostrará en los lanzamientos). No buscamos modelos en un sentido tradicional, sino personajes que estuvieran dispuestos a ayudarme a descubrir cómo es el hombre de este siglo.

–Qué agradable tarea ésta de ir a buscar hombres "ideales". ¿Cómo los encontraron?

–A algunos los conocía; a otros, no. Se fueron presentando de a poco, hasta que reunimos cerca de 100. Fue difícil escoger; muchos se descartaron simplemente por problemas de agenda. Así, llegamos a los ocho con los que trabajamos. El nexo en común de todos es que son reales y apasionados. Son soñadores que trabajan duro para hacer realidad sus deseos y valoran las cosas importantes de la vida, sin renunciar jamás al sentido del humor. Todos ellos son grandes profesionales con un prestigio muy elevado, aunque sus nombres sean probablemente desconocidos para el gran público.

–Entre los escogidos figura un fotógrafo de la National Geographic; un economista que pertenece a la nobleza española; un arquitecto que estudió en Harvard y vive en Beirut; un director de orquesta ruso… Pero hay sólo un latinoamericano: el enólogo argentino Telmo Rodríguez. ¿Por qué?

–No fue algo intencional. No pensamos en nacionalidades, sino en sus logros. Gracias a Telmo, me he acercado a la tierra y a las raíces del olor. De él admiro su pasión, su fuerza, su determinación por recuperar viñedos que estaban en desuso.

–Imagino que tienes tu favorito…

–Es difícil contestar eso, porque cada uno tiene una pasión. Pero puedo decir que me gusta mucho el músico ruso, Tugan Sokhiev. Bajo una apariencia serena y racional, esconde un alma tremendamente artística y sensible. Su músicame encanta y esmuy inteligente. Elmás encantador es el enólogo, creo yo. Ahora, sime preguntas por el físico, me parece que el escultor Palo Samko ¡está guapísimo! Pero al que más conozco es a Jérôme Faillant-Dumas, porque trabajo con él. Es el alma creativa de nuestras campañas y siempre me ha fascinado su energía y creatividad.

–Has dicho que Jérôme te enseñó cómo la publicidad está contribuyendo a crear un nuevo concepto de hombre. ¿Cómo es esta nueva masculinidad?

–Estamos ante un hombre diferente. Antes era un macho muy macho, como el que se asocia con la clásica imagen publicitaria del tipo muy sexy metido en el agua. Ahora ese estereotipo no va. El hombre de hoy es un aventurero, un dandy, un viajero, un padre de familia, un profesional… Sigue siendo masculino pero entran en él nuevas facetas. Ha sabido evolucionar y adaptarse a los tiempos sin perder su esencia.

CONCEPTOS CLAVES
–Antes mencionabas a la elegancia y la sofisticación como parte importante de este nuevo escenario. ¿Cómo entiendes tú estos conceptos?

–Ser elegante no es andar bien vestido, sino saber estar en diferentes situaciones y tener claro cuál es tu lugar. La sofisticación tampoco tiene que ver necesariamente con el glamour. Ser sofisticado es ser inteligente, ser capaz de ver matices.

–¿Y qué características no tiene el hombre CH Men?

–No es obvio, no es vulgar, no es tonto, no es trendy.

–La palabra trendy alude a algo positivo, como estar "in" o ser "el que la lleva". Todo lo contrario de lo que tú insinúas.

–Que te califiquen de trendy es muy negativo. Trendy es una persona que está a la última, pero que sólo sigue lo que le dictan, sin identidad propia. Es tener falta de estilo. Es ser uno más.

Ese es un pecado que Carolina jamás comete. Porque si algo le sobra a esta espigada mujer es estilo propio. Cuando estuvo en Chile, en 2007, recorrió La Chascona con unos comentados zapatos color guinda con tacos de 15 centímetros de altura y el grosor de un clavo. Fuera de eso, sus originales vestidos veraniegos suelen ser alabados por las revistas de moda. Ella no tiene pudor en reconocer que compra ropa usada, aunque su mamá le haya dicho alguna vez que esa ropa huele raro. Además, pocas personas pueden demostrar tan bien como ella lo elegante que pueden ser los jeans, sus favoritos para el invierno. Y, si bien no es bonita en un sentido estricto, la elegancia le brota por los poros, lo que la convierte en una mujer muy atractiva. Radiante, admirada, imitada.

–No debe ser fácil escoger ropa cuando se es la hija de una mujer que ha sido catalogada como una de las mejor vestidas del mundo. ¿Sientes que los demás analizan lo que llevas puesto cuando apareces en público?

–Si miran mi ropa me importa un bledo. Yo soy coqueta, me arreglo como cualquier mujer, pero no me visto por el qué dirán. Eso jamás.

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